Durante este año
hemos actualizado y analizado en el blog de forma pormenorizada los tres
componentes de las Fuerzas Nucleares Estratégicas de Rusia con las entradas
respectivas dedicadas a cada una de ellas: las Fuerzas
Coheteriles Estratégicas (RVSN), las Fuerzas
Submarinas Estratégicas -artículo publicado en la Revista General de Marina en el número
de julio de 2018- y la Aviación
de Largo Alcance. Precisamente en 2018 año entraron en vigor los
límites cuantitativos establecidos por el Tratado START de 8 de abril de 2010,
y que ha sido objeto de especial atención en el blog desde su entrada en vigor
el 5 de febrero de 2011 con entradas periódicas semestrales recogiendo los
datos aportados por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en
cumplimiento de las cláusulas de transparencia establecidas en el propio
Tratado. En este sentido, la permanencia del Tratado de Armas Estratégicas ha
sido hasta ahora una muestra patente del cumplimiento de los acuerdos que
mantienen el régimen de estabilidad estratégica de la posguerra fría entre los
Estados Unidos y Rusia. Como ha dicho el presidente Putin, “nuestras armas son
para preservar la paridad. Nada más”. Sin embargo, paradójicamente se ciernen
negros nubarrones sobre la vigencia de los acuerdos de desarme nuclear entre
las dos grandes potencias, ya que ambas poseen más del 92% de las armas
nucleares que existen en el mundo, y sus arsenales bastarían para arrasar la vida
en el planeta como aseveró el propio presidente Putin hace poco (21 de
diciembre de 2018) a preguntas de los periodistas: “esto nos puede conducir a
una catástrofe global”. Porque, en efecto, la Administración Trump ha continuado
dando pasos destinados a abandonar el régimen de desarme acordado al final de
la Guerra Fría entre Reagan y Gorbachov, régimen que parece que ya no es
suficiente para garantizar la seguridad de los Estados Unidos. Por un lado, el
presidente Trump anunció el 10 de octubre de 2018 que no ve sentido a mantenerse
en el Tratado INF de 8 de diciembre de 1987 que eliminó los misiles de corto y
medio alcance de la ecuación nuclear. Washington considera que existe una violación
del Tratado por parte de Rusia debido al desarrollo del misil de crucero 9M729
con capacidad nuclear para el sistema terrestre Iskander-M. Esto se debe a que,
según los informes de inteligencia que se manejan, este misil de crucero, que
ya se empleó en los ejercicios Zapad-2017 en septiembre del año pasado, superaría
el alcance máximo de 500 kilómetros establecido en el Tratado INF. A pesar de
que Moscú niega estas acusaciones, el presidente Trump dijo el 5 de
diciembre de 2018 que está preparado para abandonar el Tratado INF, aunque concedió un plazo de dos meses para que Rusia se avenga a cumplir estrictamente las obligaciones que le impone el Tratado; en caso contrario Washington suspenderá sus obligaciones y buscará nuevas
opciones que garanticen la seguridad de los Estados Unidos y de sus aliados frente
al desarrollo de armas prohibidas por parte de Rusia. Las exigencias americanas fueron puestas sobre la mesa por la subsecretaria de Estado para el Control de Armas y Seguridad Internacional, Andrea Thomson, al día siguiente precisando que Rusia debe concederles la oportunidad de verificar las modificaciones que se hagan a los misiles de crucero 9M729. Por su parte, Moscú considera que el
desarrollo de sistemas antimisiles balísticos, como consecuencia del abandono
del Tratado ABM en junio 2002, y el despliegue de estos cerca de sus fronteras -en
Polonia y Rumania en la parte occidental y en Corea del Sur y Japón en el
Extremo Oriente además de los destructores equipados con estas capacidades que
navegan cerca de sus aguas- obligaron a “responder con la creación de armas
nuevas capaces de burlar esos sistemas de defensa antimisiles” en palabras del
presidente Putin. Es más, advirtió que “es difícil imaginar cómo va a
evolucionar la situación. Si estos misiles aparecen en Europa ¿qué deberíamos
hacer? Por supuesto, tendremos que garantizar nuestra propia seguridad.” El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, fue un paso más allá y afirmó el 21 de diciembre de 2018 que "el despliegue allí de misiles, apuntando potencialmente a la Federación rusa, llevará a que Rusia -con el objetivo de crear paridad- convierta estos sistemas de lanzamiento en blanco de su arsenal de misiles". Una
segunda razón aducida para poner en tela de juicio la vigencia del Tratado INF
es que solo es de aplicación bilateral y Washington de nuevo considera que
China se está aprovechando de un vacío legal para desarrollar nuevas armas
nucleares que amenazan a los aliados de los Estados Unidos en el Asia-Pacífico
y al despliegue de sus propias tropas en la región. Sin embargo, esta
valoración no es aceptada por las autoridades rusas que consideran que el
mantenimiento del régimen de estabilidad estratégica es un asunto bilateral
entre los Estados Unidos y Rusia. Más grave aún es que, detrás de las denuncias
del Tratado INF, se encuentra la negativa a entablar negociaciones para extender
la vigencia del Tratado START más allá de 2021 a pesar de las reiteradas
apelaciones de la parte rusa, como dijo el presidente Putin el 21 de diciembre
de 2018: “no están llevando a cabo conversaciones para prolongarlo”. La
respuesta rusa ha sido el anuncio del desarrollo de nuevas armas estratégicas
avanzadas que fueron sorpresivamente descritas por el presidente Putin el 1 de
marzo de 2018 en una sesión conjunta de las dos cámaras del parlamento ruso -que
analizamos en la entrada EL
PODER DOMINADOR DE LAS ARMAS NUCLEARES Y LA AMENAZA DE LA GUERRA de marzo
de 2018-. Como reconoció el presidente Putin el 21 de diciembre de 2018: “Ahora
nos dicen que Rusia obtuvo ventajas con ello. Sí, es cierto. Nadie en el mundo
tiene esos armamentos, por ahora.” Pero, según dijo: “no buscamos una ventaja
en la carrera nuclear, buscamos mantener el equilibrio y garantizar nuestra propia
seguridad”. Las observaciones del presidente Putin ponen de manifiesto el
incremento de la función de las armas nucleares en la política de seguridad
rusa (Lee Willet en “Strategic Effect”, Jane´s
Defence Weekly núm. 48, 28 de noviembre de 2018). Por esta razón, desde la
parte rusa insisten, en palabras del presidente Putin, en que “estamos siendo
testigos del colapso del sistema internacional de limitación de armamentos y
del inicio de una nueva carrera armamentista […] sería muy malo para la
Humanidad porque nos aproxima a una línea muy peligrosa.” En los
primeros meses de 2019 sabremos si continúa el Tratado INF y, en consecuencia,
si se podrá extender el Tratado START o nos hallaremos a las puertas de una nueva
carrera de armas nucleares, que combinada con la carrera espacial en curso,
puede producir la destrucción definitiva del régimen de seguridad global
vigente y el inicio de una nueva etapa de las relaciones internacionales, desconocida
desde el final de la Segunda Guerra Mundial, porque habrán desaparecido las
reglas básicas de funcionamiento del sistema y sin un régimen de seguridad internacional
estamos abocados a la guerra.
¿INTERESA A LOS ESTADOS UNIDOS ABANDONAR EL TRATADO INF?
El presidente Trump
anunció el 20 de octubre de 2018 la intención de retirarse del Tratado sobre Misiles de Corto y Medio Alcance (INF por sus siglas en inglés) firmado en Washington el 8
de octubre de 1987 entre el presidente Reagan y el máximo dirigente soviético
Gorbachov y que entró en vigor el 1 de junio de 1988. Este tratado estableció
la eliminación de los misiles nucleares y convencionales terrestres con un
alcance entre 500 y 5.500 kilómetros, así como sus sistemas de lanzamiento y
para mayo de 1992 se habían retirado de servicio 2.692 misiles. Hay que
destacar que el tratado no tiene fecha de terminación. Sin embargo, el gobierno
americano considera que Rusia “ha estado violando el Tratado durante años”. Washington
arguye que Moscú ha estado desarrollando desde 2008 distintos sistemas misilísticos
prohibidos por el Tratado INF y, en concreto, han centrado las críticas en el
desarrollo del misil de crucero Novator 9M729 (SSC-8 en código OTAN), que sería
una versión lanzable desde TEL terrestre Iskander-M del misil naval 3M14T
Kalibr y que, eventualmente, podría ser dotado de ojiva nuclear -véase en este punto el análisis que hace Pavel Podvig en su blog Russian Strategic Nuclear Forces en diciembre de 2018-. De inmediato, las
autoridades rusas calificaron la decisión como “un paso muy peligroso” contra
la seguridad internacional. El viceministro de Exteriores, Sergei Riabkov, dijo
el mismo día que “Moscú observa con preocupación lo que califica de nuevos
intentos de los Estados Unidos de lograr mediante el chantaje que Rusia haga
concesiones en materia de seguridad estratégica internacional.” El propio
Gorbachov comentó el mismo día: “¿Realmente no entienden en Washington a qué
podría conducir esto? Ante esta situación cabe convocar a la ONU y al Consejo
de Seguridad, pues la decisión de Trump afecta a todo el mundo.” Por su parte,
el secretario de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, dijo el 21 de octubre que “seguramente
después de las recientes declaraciones serán necesarias explicaciones por parte
de los Estados Unidos.” Por su parte, el embajador ruso en Washington, Anatoli
Antonov, había adelantado el 10 de octubre que “últimamente se escuchan cada vez
más a menudo las declaraciones de militares americanos diciendo que necesitan
misiles de alcance medio y más corto para contener a China […] ¿Tal vez están
buscando un pretexto para salir del INF acusando de ello a Rusia?” La visita
del asesor de seguridad nacional del presidente Trump, John Bolton, a Moscú el
día 22 de octubre de 2018 para entrevistarse con Sergei Lavrov y Nikolai
Patrushev no despejó las dudas acerca de la decisión anunciada por el
presidente. Y, como sabemos, Trump no suelta una decisión cuando la ha tomado. Por
ello, el presidente Putin aseveró el 20 de noviembre de 2018 que estaba abierto
llevar a cabo negociaciones para asegurar la vigencia del Tratado. Sin embargo,
advirtió que en el caso de que los Estados Unidos decidieran retirarse finalmente
Rusia adoptaría las medidas necesarias para garantizar su seguridad y Moscú tiene
los medios y los recursos para hacerlo, entre ellos todos los nuevos sistemas
de armas que anunció el presidente Putin en su discurso ante las dos cámaras
del parlamento ruso el 1 de marzo de 2018 -que analizamos en la entrada EL PODER DOMINADOR DE LAS ARMAS NUCLEARES Y LA AMENAZA DE LA GUERRA de marzo de 2018-. Los dirigentes europeos han manifestado
su evidente preocupación por el anuncio de retirada americano que vuelve a
complicar las relaciones con Rusia en un momento delicado del conflicto en
Ucrania y que supondría dejar abierta la puerta a una carrera armamentista de
proporciones impredecibles. Sin duda, la retirada americana del Tratado INF supone
la ruptura definitiva de los acuerdos de desarme que pusieron fin a la Guerra
Fría, pero están en línea con la nueva política de defensa nuclear hecha
pública por el presidente Trump el 3 de febrero de 2018 -véase la entrada LA
NUEVA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL Y LA POSTURA NUCLEAR DE LOS ESTADOS UNIDOS
de febrero de 2018-. El argumento es que el mundo actual es muy inestable, hay
grandes potencias que disputan la hegemonía americana y, por tanto, los Estados
Unidos deben tener todas las opciones abiertas para hacer frente a las
amenazas, incluido el desarrollo y despliegue de cualquier tipo de armamento
nuclear que suponga una ventaja comparativa con el potencial adversario.
¡Bienvenidos: el mundo hobbesiano ha regresado!
LA AVIACIÓN DE LARGO ALCANCE DE RUSIA: PODERÍO DE ATAQUE NUCLEAR
El 23 de diciembre
de 2018 se cumplió el 104º aniversario de la Aviación de Largo Alcance: en este
día del año 1914 el zar Nicolás II aprobó el Reglamento de Organización de la
Escuadra de Aeronaves “Ilyá Múromets”. Actualmente, la Aviación de Largo Alcance,
encuadrada dentro de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia (VKS, general
Sergei Surovikin, desde 22 de noviembre de 2017), es un componente más de la
triada nuclear de la Fuerza de Disuasión Nuclear de Rusia y, por tanto, mantiene una
dependencia directa del Estado Mayor General poseyendo la capacidad de ataque
nuclear de largo alcance con los bombarderos estratégicos que tiene encomendada, aunque dispone de otras
capacidades de ataque convencional y antibuque con misiles de crucero sin carga
nuclear y de apoyo a la fuerza de bombarderos estratégicos con la
flota de aviones de repostaje en vuelo Il-78.
La Aviación de Largo Alcance se encuadra en el 37º Ejército Aéreo (general Sergey Kobylash, desde el 16 septiembre de 2016) que reúne dos agrupaciones aéreas principales asignadas a dos zonas separadas del país: por un lado, en la Rusia europea y por otro en Siberia y el Extremo Oriente ruso. En la parte europea se encuentra la 6950 Base Aérea Donbasskaya, en Engels-2, en el oblast de Saratov, sede de dos regimientos de bombarderos estratégicos equipados con 13 Tu-160/Tu-160M1 (121º Regimiento de la Guardia) y 18 T-95MS6 (184º Regimiento), y la 6950 Base Aérea Shaykovka situada en Smolensko, en el oblast de Kaluga, que cuenta con un regimiento de 48 bombarderos supersónicos Tu-22M3/MR (52º Regimiento de la Guardia), que desde el 1 de abril de 2011 reactivó el despliegue avanzado de un grupo aéreo en la base aérea de Olenya, en la península de Kola, dedicado a misiones de ataque antibuque de largo alcance; también desde 2017 se realizan despliegues ocasionales a los aeródromos árticos de Anadyr y Vorkuta demostrando las capacidades de la Aviación de Largo Alcance para operar en aeródromos alejados de sus bases principales. La segunda gran unidad es la 6952 Base Aérea Ternopolskaya, en Ukrainka, en el oblast siberiano de Amur, sede de otros dos regimientos con 36 bombarderos estratégicos Tu-95MS16 (79º Regimiento y 182º Regimiento de la Guardia) y otro regimiento con 30 Tu-22M3/MR (200º Regimiento) en la 6953 Base Aérea Belaya, en el oblast de Irkutsk.
En su misión primaria de ataque nuclear los bombarderos Tu-160 cargan 12 misiles de crucero Kh-55SM o los nuevos misiles de crucero furtivos Kh-102 con ojiva nuclear y los Tu-95MS de 6 a 16 misiles Kh-55 y Kh-102 dependiendo de la configuración de vuelo; además, los Tu-160 pueden lanzar bombas de caída libre equipadas con ojivas nucleares. Para misiones de ataque convencional disponen del misil de crucero de baja detectabilidad Kh-101 y del misil de crucero Kh-555, que han sido empleados profusamente en la campaña de Siria contra objetivos terroristas en Alepo, Idlib y Raqqa con lanzamientos desde larga distancia. Por su parte, los Tu-22M3 de Shaykovka llevaron a cabo intensas oleadas de bombardeo desde la base aérea de Mozdok en el Cáucaso contra objetivos en las áreas indicadas con bombas convencionales de caída libre. Estas misiones se recogen en la entrada LA AVIACIÓN DE LARGO ALCANCE INICIA OPERACIONES AÉREAS EN SIRIA de noviembre de 2015.
Según los análisis más recientes (Kristensen y Norris, 2018) la Aviación de Largo Alcance tiene capacidad para portar unas 616 cargas nucleares en unos 50 bombarderos estratégicos operativos. Hay que tener en cuenta que según las estipulaciones del Tratado START de abril de 2010, los bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95MS6/16 se computan por unidades, con independencia de su capacidad de carga, y los Tu-22M3 están excluidos de la aplicación del Tratado START con la prohibición de no disponer de la capacidad de repostar en vuelo.
Como decíamos al principio, para los despliegues de larga distancia la fuerza de bombarderos estratégicos cuenta con el apoyo de una flota de aproximadamente 18 aviones de repostaje en vuelo Il-78/78M del 203º Regimiento de la Guardia basado en Dyagilevo, en el oblast de Ryazan.
Tanto los bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95MS como los bombarderos supersónicos Tu-22M3 están siendo sometidos a importantes programas de modernización para mantenerlos en estado operativo hasta 2030 mientras se avanza en el desarrollo del bombardero estratégico futuro, denominado programa PAK-DA. De este modo, en 2018 las VKS han recibido un bombardero modernizado Tu-160M1 y cuatro Tu-95MS16. Lo mismo ocurre con los cisternas Il-78M, que serán reemplazados con el nuevo modelo Il-78M-90A con capacidades extendidas para poder llevar a cabo su vital misión en favor de la fuerza de bombarderos de ataque nuclear.
"The world is not enough"
La Aviación de Largo Alcance se encuadra en el 37º Ejército Aéreo (general Sergey Kobylash, desde el 16 septiembre de 2016) que reúne dos agrupaciones aéreas principales asignadas a dos zonas separadas del país: por un lado, en la Rusia europea y por otro en Siberia y el Extremo Oriente ruso. En la parte europea se encuentra la 6950 Base Aérea Donbasskaya, en Engels-2, en el oblast de Saratov, sede de dos regimientos de bombarderos estratégicos equipados con 13 Tu-160/Tu-160M1 (121º Regimiento de la Guardia) y 18 T-95MS6 (184º Regimiento), y la 6950 Base Aérea Shaykovka situada en Smolensko, en el oblast de Kaluga, que cuenta con un regimiento de 48 bombarderos supersónicos Tu-22M3/MR (52º Regimiento de la Guardia), que desde el 1 de abril de 2011 reactivó el despliegue avanzado de un grupo aéreo en la base aérea de Olenya, en la península de Kola, dedicado a misiones de ataque antibuque de largo alcance; también desde 2017 se realizan despliegues ocasionales a los aeródromos árticos de Anadyr y Vorkuta demostrando las capacidades de la Aviación de Largo Alcance para operar en aeródromos alejados de sus bases principales. La segunda gran unidad es la 6952 Base Aérea Ternopolskaya, en Ukrainka, en el oblast siberiano de Amur, sede de otros dos regimientos con 36 bombarderos estratégicos Tu-95MS16 (79º Regimiento y 182º Regimiento de la Guardia) y otro regimiento con 30 Tu-22M3/MR (200º Regimiento) en la 6953 Base Aérea Belaya, en el oblast de Irkutsk.
En su misión primaria de ataque nuclear los bombarderos Tu-160 cargan 12 misiles de crucero Kh-55SM o los nuevos misiles de crucero furtivos Kh-102 con ojiva nuclear y los Tu-95MS de 6 a 16 misiles Kh-55 y Kh-102 dependiendo de la configuración de vuelo; además, los Tu-160 pueden lanzar bombas de caída libre equipadas con ojivas nucleares. Para misiones de ataque convencional disponen del misil de crucero de baja detectabilidad Kh-101 y del misil de crucero Kh-555, que han sido empleados profusamente en la campaña de Siria contra objetivos terroristas en Alepo, Idlib y Raqqa con lanzamientos desde larga distancia. Por su parte, los Tu-22M3 de Shaykovka llevaron a cabo intensas oleadas de bombardeo desde la base aérea de Mozdok en el Cáucaso contra objetivos en las áreas indicadas con bombas convencionales de caída libre. Estas misiones se recogen en la entrada LA AVIACIÓN DE LARGO ALCANCE INICIA OPERACIONES AÉREAS EN SIRIA de noviembre de 2015.
Según los análisis más recientes (Kristensen y Norris, 2018) la Aviación de Largo Alcance tiene capacidad para portar unas 616 cargas nucleares en unos 50 bombarderos estratégicos operativos. Hay que tener en cuenta que según las estipulaciones del Tratado START de abril de 2010, los bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95MS6/16 se computan por unidades, con independencia de su capacidad de carga, y los Tu-22M3 están excluidos de la aplicación del Tratado START con la prohibición de no disponer de la capacidad de repostar en vuelo.
Como decíamos al principio, para los despliegues de larga distancia la fuerza de bombarderos estratégicos cuenta con el apoyo de una flota de aproximadamente 18 aviones de repostaje en vuelo Il-78/78M del 203º Regimiento de la Guardia basado en Dyagilevo, en el oblast de Ryazan.
Tanto los bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95MS como los bombarderos supersónicos Tu-22M3 están siendo sometidos a importantes programas de modernización para mantenerlos en estado operativo hasta 2030 mientras se avanza en el desarrollo del bombardero estratégico futuro, denominado programa PAK-DA. De este modo, en 2018 las VKS han recibido un bombardero modernizado Tu-160M1 y cuatro Tu-95MS16. Lo mismo ocurre con los cisternas Il-78M, que serán reemplazados con el nuevo modelo Il-78M-90A con capacidades extendidas para poder llevar a cabo su vital misión en favor de la fuerza de bombarderos de ataque nuclear.
Tupolev Tu-160 17 Rojo "Valery Chkalov"
LA MILITARIZACIÓN DEL ESPACIO HA LLEGADO
George Friedman ya
adelantó en 2010 que este siglo sería el siglo de la militarización del espacio
y que la próxima guerra global se iniciaría, precisamente, en el espacio y siguiendo
la lógica de sus tesis podemos formular la siguiente regla: quien domine el espacio ganará la guerra global. Pues bien, la
Administración Trump ha estado dando los pasos necesarios para avanzar en el
control del espectro espacial. Como ya indicamos
en el blog en agosto de este año, el presidente Trump anunció el 18
de junio de 2018 la intención de crear unas Fuerzas Espaciales con el mismo
rango que las otras ramas de las Fuerzas Armadas y, por consiguiente, con el
mismo estatuto que la Fuerza Aérea, que es la que mantiene hasta ahora el
control de las actividades espaciales militares de los Estados Unidos. De este
modo, el presidente firmó el 18 de diciembre de 2018 una orden ejecutiva en la
que instruye al Departamento de Defensa para que organice una fuerza militar
dedicada a las operaciones en el espacio denominado Mando Espacial de los Estados Unidos como mando de combate unificado.
Aunque cuenta con la oposición de importantes sectores de las Fuerzas Armadas
tradicionales, representados por grupos organizados de senadores y
representantes en el Congreso, el objetivo definido por el presidente es lograr
la creación de unas auténticas Fuerzas Espaciales independientes en 2020, por
lo que la orden ejecutiva aprobada ahora es una medida transitoria hacia ese
objetivo definitivo que ya adelantó en marzo de 2018. Estados Unidos quiere
reunir en una sola Fuerza el conjunto de las capacidades de lanzamiento,
control y empleo de los satélites espaciales militares de todo tipo, desde los
de comunicaciones, de posicionamiento global, de reconocimiento e inteligencia
hasta los de seguimiento de objetos espaciales y misiles balísticos. Solo de
este modo considera la Administración Trump que pueden seguir manteniendo la
primacía en el espacio y estar preparados
para afrontar las amenazas futuras que se presentarán en ese espectro del campo
de batalla y, llegado en caso, ganar
la guerra espacial. Como dijo el presidente del Estado Mayor Conjunto,
general Joseph Dunford, el pasado mes de abril los sistemas espaciales propios
carecen de la resistencia necesaria en caso de ataque y son vulnerables a las
nuevas capacidades con las que cuentan otros países, y enfatizó: “se dice que
no hay guerras en el espacio, pero existen guerras que implican a nuestros
sistemas”, de ahí la necesidad de protegerlos y hacerlos invulnerables. Estas
iniciativas han sido contestadas por Rusia que afirma que una confrontación en
el espacio podría ser tan peligrosa como la carrera armamentista desencadenada
por los Estados Unidos a mediados del siglo pasado y les acusa de bloquear
sistemáticamente todas las propuestas encaminadas a mantener el espacio
exterior libre de armamentos, pero el anuncio del despliegue operativo en 2019 de sistemas de guerra electrónica como el Tirada-2S con capacidad para interferir
los sistemas satelitales en el espacio, desarrollado desde 2001 por el 46º Instituto Central de Investigación, no hace más que aumentar la sensación de
inseguridad de Washington a una eventual pérdida de sistemas espaciales vitales.
Esto significa que ya se ha producido la
militarización del espacio y previsiblemente en los próximos años
asistiremos a una auténtica carrera por el espacio, pero esta vez no de
carácter civil y solo parcialmente militar como ocurrió entre soviéticos y
americanos durante la Guerra Fría en el siglo XX, sino una auténtica carrera
militar espacial en la que intervendrán múltiples actores que buscarán la
manera de asegurar sus propios sistemas espaciales y, al mismo tiempo,
inutilizar o destruir los satélites adversarios, porque sin estos no hay
reconocimiento, ni inteligencia ni capacidad de batir objetivos en tierra o en el
mar con armas guiadas de precisión, pues como hemos explicado muy recientemente
ese es el objetivo de sistemas como el Programa
Galileo europeo o el Beidou
chino. Por tanto, como dice el maestro de ceremonias en la pista del
circo: “señores, siéntense y vean”.
“UN MUNDO INCIERTO: RETOS ECONÓMICOS, POLÍTICOS Y SOCIALES”
Javier Solana impartió una
conferencia el 17 de diciembre de 2018 en La Laguna en la que habló de los principales
problemas que enfrentan las relaciones internacionales en el nuevo siglo: el
terrorismo internacional, la emergencia imparable de China y los retos y
oportunidades que se presentan para superar los efectos de la crisis financiera
global de 2008. El acto contó con la asistencia del presidente del gobierno de
Canarias, la presidenta del Parlamento de Canarias, el general jefe del Mando
de Canarias, el rector de la Universidad de La Laguna, expresidentes del gobierno
de Canarias y exrectores de la Universidad de La Laguna en el salón de actos de
la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife con un aforo completo.
La intervención de Solana, el español que más puestos de responsabilidad
ha desempeñado en instituciones internacionales, fue absolutamente brillante, de
una calidad expositiva superior y con un conocimiento de la realidad internacional
de la que pocos pueden hacer gala como él, destacando especialmente su papel al
frente de la Secretaria general de la Alianza Atlántica de 1995 a 1999 y
posteriormente como Secretario general de la UEO y Alto Representante del Consejo para la Política
Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea de 1999 a 2009 y negociador
incansable de acuerdo para el control del programa nuclear iraní que se concretó
en el pacto firmado en julio de 2015 entre el P5+1 y la Unión Europea y el gobierno de Teherán. Precisamente
por este motivo las autoridades americanas le negaron el permiso de entrada en
el país en junio de este año, como el mismo comentó en la conferencia.
“TODAS LAS VERDADES SON SENCILLAS DE ENTENDER UNA VEZ QUE SE DESCUBREN; EL PUNTO ES DESCUBRIRLAS”
Esta es una frase
que se atribuye al sabio Galileo Galilei y que nos sirve de introducción para tratar
sobre dos temas que hemos seguido extensamente en el blog: por un lado, la creación de una constelación europea de satélites de posicionamiento global con el Programa Galileo en la
búsqueda de la independencia estratégica de los europeos y, por otro, el proceso político de retirada del Reino Unido de la Unión Europea, proceso que se ha
denominado de forma generalizada Brexit. Desde el 24 de junio de 2016 todos los
acontecimientos relacionados con el anuncio de la retirada británica han sido un
cúmulo de despropósitos de los peores políticos que han tenido el poder en
Londres desde el terrible Chamberlain. Cameron demostró que era un político con
pocas luces cuando convocó un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea
que casi nadie le pedía más allá de un grupúsculo nacionalista dentro del
partido Conservador y los desaforados del UKIP, y cuando se tuvo que enfrentar
al desastre que él mismo había provocado no tuvo la valentía de permanecer en
el cargo, sino que se fue por la parte de atrás. Si alguien pensaba que le iba
a suceder un estadista de la talla de un Churchill se equivocaba, porque la
sucesora, la primera ministra Theresa May, lo hace casi tan mal como su
antecesor. Con sus declaraciones en el interior del país, sus ausencias
forzadas de las cumbres y foros europeos aun cuando el Reino Unido sigue siendo
miembro de pleno derecho de la Unión Europea, con sus idas y venidas a ninguna
parte en el interior y en el exterior, está demostrando que no sabe defender ni
tiene ni idea de cuáles son los intereses nacionales de su país. Esta situación
pone de manifiesto la existencia de una profunda crisis política y May, como
Primera Ministra, es solo su consecuencia, actuando como una crisis manager entre bloqueos, amenazas, divisiones y dimisiones sin
ninguna dirección política; precisamente el país que creó una diplomacia capaz
de forjar un imperio se ve sumido ahora en el caos de una negociación errática
y disparatada con Bruselas, teniendo en cuenta además que Juncker, Tusk o
Barnier tampoco le facilitan las cosas. Por eso, después de no concretar nada
en el Proyecto de Tratado para el Brexit, lo que hace que no sea nada más que
un acuerdo para un período transitorio -entre el 29 de marzo de 2019 y finales
de 2020-, pero importante y difícil de lograr debido a la imposibilidad de
domesticar a su propio gobierno, se ha visto forzada a retirar en el último
momento la votación del texto en su propio parlamento y anunciar una nueva gira
europea para conseguir cualquier nuevo trato de circunstancias con los negociadores
europeos antes del Consejo Europeo de 13 de diciembre de 2018. Y es en este contexto
en el que May ha anunciado que el Reino Unido abandona el Programa Galileo: “Dada
la decisión de la Comisión Europea de impedir que el Reino Unido participe en el desarrollo de todos los aspectos de Galileo, es justo que encontremos
alternativas (…) No puede dejar que nuestros servicios armados dependan de un
sistema del que no podemos estar seguros. Eso no redundaría en nuestro interés
nacional. Y como actor global con ingenieros de primera clase y aliados firmes alrededor
del mundo, no nos faltan opciones.” Es más, May anunció que su país pondrá en
marcha un programa para crear un sistema propio de posicionamiento global por
satélite. Por su parte, el secretario de Defensa Williamson destacó que “el
desarrollo de un nuevo sistema sería una oportunidad para aprovechar las
habilidades y experiencia británicas en tecnología satelital. Es crucial seguir
adelante con los planes para nuestro propio sistema de clase mundial e
independiente.” Sin embargo, Londres ha pagado unos 1.200 millones de libras
por su participación en el programa europeo. Entonces se plantean una serie de
cuestiones: si May ha tenido que aceptar finalmente el pago de 60.000 millones
de euros a la Unión Europa para salir de la Organización ¿de dónde va a sacar
el dinero necesario para pagar el coste de levantar un “GPS” made in England? Pero, teniendo claro por
qué quieren su propio sistema, ¿con quién van a crear un sistema satelital de
posicionamiento global? O es que ¿simplemente se van a adherir al GPS americano
mediante un acuerdo de cooperación política basada en la Special Relationship
entre los dos aliados transatlánticos que se funda en los inicios de la Segunda
Guerra Mundial? Quizás por eso, May dijo que bastan 92 millones de libras para
desarrollar un programa propio, es decir, alquilar los servicios del sistema americano
ya existente. Mientras tanto, el programa europeo sigue su curso y estará
plenamente operativo en 2020 lo que dará a los europeos, en particular a
Francia y a su fuerza de ataque nuclear, la capacidad de batir cualquier
objetivo militar en el mundo con armas guiadas y hacerlo de forma
independiente, sin depender del sistema americano y de la capacidad siempre
presente de cegarlo en cualquier momento cuando sus intereses vitales no se
encuentran en juego, pero si lo estén los de los aliados europeos. La reflexión
final es que ni unos ni otros, franceses y británicos, deberían olvidar la
lección más importante de la campaña militar del Canal de Suez en 1956: la
necesidad de mantener la capacidad de intervenir unilateralmente para triunfar.
"Hasta el infinito y más allá"
"Hasta el infinito y más allá"
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