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Desde
hace tiempo analistas y expertos en la industria militar consideran inevitable
la integración de los dos grandes fabricantes europeos de armamento: BAE
Systems y EADS, tanto por motivos comerciales e industriales como políticos.
Los equipos negociadores de ambas corporaciones habían alcanzado un acuerdo
sobre los términos comerciales de la fusión, la estructura legal, la estructura
del consejo y la gestión, la estrategia de negocio así como la política de
dividendos a corto plazo y la política de costes. Pero han sido, precisamente,
los gobiernos que están detrás de ambas empresas los que han vetado la creación
del mayor consorcio aeronáutico mundial; más concretamente, el gobierno alemán
se ha negado a perder su posición hegemónica en la corporación resultante, lo
que ha resultado, como siempre, beneficioso para el gobierno británico que
puede romper un acuerdo que no satisfacía a sus intereses transatlánticos sin
haber vetado formalmente el acuerdo que habían alcanzado los equipos directivos
de ambas corporaciones.
Los
responsables de BAE Systems y de EADS no han ocultado su rechazo a la decisión
política que impide consolidar la industria aeronáutica y de misiles europea en
un momento clave para la consolidación de posiciones en los mercados
internacionales con importantísimos contratos en juego. Así, el consejero
delegado de BAE Systems, Ian King, ha declarado que “estamos disgustados con el
hecho de no haber sido capaces de alcanzar un acuerdo aceptable con los
diferentes gobiernos” ya que considera que la fusión es una “oportunidad única”
para ambas empresas; por su parte, el consejero delegado de EADS, Tom Enders,
ha mostrado su confianza en que “se
presentarán otros retos en el futuro que podremos afrontar juntos”. En ambos
casos, se han limitado a informar de que “ha quedado patente que los intereses
de los accionistas gubernamentales de las diferentes partes no pueden
conciliarse adecuadamente con los de otros o con los establecidos por BAE
Systems y EADS para la fusión”. Es decir, “en lo claro no cabe la
interpretación”. Sin embargo, los accionistas de EADS han recibido
positivamente la noticia y las acciones de la corporación subían en la Bolsa de
parís un 5,3% el 10 de octubre; por el contrario las acciones de BAE Systems
cayeron en la Bolsa de Londres un 1,38%.
Pocos
días antes (4 de octubre), el Presidente Putin anunció en Ulianovsk como una de
las prioridades de la política industrial rusa la integración de las empresas
del sector para crear “una industria aeronáutica realmente competitiva a nivel global”.
El Presidente declaró que “una fuerte industria aeronáutica es un imperativo de
la seguridad nacional y de la soberanía tecnológica” del país (declaraciones en
http://sp.rian.ru/Defensa/20121004/155166592.html).
Estas
declaraciones las realizó en el acto del presentación del nuevo avión de
transporte estratégico Il-476 producido por la Corporación Industrial Unificada
(AOK) y la firma del contrato de compra de 39 aviones para la Aviación de
Transporte Militar por un importe de 4.500 millones de dólares, el mayor
contrato para la VVS desde la independencia de Rusia en 1991. En estos mismos
días, AOK anunció la firma del acuerdo con Hindustan Aeronautics LTD (HAL) para
la primera fase de producción del nuevo avión de transporte militar conjunto de
la categoría de 15 a 20 toneladas denominado MTA (comunicado en http://sp.rian.ru/Defensa/20121012/155245854.html).
El acuerdo de desarrollo se inició en septiembre de 2010 y se prevé la
fabricación de 205 aviones: 100 para la Aviación de Transporte Militar rusa, 45
para la Fuerza Aérea India y 60 destinados al mercado de exportación.
Ahora
resulta que los noruegos, que en dos ocasiones han rechazado formar parte del
proyecto de integración europea (en 1972 y 1994), han decidido conceder el Premio Nobel de la
Paz a la Unión Europea. El presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern
Jagland, declaró que “la Unión Europea recibe este galardón por sus
logros en la unificación de Europa y su transformación de un continente de
guerra en un continente de paz”. Y se queda tan tranquilo… Inmediatamente han
surgido las reacciones, el primero, el presidente del Parlamento Europeo, Martin
Schulz, que tras conocer la noticia declaró que “estamos profundamente
emocionados y honrados por la distinción a la UE con el Premio Nobel de la
Paz", y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo, que se trata de "un gran honor para sus más de quinientos millones de ciudadanos" (estas declaraciones pueden consultarse aquí).
Este premio ya adolecía de bastantes rasgos de estupidez, no hay más que recordar todavía el reciente galardón en 2009 al presidente Barack Obama "por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos. Por su visión y su trabajo por un mundo sin armas nucleares", pero la concesión a la UE supera el ridículo. El mundo occidental se ha contagiado del peligroso y letal virus del “buenismo”,
en el que todos somos hermanos, buenos y maravillosos, que la paz es posible de forma
perpetua, en suma, que se ignora todo lo que se ha dicho y se ha escrito desde
Maquiavelo y Hobbes hasta la actualidad sobre la naturaleza humana, el
conflicto y las relaciones internacionales. Todo esto es peligrosísimo, solo
hay que recordar el período de entreguerras y el idealismo de Briand, de los
pacifistas del desarme absoluto, total y eterno, las premonitorias palabras de
Carr y todo lo que ya sabemos: la Conferencia de Múnich y el estallido de la
guerra más devastadora de la historia de la humanidad.
Conforme al Tratado START de 8 de abril de 2010, en vigor desde el
5 de febrero siguiente, los Estados Unidos y Rusia tienen la obligación de intercambiarse
información cada seis meses sobre los ítems definidos durante la vigencia del
Tratado, así como la publicación de datos relacionados con sus propios
arsenales nucleares. El primer intercambio de datos se publicó el 1 de junio de
2011. Estos datos permiten verificar la reducción de los arsenales estratégicos
en un período de siete años, aunque la vigencia de Tratado es de diez años. Los
límites fijados por el Tratado al final del período de reducción son 800 sistemas
de lanzamiento (ICBM, SLBM y
bombarderos de largo alcance) y 1.550
ojivas nucleares operativas.
Así, el Departamento
de Estado americano ha publicado el 3 de octubre nuevos datos a 1 de
septiembre de 2012 (http://www.state.gov/t/avc/rls/198582.htm):
- Los Estados
Unidos mantienen 1034 sistemas de lanzamiento desplegados y no desplegados, 806
desplegados y 1.722 ojivas nucleares operativas.
- Rusia
dispone de 884 sistemas de lanzamiento, 491 desplegados con 1.499 ojivas
nucleares operacionales.
En abril de 2010 los
Estados Unidos disponían de 1.188 sistemas de lanzamiento con 5.916 ojivas
nucleares operativas mientras que Rusia mantenía 809 vectores y 3.897 ojivas
nucleares. Ya con datos específicos del Tratado START, en junio de 2011 los Estados
Unidos informaban 1.124 sistemas desplegados y no desplegados, 882 sistemas operativos,
con 1.800 ojivas nucleares, y Rusia 865 sistemas, 521 lanzadores operativos, con
1.537 ojivas nucleares. En septiembre de 2011, los Estados Unidos mantenían 1.043
lanzadores, 822 operacionales, y 1.790 ojivas nucleares, y Rusia 871 vectores
de lanzamiento, 516 operacionales y 1.566 ojivas nucleares. En marzo de 2012
los Estados Unidos disponía de hasta 1.040 sistemas de lanzamiento, 812 operativos,
con 1.737 ojivas nucleares, y Rusia hasta 881 sistemas de lanzamiento, 494 desplegados,
con 1.492 ojivas nucleares.
Más información para los Estados Unidos en http://www.state.gov/t/avc/rls/198582.htm;
para Rusia véase la entrada del blog PODER NUCLEAR DE RUSIA EN 2012 en http://www.ullderechointernacional.blogspot.com.es/2012/04/fuerzas-nucleares-de-rusia-en-2012.html
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