Como curiosidad, compárese el tamaño de los dos buques de guerra.
EJERCICIOS NAVALES RUSO-CHINOS EN EL MEDITERRÁNEO
Aunque parezca
sacado de una película catastrofista hollywoodiense o producto de la noticia
disparatada de un periodista de pocas luces, es realmente cierto: rusos y
chinos desarrollan a finales de enero de 2014 ejercicios navales conjuntos ¡en
el Mediterráneo! El 23 de enero se encontraron en el Mediterráneo oriental el
crucero nuclear lanzamisiles “Pedro El Grande”, buque insignia de la Flota del
Norte, y la fragata china “Yancheng”, iniciando el 25 ejercicios de defensa
aérea, el intercambio de tripulaciones y vuelos y aterrizajes de helicópteros
embarcados. Según el Ministerio de Defensa de Rusia “es la primera vez que las
Armadas de los dos países interactúan de esta forma. Las partes ven su objetivo
en el incremento de competitividad operativa entre los buques militares rusos y
chinos durante las acciones conjuntas en la parte este del Mediterráneo.”
(declaraciones en http://sp.ria.ru/Defensa/20140125/159068524.html).
¿Pero qué hacían barcos de guerra rusos y chinos juntos en el Mediterráneo
oriental? Pues participar activamente en la operación para garantizar la
seguridad del transporte (¡un solo barco de carga danés que debe zarpar el 5 de
febrero!) de las armas químicas sirias para su desmantelamiento bajo la
autoridad del Consejo de Seguridad. Como advierten diversos analistas a ambos
lados del Atlántico, rusos (ya lo declararon así el pasado mes de enero de
2013) y chinos aspiran a una presencia naval permanente en la región y, según
la anterior Secretaria de Estado H. Clinton por razones exclusivamente
comerciales, en concreto compañías energéticas rusas han firmado contratos con Chipre,
Siria, Líbano e Israel para la explotación de los yacimientos de gas. Sin duda,
la guerra civil en Siria (que tiene más patrocinadores que la guerra de Troya)
es un auténtico “conflicto sostenible” para las grandes potencias.
Como curiosidad, compárese el tamaño de los dos buques de guerra.
Como curiosidad, compárese el tamaño de los dos buques de guerra.
CONTINÚA LA RENOVACIÓN DE LA ARMADA RUSA CONFORME AL PROGRAMA ESTATAL DE ARMAMENTOS 2011-2020
El Programa Estatal de Armamentos 2011-2020 prevé la construcción y
entrega a la Armada de ocho submarinos portamisiles (SSBN) Borei y de ocho
submarinos nucleares de ataque multipropósito (SSN) Yasen. En paralelo con este
programa de nuevas construcciones, durante 2013 el Ministerio de Defensa
anunció el inicio de sendos programas de modernización de los SSN proyecto 945
Sierra/Kondor y 971 Schuka-B, así como de los submarinos lanzamisiles de
crucero (SSGN) 949A Antey; al mismo tiempo se anunció la baja progresiva de los
cuatro submarinos del proyecto 971RTMK según vayan llegando al final de su vida
operativa. Con las nuevas incorporaciones y las modernizaciones de los submarinos
nucleares más capaces, la Armada rusa incrementará sustancialmente las
capacidades de combate de las Fuerzas Submarinas Estratégicas y de la fuerza de
submarinos de ataque.
Sin embargo, el calendario de recepción y entrada en servicio de los nuevos SSBN se ha ido retrasando cada año, por un lado por los retrasos en las nuevas construcciones, pero, particularmente, por las peripecias del nuevo cohete de combustible sólido de la Armada: el cohete balístico lanzable desde submarinos (SLBM) R-30 Bulavá. Así, después de los exitosos lanzamientos en 2012 desde el primer SSBN Borei, el K-535 Yury Dolgoruky, desde la máxima autoridad política del Estado se confirmó la entrada en servicio del nuevo cohete. Sin embargo, después del lanzamiento fallido del pasado 6 de septiembre, el Ministro de Defensa Sergei Shoigú anunció que se retrasaba la entrada en servicio de dos nuevos SSBN de la clase Borei hasta tanto no se realizará una nueva serie de cinco disparos de prueba durante 2014.
Ahora bien, desde finales del mes de noviembre fuentes de la Armada y de los astilleros estatales adelantaron que la Armada rusa recibiría el segundo SSBN Borei antes de finales de año. En efecto, con pocos días de diferencia la Armada rusa recibió dos nuevos submarinos nucleares: un SSBN y un SSN de nueva construcción.
El día 23 de diciembre de 2013 tuvo lugar en los astilleros Sevmash de Severodvinsk (norte de la Rusia europea) el acto formal de entrega del nuevo submarino portamisiles (SSBN) K-550 Alexander Nevsky. Se trata del segundo SSBN del proyecto 955 Borei que recibe la Armada rusa, después de la entrega el 10 de enero de 2013 del cabeza de la serie, el Yury Dolgoruky. Fuentes de la Armada y de los astilleros estatales han anunciado recientemente que a lo largo de 2014 llegará la tercera unidad denominada K-551 Vladimir Monomakh (según confirmó el Ministro de Defensa Shoigú el 23 de diciembre de 2013, en http://sp.ria.ru/Defensa/20131223/158850071.html). El submarino Yury Dolgoruky se ha asignado provisionalmente a la Flota del Norte, mientras que los dos siguientes se integrarán durante 2014 en el 16º Escuadrón de Submarinos de la Flota del Pacífico, donde comenzarán a sustituir a los 3 SSBN proyecto 667BDR actualmente en servicio y que ya están al límite de su vida operativa; claro está que cuando se haya validado definitivamente el sistema Borei/Bulavá.
El Ministro de Defensa Shoigú declaró en una videoconferencia con el Presidente Putin que “de esta manera, Rusia renovará completamente naval de sus fuerzas submarinas estratégicas. Además, la Armada deberá recibir antes de 2020 ocho submarinos polivalentes del proyecto Yasen” (declaraciones en http://sp.ria.ru/Defensa/20131223/158850071.html). Así, el 30 de diciembre en los mismos astilleros de Sevmash la Armada rusa recibió por fin el primer submarino nuclear de ataque (SSN) del proyecto 885 Yasen nominado K-327 Severodvinsk, que llevaba dos años realizando pruebas de mar para la validación de todos los sistemas de combate, pruebas que incluyeron el lanzamiento de misiles de crucero Kalibr.
Sin embargo, el calendario de recepción y entrada en servicio de los nuevos SSBN se ha ido retrasando cada año, por un lado por los retrasos en las nuevas construcciones, pero, particularmente, por las peripecias del nuevo cohete de combustible sólido de la Armada: el cohete balístico lanzable desde submarinos (SLBM) R-30 Bulavá. Así, después de los exitosos lanzamientos en 2012 desde el primer SSBN Borei, el K-535 Yury Dolgoruky, desde la máxima autoridad política del Estado se confirmó la entrada en servicio del nuevo cohete. Sin embargo, después del lanzamiento fallido del pasado 6 de septiembre, el Ministro de Defensa Sergei Shoigú anunció que se retrasaba la entrada en servicio de dos nuevos SSBN de la clase Borei hasta tanto no se realizará una nueva serie de cinco disparos de prueba durante 2014.
Ahora bien, desde finales del mes de noviembre fuentes de la Armada y de los astilleros estatales adelantaron que la Armada rusa recibiría el segundo SSBN Borei antes de finales de año. En efecto, con pocos días de diferencia la Armada rusa recibió dos nuevos submarinos nucleares: un SSBN y un SSN de nueva construcción.
El día 23 de diciembre de 2013 tuvo lugar en los astilleros Sevmash de Severodvinsk (norte de la Rusia europea) el acto formal de entrega del nuevo submarino portamisiles (SSBN) K-550 Alexander Nevsky. Se trata del segundo SSBN del proyecto 955 Borei que recibe la Armada rusa, después de la entrega el 10 de enero de 2013 del cabeza de la serie, el Yury Dolgoruky. Fuentes de la Armada y de los astilleros estatales han anunciado recientemente que a lo largo de 2014 llegará la tercera unidad denominada K-551 Vladimir Monomakh (según confirmó el Ministro de Defensa Shoigú el 23 de diciembre de 2013, en http://sp.ria.ru/Defensa/20131223/158850071.html). El submarino Yury Dolgoruky se ha asignado provisionalmente a la Flota del Norte, mientras que los dos siguientes se integrarán durante 2014 en el 16º Escuadrón de Submarinos de la Flota del Pacífico, donde comenzarán a sustituir a los 3 SSBN proyecto 667BDR actualmente en servicio y que ya están al límite de su vida operativa; claro está que cuando se haya validado definitivamente el sistema Borei/Bulavá.
El Ministro de Defensa Shoigú declaró en una videoconferencia con el Presidente Putin que “de esta manera, Rusia renovará completamente naval de sus fuerzas submarinas estratégicas. Además, la Armada deberá recibir antes de 2020 ocho submarinos polivalentes del proyecto Yasen” (declaraciones en http://sp.ria.ru/Defensa/20131223/158850071.html). Así, el 30 de diciembre en los mismos astilleros de Sevmash la Armada rusa recibió por fin el primer submarino nuclear de ataque (SSN) del proyecto 885 Yasen nominado K-327 Severodvinsk, que llevaba dos años realizando pruebas de mar para la validación de todos los sistemas de combate, pruebas que incluyeron el lanzamiento de misiles de crucero Kalibr.
¡Y ya hemos superado las 20.000 visitas! ¡Seguimos en la
brecha!
SOBRE LAS CONCLUSIONES DEL CONSEJO EUROPEO DE DICIEMBRE DE 2013
El Consejo Europeo
reunido en Bruselas los días 19 y 20 de diciembre de 2013 se convocó
específicamente para tratar de definir las acciones prioritarias en cooperación
de defensa europea. Antes de este debate tuvo lugar un encuentro con el
Secretario General de la Alianza Atlántica en el que se trataron temas como la
evaluación de los desafíos para la seguridad en el presente y en el futuro
próximo, los compromisos asumidos por la Unión Europea y sus Estados miembros
en el sistema europeo de seguridad y las relaciones con la Alianza.
A continuación detallamos los puntos relevantes de las Conclusiones del Consejo Europeo.
Con una frase que raya la más pura obviedad (nada menos que el Tratado de la Unión Europea le dedica un Título completo), el Consejo Europeo enfatiza que “la defensa es importante” para, a continuación, reiterar la idea fundacional: “una Política Común de Seguridad y Defensa eficaz ayuda a aumentar la seguridad de los ciudadanos europeos y contribuye a la paz y a la estabilidad de nuestro entorno y del mundo en general”, esto es, la tesis de los entornos de seguridad y desarrollo democrático. Sin embargo, en la actualidad los escenarios de confrontación se desarrollan cada vez más cerca del territorio de la Unión Europea: el Cáucaso, Asia Central, el norte de África y el Mediterráneo y el área subsahariana, donde existen importantes intereses de la Unión Europea, pero cuya defensa acometen grupos de Estados miembros en coaliciones que se forman ad hoc en torno a una o varias potencias europeas, lo que responde bien poco a la idea de la solidaridad intraeuropea a la que recurren preferentemente los Estados débiles cuando sus intereses están en juego. Por tanto, “la Unión Europea y los Estados miembros deben ejercer mayores responsabilidades en reacción (sic) a esos desafíos” en el marco de los mecanismos de cooperación institucionalizados: la Política Común de Seguridad y Defensa, la Alianza Atlántica y las Naciones Unidas. Para lograrlo el Consejo Europeo define unas “acciones prioritarias” que deben reforzar la política común europea de defensa, potenciar las capacidades comunes y reforzar la industria de defensa. Sin embargo, reconoce con bastante realismo que la crisis financiera actual ha incidido fuertemente en las fragmentadas políticas de defensa europeas poniendo en peligro no solo la permanencia de un sector industrial de carácter estratégico como es el de la defensa, sino que afecta a la seguridad misma de la Unión y de sus Estados miembros, por cuanto su desaparición pondría en manos de potencias externas el suministro de equipos y sistemas de armas de alta tecnología.
Resulta reiterativa hasta el hartazgo la declaración sobre la necesidad de estrechar la colaboración con los socios mundiales, transatlánticos y regionales (en lugar de citarlo por su nombre sin tapujos: "el bloque occidental") y la participación en las organizaciones de seguridad globales y regionales. A continuación se citan un conjunto de iniciativas que no son sino respuestas a acciones ya adoptadas por las grandes potencias del sistema internacional global (los Estados Unidos o las potencias emergentes) o incluso por algunas de las potencias europeas: así se habla de estrategias de ciberseguridad, de seguridad marítima, contra la inmigración ilegal y el crimen organizado, de desarrollo, de seguridad energética, temas que interesan a todos pero en los que no se terminan de adoptar posiciones comunes por los divergentes intereses en juego entre las potencias que confirman el Directorio europeo, de forma muy simplificada entre los anglosajones y los europeístas, con Alemania moviéndose entre unos y otros dependiendo del tema y del momento concreto (solo por citar los casos más recientes la guerra de Libia, el conflicto sirio, el espionaje electrónico a los dirigentes europeos o la crisis política ucraniana).
En estas condiciones, las propuestas de nuevos informes en plazos determinados no es sino una forma de ampliar en el tiempo la adopción de decisiones que ya se antojaban urgentes desde el principio de la década. Lo mismo ocurre con el desarrollo de las capacidades militares, que parecía se potenciarían decididamente tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009 por las obligaciones que impone a los Estados miembros y, en la realidad, se ha demostrado que todo sigue igual a pesar de los esfuerzos de la Comisión y de la Agencia de Defensa Europea.
Así pues, más allá de declaraciones políticas comunes, las Conclusiones del Consejo Europeo en materia de defensa son una demostración de la crisis estructural que padece actualmente la Unión Europea. Pero tampoco debe llevarnos a sorpresa: los “estadistas” europeos nunca han sido capaces de decir las cosas claras; piensan que exponer ideas obvias revestidas con palabras grandilocuentes genera por sí mismo avances institucionales. Pero ahora, esta Unión Europea agobiada por conflictos cercanos que afectan gravemente a sus intereses, las potencias mayores desconfiadas más que nunca de los Estados débiles y viceversa, sin posiciones comunes y sin una sola voz, nunca ha estado mas lejos de eso, ni se sabe que hacer conjuntamente cuando surge un conflicto: la guerra de Libia, la guerra civil siria o la crisis ucraniana son ejemplos patéticos y ponen de manifiesto lo poco que todavía representa la Unión en los asuntos serios, en aquellos en los que se juega con el “poder duro”. En fin, profunda melancolía de invierno, como diría Wilde.
Texto disponible en
http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/140263.pdf
A continuación detallamos los puntos relevantes de las Conclusiones del Consejo Europeo.
Con una frase que raya la más pura obviedad (nada menos que el Tratado de la Unión Europea le dedica un Título completo), el Consejo Europeo enfatiza que “la defensa es importante” para, a continuación, reiterar la idea fundacional: “una Política Común de Seguridad y Defensa eficaz ayuda a aumentar la seguridad de los ciudadanos europeos y contribuye a la paz y a la estabilidad de nuestro entorno y del mundo en general”, esto es, la tesis de los entornos de seguridad y desarrollo democrático. Sin embargo, en la actualidad los escenarios de confrontación se desarrollan cada vez más cerca del territorio de la Unión Europea: el Cáucaso, Asia Central, el norte de África y el Mediterráneo y el área subsahariana, donde existen importantes intereses de la Unión Europea, pero cuya defensa acometen grupos de Estados miembros en coaliciones que se forman ad hoc en torno a una o varias potencias europeas, lo que responde bien poco a la idea de la solidaridad intraeuropea a la que recurren preferentemente los Estados débiles cuando sus intereses están en juego. Por tanto, “la Unión Europea y los Estados miembros deben ejercer mayores responsabilidades en reacción (sic) a esos desafíos” en el marco de los mecanismos de cooperación institucionalizados: la Política Común de Seguridad y Defensa, la Alianza Atlántica y las Naciones Unidas. Para lograrlo el Consejo Europeo define unas “acciones prioritarias” que deben reforzar la política común europea de defensa, potenciar las capacidades comunes y reforzar la industria de defensa. Sin embargo, reconoce con bastante realismo que la crisis financiera actual ha incidido fuertemente en las fragmentadas políticas de defensa europeas poniendo en peligro no solo la permanencia de un sector industrial de carácter estratégico como es el de la defensa, sino que afecta a la seguridad misma de la Unión y de sus Estados miembros, por cuanto su desaparición pondría en manos de potencias externas el suministro de equipos y sistemas de armas de alta tecnología.
Resulta reiterativa hasta el hartazgo la declaración sobre la necesidad de estrechar la colaboración con los socios mundiales, transatlánticos y regionales (en lugar de citarlo por su nombre sin tapujos: "el bloque occidental") y la participación en las organizaciones de seguridad globales y regionales. A continuación se citan un conjunto de iniciativas que no son sino respuestas a acciones ya adoptadas por las grandes potencias del sistema internacional global (los Estados Unidos o las potencias emergentes) o incluso por algunas de las potencias europeas: así se habla de estrategias de ciberseguridad, de seguridad marítima, contra la inmigración ilegal y el crimen organizado, de desarrollo, de seguridad energética, temas que interesan a todos pero en los que no se terminan de adoptar posiciones comunes por los divergentes intereses en juego entre las potencias que confirman el Directorio europeo, de forma muy simplificada entre los anglosajones y los europeístas, con Alemania moviéndose entre unos y otros dependiendo del tema y del momento concreto (solo por citar los casos más recientes la guerra de Libia, el conflicto sirio, el espionaje electrónico a los dirigentes europeos o la crisis política ucraniana).
En estas condiciones, las propuestas de nuevos informes en plazos determinados no es sino una forma de ampliar en el tiempo la adopción de decisiones que ya se antojaban urgentes desde el principio de la década. Lo mismo ocurre con el desarrollo de las capacidades militares, que parecía se potenciarían decididamente tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009 por las obligaciones que impone a los Estados miembros y, en la realidad, se ha demostrado que todo sigue igual a pesar de los esfuerzos de la Comisión y de la Agencia de Defensa Europea.
Así pues, más allá de declaraciones políticas comunes, las Conclusiones del Consejo Europeo en materia de defensa son una demostración de la crisis estructural que padece actualmente la Unión Europea. Pero tampoco debe llevarnos a sorpresa: los “estadistas” europeos nunca han sido capaces de decir las cosas claras; piensan que exponer ideas obvias revestidas con palabras grandilocuentes genera por sí mismo avances institucionales. Pero ahora, esta Unión Europea agobiada por conflictos cercanos que afectan gravemente a sus intereses, las potencias mayores desconfiadas más que nunca de los Estados débiles y viceversa, sin posiciones comunes y sin una sola voz, nunca ha estado mas lejos de eso, ni se sabe que hacer conjuntamente cuando surge un conflicto: la guerra de Libia, la guerra civil siria o la crisis ucraniana son ejemplos patéticos y ponen de manifiesto lo poco que todavía representa la Unión en los asuntos serios, en aquellos en los que se juega con el “poder duro”. En fin, profunda melancolía de invierno, como diría Wilde.
Texto disponible en
http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/140263.pdf
“BRASIL, EL PRESTIGIO Y EL DILEMA DEL PODER NUCLEAR”
Este es el título del ensayo que ha publicado recientemente
el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa
de España en coautoría los Drs. Luis V. Pérez Gil y Cristián Garay Vera,
académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de
Chile.
Los autores analizan como un Estado que se adscribe al régimen de cooperación no institucionalizado denominado BRIC, se dota de avanzada tecnología nuclear y, al mismo tiempo, asevera su acendrado deseo de contribuir a la construcción de un orden internacional basado en el Derecho internacional y propiciador de la paz universal y regional. Este Estado, Brasil, podría romper así el equilibrio regional y convertirse en el nuevo hegemón “al sur del Canal de Panamá”.
El ensayo se estructura en una “Introducción” y los epígrafes “Prestigio internacional y desequilibrio regional”, “La política nuclear”, “La política energética”, “La política naval” y “Conclusiones”. Las posiciones teóricas de los autores se apoyan en una bibliografía y referencias documentales adecuadas, pero no reflejan necesariamente el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa de España.
Referencia bibliográfica completa: Garay Vera, C. y Pérez Gil, L.: «Brasil, el prestigio y el dilema del poder nuclear», Documento de Opinión IEEE núm. 01/2014, 27 de diciembre de 2013, en http://www.ieee.es/contenido/noticias/2014/DIEEEO01-2014.html
Enlace del IEEE: http://www.ieee.es/
Los autores analizan como un Estado que se adscribe al régimen de cooperación no institucionalizado denominado BRIC, se dota de avanzada tecnología nuclear y, al mismo tiempo, asevera su acendrado deseo de contribuir a la construcción de un orden internacional basado en el Derecho internacional y propiciador de la paz universal y regional. Este Estado, Brasil, podría romper así el equilibrio regional y convertirse en el nuevo hegemón “al sur del Canal de Panamá”.
El ensayo se estructura en una “Introducción” y los epígrafes “Prestigio internacional y desequilibrio regional”, “La política nuclear”, “La política energética”, “La política naval” y “Conclusiones”. Las posiciones teóricas de los autores se apoyan en una bibliografía y referencias documentales adecuadas, pero no reflejan necesariamente el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa de España.
Referencia bibliográfica completa: Garay Vera, C. y Pérez Gil, L.: «Brasil, el prestigio y el dilema del poder nuclear», Documento de Opinión IEEE núm. 01/2014, 27 de diciembre de 2013, en http://www.ieee.es/contenido/noticias/2014/DIEEEO01-2014.html
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