El 6 de mayo de 2024 el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso convocó por separado al embajador francés y a continuación al embajador británico por diferentes motivos, pero ambos relacionados con la guerra en Ucrania. En el caso francés por las declaraciones del presidente Enmanuel Macron sobre la posibilidad de enviar fuerzas francesas a Ucrania por un eventual desmoronamiento del frente o el colapso de las fuerzas ucranianas ante las acciones ofensivas rusas. En el segundo caso, también por unas declaraciones del (carente de toda credibilidad) secretario del Exterior británico, David Cameron, sobre la autorización a las Fuerzas Armadas ucranianas para emplear contra territorio ruso las armas que les suministra el Reino Unido (como si eso no fuera una realidad desde casi el principio de la guerra). Es preciso aclarar de antemano que ambos actuaron por su cuenta y riesgo (de sus países), sin decidir o consensuar posiciones con sus socios y aliados en el seno de la OTAN o la UE, dejando una vez más las decisiones europeas en manos de las grandes potencias, que al fin y al cabo son las que deciden en los asuntos importantes. Ante estas declaraciones de dos destacados dirigentes europeos (los antiguos testigos silenciosos), las autoridades rusas respondieron con la brutalidad verbal que las caracteriza (impropia de políticos europeos, pero que comparten con sus pares americanos). El mismo día, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, afirmó que Rusia estaba lista para contestar con medidas de fuerza a unos y a otros, incluida la posibilidad de llevar a cabo ataques contra instalaciones militares británicas, tanto en suelo ucraniano como en otros lugares. Pero, como sabemos, para que las declaraciones sean creíbles se tienen que apoyar en hecho concretos (este es otro de los fallos de las grandilocuentes declaraciones europeas). En consecuencia, el Ministerio de Defensa ruso anunció el inicio de ejercicios de preparación para el combate de unidades de misiles de las Fuerzas Terrestres y de la Aviación Táctica con capacidad nuclear en el sur Rusia, es decir, en el mismo área de operaciones en la que se encuadran los territorios anexionados del sur de Ucrania, y donde, hipotéticamente se darían las acciones anunciadas tanto por el presidente Macron como por Cameron. El 7 de mayo de 2024 se conoció que a estos ejercicios se sumaron las unidades bielorrusas que en 2023 fueron entrenadas y dotadas con vectores de lanzamiento de armas nucleares (misiles balísticos de corto alcance Iskander-M y supuestamente aviones de asalto Su-25SM), según declaraciones tanto del secretario del Consejo de Seguridad bielorruso, Alexander Volfovich, como de su ministro de Defensa, el general Viktor Khrenin. Al día siguiente (8 de mayo de 2024), durante una reunión en Moscú, el presidente ruso Vladímir Putin y su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko confirmaron la participación de personal y equipo militar bielorruso en los ejercicios de las fuerzas nucleares tácticas rusas, que se desarrollaban en tres fases y que incluían la ejecución de ataques nucleares simulados contra objetivos de teatro. El 9 de mayo de 2024 el presidente Putin realizó unas declaraciones extraordinariamente duras impropias de ese día de celebraciones (79º aniversario de la victoria sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial), incluso en el contexto de la guerra en Ucrania. Primero, en su breve discurso antes del comienzo del desfile militar principal en la Plaza Roja de Moscú (donde participaron tractores lanzadores de misiles Iskander-M y también de misiles balísticos intercontinentales RS-24 Yars), declaró que no permitirán que nadie amenace a Rusia, que hará todo lo posible para evitar un conflicto mundial, pero que rechazan a cualquier país o alianza que trate de imponerse a los demás, y aseveró que para garantizar la seguridad de Rusia mantienen activadas de forma permanente las fuerzas nucleares estratégicas (es decir, el funcionamiento de la disuasión por la amenaza de la destrucción mutua asegurada). Segundo, tras terminar el desfile, en un apartado con periodistas y acompañado por Lukashenko, aseveró: “Dado que las armas nucleares no estratégicas están desplegadas en el territorio de Bielorrusia, esta vez invitamos a nuestros amigos y aliados, y el presidente de Bielorrusia lo pidió, a participar en una de las etapas de este ejercicio. Los celebramos regularmente. Esta vez se llevan a cabo en tres etapas. En la segunda etapa, nuestros colegas bielorrusos se unirán a nuestras acciones conjuntas, se han dado las instrucciones pertinentes a los ministerios de Defensa y al Estado Mayor.» Es decir, Putin afirmó tajantemente por primera vez que hay armas nucleares tácticas rusas en territorio bielorruso (y lo hizo con el mismo Lukashenko a su lado). Como parte de la estrategia de comunicación del Kremlin en el contexto de la guerra en Ucrania, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Ryabkov, declaró que no hay cambios en la doctrina de empleo de armas nucleares rusa, pero que la evolución de la situación internacional (es decir, el nivel de participación de las potencias occidentales en la guerra en Ucrania) podría implicar una revisión de dichos fundamentos en función de las necesidades de seguridad de Rusia -sobre la política de empleo de armas nucleares rusas véase la entrada LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE EMPLEO DE ARMAS NUCLEARES DE RUSIA, UNA APUESTA POR EL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA, de junio de 2020-. También planteó que podrían reconsiderar la moratoria unilateral sobre el despliegue de misiles de corto y medio alcance en Europa anunciada en agosto de 2019 y formalizada por el presidente ruso un mes después -véase la entrada “THE GAME IS OVER”: EL FIN DEL TRATADO INF, de agosto de 2019- debido a las acciones amenazantes de los Estados Unidos. Y terminó con un aviso (a navegantes, como se dice en castizo español): “Advertimos a nuestros adversarios que su curso de escalada, por supuesto, nos pone frente a la necesidad de tomar medidas que en realidad significan fortalecer las medidas de disuasión. Los ejercicios de adiestramiento de armas nucleares no estratégicas forman parte de este esfuerzo (en referencia a los ejercicios ruso-bielorrusos de unidades nucleares tácticas). Pero subrayo que la doctrina existente y otros documentos siempre han descrito claramente aquellos escenarios en los que se permite el uso de armas nucleares por nuestra parte. (…) Nuestro despliegue se llevará a cabo de tal manera que estas nuevas amenazas sean frenadas. Y la planificación ya está en marcha.” Por tanto, las declaraciones de las autoridades rusas forman parte de una respuesta coordinada y a todos los niveles para frenar cualquier intento de participación directa de las potencias occidentales en su guerra en Ucrania, posición que no ha variado desde el inicio de la invasión rusa -véase la entrada LAS ADVERTENCIAS SOBRE DISUASIÓN ESTRATÉGICA DE RUSIA CON OCASIÓN DE LA INVASIÓN DE UCRANIA, de febrero de 2022- y que ha probado la vigencia del funcionamiento de la disuasión nuclear para evitar un conflicto directo entre grandes potencias. Pero, tampoco se puede asegurar que no se pueda producir una escalada en el conflicto cuando los responsables del Kremlin consideren que sus Fuerzas Armadas o el propio éxito de la operación militar se halle en peligro. Eso es lo que explica y justifica que regularmente esgriman la amenaza nuclear.
“Estoy justo donde quiero estar.”