De forma creciente en el blog hemos ido dando cada vez más importancia
a los programas espaciales de las grandes potencias y, más concretamente, a los
avances más recientes en los sistemas de posicionamiento global por satélite
como un componente fundamental de la
política de disuasión estratégica. Con ellos se mantienen de forma
permanente las comunicaciones con los bombarderos estratégicos en vuelo en
misiones de ataque nuclear y con los submarinos nucleares portamisiles en patrullas
de combate bajo el mar asegurando la capacidad de contragolpe en caso de ataque
nuclear. Todas las demás aplicaciones militares convencionales, de comunicaciones
gubernamentales, de carácter civil, de transporte aéreo, marítimo o por
carretera, de seguridad pública y de apoyo a las actividades de recuperación en
caso de catástrofes naturales o accidentes, son de enorme importancia en un
mundo globalizado pero que siempre estuvieron subordinadas a consideraciones
eminentemente estratégicas. Así fue en el origen de los sistemas GPS americano y Glonass ruso en los años noventa y, más
reciente, en el desarrollo del programa de
posicionamiento global por satélite Galileo de la Unión Europea y la
Agencia Espacial Europea del que ya nos hemos ocupado en varias entradas. Pero
como hemos dicho en otras ocasiones, cualquier potencia que tenga aspiraciones
regionales –y no digamos globales- se suma a esta carrera, que ya ha sido
denominada como “segunda carrera espacial”. Así,
además de los europeos, se han apuntado a esta nueva carrera espacial por
alcanzar la independencia estratégica China, la India y también Irán. Aunque
solo la primera junto con los Estados Unidos y Rusia –ambos acaban de poner en
el espacio dos nuevos satélites de sus respectivos sistemas espaciales el 5 y 7de febrero de 2016- y la Unión Europea, dispondrá de una cobertura global, es
decir, planetaria, al final de la década. Para lograrlo las autoridades
chinas avanzan rápidamente en el lanzamiento de los satélites del sistema Beidou de segunda generación,
cuyo primer lanzamiento se produjo en marzo del año pasado y del que el día 3
de febrero de 2016 se puso en órbita el quinto satélite con un cohete LM-3C
lanzado desde el Centro de Lanzamiento de Satélite de Xichang y que permitirá
iniciar las pruebas de enlace entre el sistema regional inicial compuesto por dieciséis
satélites ya operativo y el nuevo sistema de señalamiento de navegación de
cobertura global. Según han destacado los responsables del Proyecto Beidou,
Xiang Libin, jefe del proyecto, y Lin Baojun, jefe de diseño de satélites: “el nuevo sistema de enlace satelital que está
caracterizado por una fuerte resistencia a las interrupciones y con un alto
nivel de privacidad, está dotado de tecnologías clave para competir con las
redes de navegación de otros países”; de esta manera, “el nuevo satélite
verificará plenamente nuestra tecnología”. Y esta entrada hay que enlazarla con
la entrada del mes de enero de 2016 dedicada al programa de submarinos portamisiles de China y la doctrina de no primer
uso de armas nucleares.
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