LAS ADVERTENCIAS SOBRE DISUASIÓN ESTRATÉGICA DE RUSIA CON OCASIÓN DE LA INVASIÓN DE UCRANIA

El 24 de febrero de 2022 las Fuerzas Armadas rusas iniciaron una campaña militar a gran escala contra Ucrania bajo el eufemismo de una «Operación Especial Militar en el Donbás», empleando una terminología similar a las intervenciones en Crimea en 2014 y en Siria en 2015. La invasión de Ucrania es consecuencia de la frustración de los líderes políticos de Moscú ante la falta de respuestas positivas a las demandas de garantías de seguridad solicitadas a los Estados Unidos y a la Alianza Atlántica el 15 y 16 de diciembre de 2021, que básicamente buscaban bloquear la expansión de la OTAN más al este, la neutralización de Ucrania y el reconocimiento de una esfera de influencia rusa en su «extranjero cercano». Los motivos del rechazo occidental a estas demandas contienen argumentos filosóficos, políticos y morales, no desdeñables e, incluso, encomiables, pero también desconocen la realidad de la política del poder -al menos definida en términos de equilibrio de poder, siguiendo las tesis kissingerianas-. Sea como sea, el presidente Putin ordenó a las Fuerzas Armadas rusas llevar a cabo acciones militares contra Ucrania para imponer una serie de objetivos que están directamente relacionados con aquellas demandas de seguridad: debilitar Ucrania, frenar la expansión de la OTAN e imponer un espacio de seguridad propio, ya no por la vía de las negociaciones, sino por el uso de la fuerza, que es como actúan las grandes potencias. En el mismo momento del inicio de las operaciones militares, el presidente Putin hizo una comparecencia televisiva en la que expuso justificaciones, argumentos, verdades e invenciones, pero también formuló una serie de advertencias frente a los Estados Unidos y a la OTAN, por si algún líder occidental despistado se le había pasado por la cabeza proponer alguna medida coercitiva contra Rusia -el contenido completo de la declaración está disponible aquí-. Putin declaró: «En cuanto a la esfera militar, la Rusia moderna, incluso después del colapso de la Unión Soviética, es hoy una de las potencias nucleares más poderosas. Y, lo que, es más: tiene ciertas ventajas en una serie de armamentos de última generación. En este sentido no debe de haber ninguna duda de que un ataque directo a Rusia conduciría a la derrota y a consecuencias nefastas para el agresor potencial. (…) Quien intente interferir con nosotros y, más aún, crear amenazas para nuestro país, para nuestro pueblo, debe de saber que la respuesta de Rusia será inmediata y le llevará a consecuencias que nunca ha afrontado en su historia. Estamos preparados para cualquier desarrollo, se han tomado todas las decisiones necesarias al respecto. Espero que se me escuche.» Es decir, Putin estaba lanzando una advertencia directa de que cualquier acción que pueda poner en peligro a su país, entendido esto como acciones militares contra Rusia durante la campaña de Ucrania, podría recibir un castigo de proporciones catastróficas. No hay ninguna duda de que estos términos se emplean cuando se habla de disuasión nuclear y del empleo de armas nucleares en caso de conflicto. Por si había dudas, las autoridades rusas demostraron, de forma oportuna, la preparación y capacidad de su Fuerza de Disuasión Nuclear hace cinco días, el 19 de febrero de 2022 cuando llevaron a cabo la ejecución del ejercicio de guerra nuclear global GROM -que analizamos en la entrada EL DÍA DEL TRUENO: GROM-21, EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL, de febrero de 2022-. Por tanto, asistimos a la implementación de la fuerza por una gran potencia, que se considera inmune a la agresión porque dispone de un arsenal completo de armas nucleares que le garantizan dicha inmunidad, y, precisamente por ello, garantizan el mantenimiento de la paz y la estabilidad global. Si no fuera así, nos veríamos abocados a una guerra entre grandes potencias con resultados muy probablemente devastadores, no solo para los propios participantes, sino para toda la especie humana que habita el planeta, convertido en un mundo muerto. ¿Quién dijo que se acabó la Guerra Fría?

“R.I.P. -Mundo muerto”.

RECONOCIMIENTO DE ESTADOS “RELOADED”: LOS CASOS DE DONETSK Y LUGANSK

El 21 de febrero de 2022 el Kremlin escenificó otro golpe de mano sobre cualquiera de los escenarios que pudieran haber establecido las capitales europeas sobre la evolución de los acontecimientos en la frontera de Ucrania. Mientras los medios oficiales y de comunicación de masas occidentales auguraban una invasión rusa de Ucrania, con los efectos devastadores que estaban propagando a los cuatro vientos, Moscú decidió simplemente, en un determinado momento, actuar de la forma más sencilla y menos violenta que se podría prever: proceder a una nueva desmembración de Ucrania sin el uso directo de la fuerza. De este modo, después de escenificar una reunión del Consejo de Seguridad nacional, tanto para la propaganda exterior como para su propio consumo interno, mostrando una imagen de unanimidad en la toma de decisiones -véase el contenido del debate en el seno del Consejo de Seguridad aquí-, el presidente Putin procedió al reconocimiento internacional de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk como Estados independientes -el acto del reconocimiento con traducción en español está disponible aquí-. De nuevo, llega al primer plano una de las instituciones fundamentales del Derecho Internacional como es el reconocimiento de Estados. Este acto puede ser implícito, mediante acciones concluyentes que no dejen duda acerca de la voluntad del Estado de reconocer, o expreso, como es el caso del reconocimiento ruso de Donetsk y Lugansk, que se escenificó mediante una declaración pública en el Salón de Catalina del Kremlin en presencia de los presidentes de las dos repúblicas, Denis Pushulin y Leonid Pasechnik. Los efectos del reconocimiento internacional son decisivos para el sujeto que los recibe: en primer lugar, supone su afirmación como sujeto de Derecho Internacional, que al tratarse de un Estado, será, siempre, un sujeto originario de la sociedad internacional -según la clásica división entre sujetos primarios y derivados del Derecho Internacional-; segundo, el establecimiento de relaciones diplomáticas, el intercambio de embajadores, la firma de tratados internacionales supone reconocer la capacidad de obrar, por tanto, que nos hallamos ante un sujeto pleno de Derecho Internacional, al tener personalidad jurídica y gozar de capacidad de obrar. Esto significa que el nuevo Estado nace con todos los derechos y obligaciones propios de un sujeto primario del Derecho Internacional, con independencia de que lo reconozcan pocos o muchos países -Siria ha sido el segundo país en reconocer a estas repúblicas, mientras que China ha realizado una declaración ambigua, lo que es propio de sus autoridades en estos temas-, o que entre a formar parte de la ONU o de otras organizaciones internacionales, universales o regionales. La doctrina del Derecho Internacional ha debatido intensamente sobre la naturaleza del reconocimiento, planteamientos que se han plasmado en dos teorías básicas. Por un lado, aquella que considera que el reconocimiento tiene efectos eminentemente jurídicos, es decir, un sujeto solo existe en el orden internacional cuando ha sido reconocido por otros sujetos primarios del sistema internacional. Por otro lado, están los que consideran que el reconocimiento tiene una naturaleza esencialmente política, es decir, un Estado existe cuando reúne los atributos para serlo, con independencia de que sea reconocido o no. ¿Cuáles son estos atributos? La teoría constitucionalista clásica establece claramente los atributos que debe tener un sujeto para ser considerado Estado: territorio físico definido, con independencia de su extensión, un pueblo asentado sobre ese territorio, y el elemento decisivo desde el punto de vista del Derecho Internacional, el poder soberano, es decir, que tenga un gobierno investido de la soberanía, que es la capacidad para dictar normas con carácter exclusivo y excluyente sobre un territorio, que será normalmente el territorio del Estado -el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso anunció que el reconocimiento se extiende al territorio de facto que controlan las autoridades de Donetsk y Lugansk-. El Derecho Internacional contempla la existencia de sujetos primarios con capacidad de obrar limitada, como es el caso de los protectorados. Sin embargo, el caso de las repúblicas de Donetsk y Lugansk es un supuesto particular, ya que gozando de personalidad jurídica y capacidad de obrar, porque entablarán relaciones diplomáticas, intercambiarán embajadores y realizarán otros actos de disposición -empleando la terminología del Derecho civil-, en el mismo acto de su nacimiento han firmado un acuerdo de protección militar con el Estado que reconoce, en este caso, Rusia, por lo que nos encontramos ante la institución de la protección militar -véase los decretos de reconocimiento publicados en el sitio web del Kremlin-.  La diferencia con el protectorado es que, en este caso, el que solicita la protección cede su capacidad de obrar al protector, que le representará en todos los asuntos internacionales, mientras que, en la protección militar, lo que pide el protegido es precisamente, la protección frente a un ataque militar externo, pero continúa gestionando sus relaciones exteriores con otros Estados y organizaciones internacionales en su caso -el ejemplo clásico es el caso de Líbano y Siria en los años ochenta y noventa del siglo pasado y los casos de Abjasia y Osetia del Sur a partir de 2008, asunto que tratamos en la entrada RUSIA DESPLIEGA SISTEMAS DE MISILES S-300 EN ABJASIA, de agosto de 2010--. Por tanto, Moscú, aprovechando la coyuntura de indefinición y falta de decisión del Bloque occidental ha actuado como mejor sabe hacer, de forma oportunista, y sin disparar un solo tiro, como ocurrió en la anexión de Crimea en marzo de 2014, dispone de una nueva baza negociadora para alcanzar su verdadero objetivo: alcanzar un acuerdo con los Estados Unidos para crear un nuevo sistema de seguridad europeo que se adecúe a sus intereses.

“AC/DC - No man´s land”.

EL DÍA DEL TRUENO: GROM-21, EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL

El Plan de Adiestramiento Anual de las Fuerzas Armadas rusas culmina en el mes de octubre con la ejecución del ejercicio GROM («Trueno») de guerra nuclear global en el que se verifica el estado de preparación de la triada nuclear y el funcionamiento del sistema de mando y control en caso de guerra nuclear -véase la entrada GROM-20: DEMOSTRACIÓN DE PODERÍO NUCLEAR EN UN MUNDO MÁS INSEGURO, de diciembre de 2020-. Este ejercicio se lleva a cabo bajo el mando del Presidente de la Federación de Rusia, que es el comandante de las Fuerzas Armadas, y tiene atribuido en esa doble condición la decisión de autorizar el empleo de armas nucleares en caso de que el país haya sufrido un ataque con armas de destrucción masiva, que instalaciones y organismos clave del Estado hayan sido atacados por un enemigo externo o, en último caso, que esté en peligro la existencia misma del Estado, como establece la doctrina de empleo de armas nucleares de 2 de junio de 2020 -véase in extenso la entrada LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE EMPLEO DE ARMAS NUCLEARES DE RUSIA, UNA APUESTA POR EL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA, de junio de 2020-. Por tanto, el ejercicio GROM es de suma importancia para garantizar el funcionamiento de la estrategia de disuasión nuclear lanzando una señal clara de la preparación y disposición de Moscú para emplear las armas nucleares cuando su presidente lo estime absolutamente necesario. Debido al número y variedad de ojivas nucleares que tienen en servicio tanto Rusia como los Estados Unidos, su empleo significaría que el decisor ha estimado la existencia de un peligro extremo para su propio país y el que reciba el ataque sufrirá daños de proporciones catastróficas. Este es, en esencia, el fundamento de la estrategia denominada Destrucción Mutua Asegurada (MAD, por sus siglas en inglés) acuñada durante la Guerra Fría, pero que continúa manteniendo toda su vigencia. Las ingenuas teorías sobre la guerra nuclear limitada no tienen en cuenta que, una vez iniciado el intercambio nuclear es imposible fijar un umbral de empleo máximo de las armas nucleares, porque el oponente que se vea superado subirá al siguiente escalón, y así sucesivamente. Como hemos dicho en abundantes publicaciones anteriores, los estrategas militares soviéticos, posteriormente, rusos, rechazaron estas ideas basadas en la premisa de que una vez iniciada, una guerra nuclear siempre implicará un intercambio masivo de ojivas nucleares. El 18 de octubre de 2018 el presidente Vladimir Putin afirmó durante su intervención en el Foro de Valdai que «el agresor debe saber que el castigo es inevitable y será destruido en cualquier caso». Esto es así en el caso de las dos grandes potencias nucleares, los Estados Unidos y Rusia, que atesoran cerca del 92% de las armas nucleares que existen en el mundo -el volumen de sus arsenales se puede consultar en la entrada DATOS DE LOS ARSENALES NUCLEARES DE LAS GRANDES POTENCIAS A 1 DE SEPTIEMBRE DE 2021, de noviembre de 2021-. Pero, entonces, ¿por qué el GROM en estos momentos, en medio de la crisis con la OTAN y Ucrania? La situación de seguridad en la frontera de Ucrania y la región del Donbás comenzó a empeorar a finales de octubre de 2021, precisamente cuando los Estados Unidos estaban completando su propio ejercicio de guerra nuclear, denominado Thunder («Trueno» en inglés), que concluyó el 28 de octubre. Las Fuerzas Armadas rusas iniciaron el despliegue de potentes medios convencionales que continuó aumentando de forma progresiva hasta la actualidad, causando primero, preocupación, y, después, alarma en el seno de la Alianza Atlántica -véase la entrada UCRANIA Y POLONIA Y EL DILEMA DE LA SEGURIDAD DE RUSIA, de noviembre de 2021-. Posiblemente el Kremlin decidió, en estas circunstancias, abstenerse de llevar a cabo su propio ejercicio nuclear evitando enviar un mensaje que pudiera ser interpretado erróneamente por los líderes del Bloque Occidental. Aunque sabemos que los dirigentes políticos cuando se enfrentan al dilema de las armas nucleares se vuelven extremadamente racionales, no se puede excluir una interpretación errónea de la otra parte y durante la Guerra Fría se vivieron episodios significativos en este sentido, sin duda en el que más, la ejecución del ejercicio nuclear Able Archer-83 por la OTAN en Europa. A principios de enero de 2022 medios rusos divulgaron que sus Fuerzas de Disuasión Nuclear llevarían a cabo el GROM en la primera parte de 2022. Con ello las autoridades rusas emitían un mensaje dirigido a la parte occidental en el sentido de que el desarrollo del ejercicio formaba parte de las actividades ordinarias de preparación de las Fuerzas Armadas rusas y que no tendría que ver con la situación de seguridad en su frontera occidental. De este modo, el 18 de febrero de 2022 el Ministerio de Defensa ruso anunció oficialmente que, al día siguiente, llevarían a cabo las actividades propias del ejercicio de guerra nuclear bajo el mando directo del presidente Putin en el Kremlin, donde, además, estuvo acompañado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko. En el curso del ejercicio las fuerzas participantes llevaron a cabo las siguientes operaciones: bombarderos estratégicos Tupolev Tu-95MS de la Aviación de Largo Alcance de las bases de Engels-2, en Saratov, y Ukrainka, en Amur, lanzaron misiles de crucero Kh-55SM que batieron blancos establecidos en los polígonos de pruebas de Pemboy, en Komi, y Kura, en la península de Kamchatka; cazabombarderos Mikoyan MiG-31K lanzaron sendos misiles balísticos hipersónicos Kh-47 Kinzhal en el norte del país; las Fuerzas Coheteriles Estratégicas (RVSN) lanzaron un misil balístico intercontinental (ICBM) RS-24 Yars (SS-29) desde un vehículo lanzador móvil (TEL) estacionado en el cosmódromo de Plesetsk, Arcángel, que batió un blanco en el polígono de Kura; en el mar de Barents, el submarino nuclear estratégico proyecto 667BDRM Delfín (Delta IV) K-18 Karelia disparó en inmersión un SLBM R-29RMU2 Sinevá, que voló más de 6.200 kilómetros hasta que sus ojivas inertes impactaron en el polígono de Kura, el submarino nuclear multimisión proyecto 885 Yasen K-560 Severodvinsk lanzó un misil de crucero (SLCM) 3M14 Kalibr y la fragata lanzamisiles proyecto 22350 (Gorshkov) Almirante Gorshkov un SLCM hipersónico 3M22 Tsirkon; en el mar Negro, un submarino convencional multimisión proyecto  636.3 Varshavyanka (Kilo II) y la corbeta lanzamisiles proyecto 21631 (Buyan-M) Grayvoron lanzaron sendos SLCM 3M14 Kalibr; y desde el polígono de pruebas de Kapustin Yar, en Astracán, un TEL del sistema Iskander-M disparó un misil de crucero de corto alcance 9M728. Todos los proyectiles lanzados tienen capacidad nuclear. Los grandes ausentes de esta edición han sido los submarinos nucleares estratégicos de la Flota del Pacífico, pero su intervención podría producirse en los próximos días, como ocurrió en el ejercicio GROM-20. Con la ejecución de este ejercicio en estos momentos Moscú ha lanzado varios mensajes: primero, que sus Fuerzas de Disuasión Nuclear se hallan listas y preparadas para iniciar y ganar -si es que cabe este eufemismo- una guerra nuclear; segundo, que, pesar de las crisis puntuales, por muy graves que sean o puedan parecer, se mantienen vigentes los principios básicos de la disuasión nuclear y el funcionamiento del régimen de estabilidad estratégica, que garantizan su posición de gran potencia, junto con su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU; y, tercero, que no se dejará amedrentar por ningún oponente externo, por muy poderoso que pueda parecer, porque, para eso, reúne un inmenso arsenal nuclear y la voluntad para usarlo, que es la garantía última de que Rusia seguirá existiendo como país independiente.

“Apparat – Ash/Black Veil”.