La Armada americana tiene programada la instalación
operativa del primer cañón laser de estado sólido de alta potencia desarrollado en el marco del Programa Naval de Armamentos de Energía Directa en el buque
anfibio USS Ponce en el verano de
2014. Este nuevo cañón laser denominado LaWS es capaz de alcanzar objetivos aéreos y abatirlos,
aunque la Armada no ha aportado ningún dato técnico sobre las pruebas
realizadas hasta ahora y que han
incluido el derribo de un UAV.
Ahora bien, si se ha decidido la instalación en este buque de gran tamaño destinado en el Golfo Pérsico es porque se ha llegado al punto en el que la tecnología está en disposición de dar un rendimiento adecuado en combate. Un Informe del Centro de Investigación del Congreso de los Estados Unidos de 14 de marzo de 2013 define estas nuevas capacidades como “un cambio total en las reglas de juego del combate naval”. Pero es que además, los militares se lo venden a los decisores políticos en el idioma en el que quieren oír ahora: según han informado fuentes del proyecto “nuestros datos más conservadores demuestran que una inyección de energía dirigida cuesta menos de un dólar. No se puede comparar con los cientos de miles de dólares que cuesta un misil. Este tipo de enfoque innovador es fundamental en un entorno fiscal limitado. Este armamento, que utiliza energía, en lugar de municiones, es un antiguo deseo de los militares americanos” (Vicealmirante M. Klunder, Jefe de Investigación Naval).
Las nuevas capacidades militares de los conflictos posmodernos, como son la robótica, los sistemas espaciales, las armas cibernéticas, los láseres, nos dan derecho a pensar que el futuro es presente; en realidad, la tecnología transforma en un solo acto lo que puede venir en lo que ya es. Pero esta nueva etapa de avances tecnológicos fantásticos también traerá grandes calamidades al mundo conocido.
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