«EQUILIBRIO MUNDIAL, ESTABILIDAD ESTRATÉGICA Y UNIÓN EUROPEA EN LA DÉCADA 2020-2030»

Este es el título de la ponencia que presenté en el Simposio de Seguridad Internacional de las VI Jornadas de Estudios Internacionales “Pasado, presente y futuro” organizadas por el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile del 28 al 30 de octubre de 2020. 

La ponencia surgió como consecuencia de las reflexiones en voz alta con varios colegas sobre las palabras contenidas en un discurso que pronunció el presidente Macron en la Escuela Militar de París el 7 de febrero 2020, donde planteó que los Estados miembros de la Unión Europea (UE) no podían permanecer solamente como meros espectadores ante la carrera de armamentos que se puede desatar en breve plazo si los Estados Unidos y Rusia terminan deshaciéndose del tratado Nuevo START, que finaliza el 5 febrero de 2021. El Nuevo START es el último instrumento legal de limitación de armas nucleares que permanece en vigor de todo el entramado de acuerdos y tratados internacionales firmados por los Estados Unidos y la Unión Soviética a finales de los años ochenta y que pusieron fin a la Guerra Fría. Este conjunto de normas, reglas y procedimientos de adopción de decisiones crearon el régimen de estabilidad estratégica que ha mantenido la paz y la seguridad mundiales hasta ahora. Sin embargo, parece que en la etapa de transición de la hegemonía imperfecta al mundo posmoderno -se aceptan todas las denominadas sugeridas por la Academia para la nueva era, aunque siga sin haber consenso sobre el término- Washington y Moscú ahora están de acuerdo en terminar con los acuerdos de desarme, porque estiman que ya no sirven a sus intereses de seguridad. A pesar de que, ambas, tengan intereses de seguridad mundiales. También hablamos de la competencia global entre los Estados Unidos y la China comunista y afirmamos que es indispensable alcanzar un nuevo acuerdo entre las grandes potencias que mantenga la estabilidad del sistema porque, sencillamente, las partes que lo componían cambiaron en el arranque del siglo XXI. Este planteamiento teórico enlaza, de nuevo, con las ideas expuestas por el presidente Macron en París: el sistema internacional actual es lo suficientemente complejo -y podemos añadir "peligroso"- como para que los europeos no deban permanecer silenciosos, si quieren representar un papel importante o formar parte del nuevo Directorio mundial. Partimos de la hipótesis de que los Estados Unidos no van a continuar garantizando la seguridad europea, porque cambian sus intereses hacia el área del Asia-Pacífico. En consecuencia, parece imperioso acometer la creación de una auténtica defensa europea, o quedar en la inanición ante la lucha por el poder entre las grandes potencias que tendrá lugar a lo largo de esta década. Para ello, todos los socios europeos deben sumarse a un proyecto político común, que cuente con una estrategia exterior común que se manifieste en todas las organizaciones y foros internacionales, con coherencia y con funcionarios bien preparados y dispuestos a defender el interés común de los Estados miembros y no una difusa idea de federalismo transnacional que ni quieren ni entienden los pueblos de Europa -en este sentido, la retirada del Reino Unido debería ser un acicate para comprender las fuerzas subyacentes que existen más allá del entramado burocrático de Bruselas-. Se requiere un liderazgo europeo que fusione intereses y voluntad, que apueste por la paz y el multilateralismo, pero que al mismo tiempo sea capaz de erigir una defensa común autónoma y creíble y para conseguirlo es ineludible el debate sobre las armas nucleares y la política de empleo de las mismas. En la parte final de la ponencia proponemos tres escenarios para la próxima década: uno en el que la UE se mantiene como hasta ahora: sin capacidad de acción; el probable, con una Unión que ha avanzado hasta convertirse en un actor asertivo pero sin alcanzar influencia real en los asuntos estratégicos -el núcleo del régimen de seguridad internacional-; y un tercero, improbable pero no que no debemos descartar, en el que, como consecuencia de la ruptura del régimen de seguridad global, la UE aparece como un actor estratégico dotado con un sistema de disuasión nuclear propio, que coincide con la propuesta francesa. Mientras tanto, las grandes potencias del sistema global avanzan cada vez más hacia políticas nacionales y a soluciones bilaterales para implementar sus propios intereses nacionales en la sociedad internacional.  

El programa de las IV Jornadas de Estudios Internacionales puede consultarse en el sitio web del IDEA y las ponencias se publicarán más adelante, lo que informaremos oportunamente.  

The Sound of Silence.

7 comentarios:

  1. Muy interesante. Gracias.

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  2. Gracias por esta nueva entrada.

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  3. Muy bien escrito. Enhorabuena.

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  4. Gracias por compartir. Saludos.

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  5. Como dices, el escenario más probable es que la UE no desempeñe ningún papel relevante. Es más, se puede plantear una ruptura entre el Norte y el Sur del Este. Algún país podría volver a caer bajo la influencia rusa.

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