Durante este año
hemos actualizado y analizado en el blog de forma pormenorizada los tres
componentes de las Fuerzas Nucleares Estratégicas de Rusia con las entradas
respectivas dedicadas a cada una de ellas: las Fuerzas
Coheteriles Estratégicas (RVSN), las Fuerzas
Submarinas Estratégicas -artículo publicado en la Revista General de Marina en el número
de julio de 2018- y la Aviación
de Largo Alcance. Precisamente en 2018 año entraron en vigor los
límites cuantitativos establecidos por el Tratado START de 8 de abril de 2010,
y que ha sido objeto de especial atención en el blog desde su entrada en vigor
el 5 de febrero de 2011 con entradas periódicas semestrales recogiendo los
datos aportados por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en
cumplimiento de las cláusulas de transparencia establecidas en el propio
Tratado. En este sentido, la permanencia del Tratado de Armas Estratégicas ha
sido hasta ahora una muestra patente del cumplimiento de los acuerdos que
mantienen el régimen de estabilidad estratégica de la posguerra fría entre los
Estados Unidos y Rusia. Como ha dicho el presidente Putin, “nuestras armas son
para preservar la paridad. Nada más”. Sin embargo, paradójicamente se ciernen
negros nubarrones sobre la vigencia de los acuerdos de desarme nuclear entre
las dos grandes potencias, ya que ambas poseen más del 92% de las armas
nucleares que existen en el mundo, y sus arsenales bastarían para arrasar la vida
en el planeta como aseveró el propio presidente Putin hace poco (21 de
diciembre de 2018) a preguntas de los periodistas: “esto nos puede conducir a
una catástrofe global”. Porque, en efecto, la Administración Trump ha continuado
dando pasos destinados a abandonar el régimen de desarme acordado al final de
la Guerra Fría entre Reagan y Gorbachov, régimen que parece que ya no es
suficiente para garantizar la seguridad de los Estados Unidos. Por un lado, el
presidente Trump anunció el 10 de octubre de 2018 que no ve sentido a mantenerse
en el Tratado INF de 8 de diciembre de 1987 que eliminó los misiles de corto y
medio alcance de la ecuación nuclear. Washington considera que existe una violación
del Tratado por parte de Rusia debido al desarrollo del misil de crucero 9M729
con capacidad nuclear para el sistema terrestre Iskander-M. Esto se debe a que,
según los informes de inteligencia que se manejan, este misil de crucero, que
ya se empleó en los ejercicios Zapad-2017 en septiembre del año pasado, superaría
el alcance máximo de 500 kilómetros establecido en el Tratado INF. A pesar de
que Moscú niega estas acusaciones, el presidente Trump dijo el 5 de
diciembre de 2018 que está preparado para abandonar el Tratado INF, aunque concedió un plazo de dos meses para que Rusia se avenga a cumplir estrictamente las obligaciones que le impone el Tratado; en caso contrario Washington suspenderá sus obligaciones y buscará nuevas
opciones que garanticen la seguridad de los Estados Unidos y de sus aliados frente
al desarrollo de armas prohibidas por parte de Rusia. Las exigencias americanas fueron puestas sobre la mesa por la subsecretaria de Estado para el Control de Armas y Seguridad Internacional, Andrea Thomson, al día siguiente precisando que Rusia debe concederles la oportunidad de verificar las modificaciones que se hagan a los misiles de crucero 9M729. Por su parte, Moscú considera que el
desarrollo de sistemas antimisiles balísticos, como consecuencia del abandono
del Tratado ABM en junio 2002, y el despliegue de estos cerca de sus fronteras -en
Polonia y Rumania en la parte occidental y en Corea del Sur y Japón en el
Extremo Oriente además de los destructores equipados con estas capacidades que
navegan cerca de sus aguas- obligaron a “responder con la creación de armas
nuevas capaces de burlar esos sistemas de defensa antimisiles” en palabras del
presidente Putin. Es más, advirtió que “es difícil imaginar cómo va a
evolucionar la situación. Si estos misiles aparecen en Europa ¿qué deberíamos
hacer? Por supuesto, tendremos que garantizar nuestra propia seguridad.” El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, fue un paso más allá y afirmó el 21 de diciembre de 2018 que "el despliegue allí de misiles, apuntando potencialmente a la Federación rusa, llevará a que Rusia -con el objetivo de crear paridad- convierta estos sistemas de lanzamiento en blanco de su arsenal de misiles". Una
segunda razón aducida para poner en tela de juicio la vigencia del Tratado INF
es que solo es de aplicación bilateral y Washington de nuevo considera que
China se está aprovechando de un vacío legal para desarrollar nuevas armas
nucleares que amenazan a los aliados de los Estados Unidos en el Asia-Pacífico
y al despliegue de sus propias tropas en la región. Sin embargo, esta
valoración no es aceptada por las autoridades rusas que consideran que el
mantenimiento del régimen de estabilidad estratégica es un asunto bilateral
entre los Estados Unidos y Rusia. Más grave aún es que, detrás de las denuncias
del Tratado INF, se encuentra la negativa a entablar negociaciones para extender
la vigencia del Tratado START más allá de 2021 a pesar de las reiteradas
apelaciones de la parte rusa, como dijo el presidente Putin el 21 de diciembre
de 2018: “no están llevando a cabo conversaciones para prolongarlo”. La
respuesta rusa ha sido el anuncio del desarrollo de nuevas armas estratégicas
avanzadas que fueron sorpresivamente descritas por el presidente Putin el 1 de
marzo de 2018 en una sesión conjunta de las dos cámaras del parlamento ruso -que
analizamos en la entrada EL
PODER DOMINADOR DE LAS ARMAS NUCLEARES Y LA AMENAZA DE LA GUERRA de marzo
de 2018-. Como reconoció el presidente Putin el 21 de diciembre de 2018: “Ahora
nos dicen que Rusia obtuvo ventajas con ello. Sí, es cierto. Nadie en el mundo
tiene esos armamentos, por ahora.” Pero, según dijo: “no buscamos una ventaja
en la carrera nuclear, buscamos mantener el equilibrio y garantizar nuestra propia
seguridad”. Las observaciones del presidente Putin ponen de manifiesto el
incremento de la función de las armas nucleares en la política de seguridad
rusa (Lee Willet en “Strategic Effect”, Jane´s
Defence Weekly núm. 48, 28 de noviembre de 2018). Por esta razón, desde la
parte rusa insisten, en palabras del presidente Putin, en que “estamos siendo
testigos del colapso del sistema internacional de limitación de armamentos y
del inicio de una nueva carrera armamentista […] sería muy malo para la
Humanidad porque nos aproxima a una línea muy peligrosa.” En los
primeros meses de 2019 sabremos si continúa el Tratado INF y, en consecuencia,
si se podrá extender el Tratado START o nos hallaremos a las puertas de una nueva
carrera de armas nucleares, que combinada con la carrera espacial en curso,
puede producir la destrucción definitiva del régimen de seguridad global
vigente y el inicio de una nueva etapa de las relaciones internacionales, desconocida
desde el final de la Segunda Guerra Mundial, porque habrán desaparecido las
reglas básicas de funcionamiento del sistema y sin un régimen de seguridad internacional
estamos abocados a la guerra.
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Estimado Luis, junto con compartir las preocupaciones descritas en tu análisis, y que de continuar por este "tenebroso" camino nuclear son pocas las alternativas saludables que quedan para una solución pacífica y con reducidos costes, también debo expresar que, como en períodos no muy lejanos, las potencias nuevamente se aferran a estrategias tradicionales como el empleo de las reglas del "juego de poderes"; así las cosas pronto observaremos hasta dónde apostarán sin traspasar el umbral del conflicto, y en caso de que ello ocurra, será en escenarios de segundo nivel. Espero no equivocarme. Saludos y felicitaciones.
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