Este es el título de la Columna de Opinión que he publicado en el sitio web de la Academia
Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) del Ministerio de Defensa
Nacional de Chile el 6 de octubre de 2015 en el que analizo la implicación militar directa de Rusia en el
conflicto sirio desde la teoría del régimen
Texto completo (*):
“El Presidente Putin declaró a primeros de
septiembre durante la asistencia al Foro Económico de Vladivostok que Rusia mantenía
contactos permanentes con el gobierno sirio y con otros países de la región
–entiéndase Irán y también el gobierno iraquí al que actualmente se está
suministrando armamento avanzado para combatir al Estados Islámico-, pero
respecto a la posibilidad de una intervención militar directa dijo que “aunque
estamos considerando varias posibilidades, por ahora no está en nuestra
agenda”. A continuación, precisó que “decir que estamos dispuestos a hacerlo es
actualmente prematuro, pero estamos dando a Siria un apoyo serio y equipamiento
y entrenamiento a fuerzas con armamento”. En este período el Mando Militar ruso
estaba preparando el despliegue militar en Siria, que se precipitó a partir del
19 de septiembre con el envío de una impresionante fuerza aérea que se ha
establecido en la base aérea de Latakia. De todos modos, se trataba de un
asunto que era seguido por medios especializados debido a informaciones de
inteligencia e imágenes satelitales que indicaban un trasiego constante de
barcos rusos en el puerto de Tartus y una intensa actividad de aviones de
transporte pesado en la base aérea cercana a la ciudad portuaria de Latakia,
incluidas operaciones con los enormes An-124 como se publicó en el propio sitio
web del Ministerio de Defensa ruso. Estas informaciones de inteligencia también
constataban la ampliación de la plataforma de la base aérea siria, la
construcción de una torre de control y barracones e instalaciones en tierra
para albergar un gran contingente militar. Los primeros aviones de combate en
llegar a la base aérea de Latakia fueron cuatro Su-30SM de la Fuerza Aérea rusa
(VVS) de los que se obtuvieron imágenes por satélite el mismo día 19 de
septiembre –dos días antes los mismos aviones había estado operando desde la
base aérea de Shagol en los ejercicios Tsentr 2015-. Durante ese fin de semana
fueron apareciendo en la pista de Latakia doce bombarderos Su-24M, doce aviones
de ataque a tierra Su-25SM y al menos ocho helicópteros de asalto Mi-24. El día
26 de septiembre se dio cuenta de la presencia de al menos un Il-22M-11
especializado como puesto de mando aerotransportado encargado del control y la
dirección táctica de unidades aéreas y terrestres que combaten sobre el
terreno; y el día 29 de septiembre se detectaron seis novísimos bombarderos
Su-34 apoyados por un avión cisterna Il-78. También han sido fotografiados diversos
aviones no tripulados de las Fuerzas Armadas rusas en el espacio aéreo sirio. En
paralelo, la Escuadra del Mediterráneo encabezada por el crucero lanzamisiles
“Moskva” de la Flota del Mar Negro ha establecido dos zonas restringidas a la
navegación al este y al oeste de la isla de Chipre con la finalidad de llevar a
cabo ejercicios de tiro de misiles entre finales de septiembre y principios de
octubre. El inicio de este impresionante despliegue militar coincidió en el
tiempo (21 de septiembre) con el ataque a la embajada rusa en Damasco
perpetrado supuestamente por grupos rebeldes opositores al régimen del presidente
Asad y con la inesperada visita del primer ministro israelí Netanyahu –acompañado
de los jefes del Estado Mayor y de la inteligencia militar- a Moscú para
entrevistarse con el presidente Putin. En esta reunión, que ha pasado prácticamente
desapercibida en los medios occidentales, ambos gobiernos decidieron establecer
mecanismos de colaboración entre las Fuerzas Armadas de ambos países para casos
de crisis. Resulta evidente que Moscú está indicando al gobierno israelí que
mientras mantenga una presencia militar directa en Siria, que incluye
operaciones aéreas de combate contra las fuerzas opositoras al régimen de Asad
–ya sean los grupos rebeldes llamados moderados, las fuerzas del Estado
Islámico o Al-Nusra-, se deberán abstener de cualquier aventura militar en el
país, porque un choque entre aviones militares rusos e israelíes tendría
consecuencias graves ambas partes. Esto significa que Moscú no está dispuesto a
tolerar la intromisión israelí en una resolución definitiva del conflicto sirio
que ya ha sido consensuada con el Bloque Occidental, lo que se escenificó en la
reunión de los presidentes Obama y Putin el 28 de septiembre en la sede de
Naciones Unidas en Nueva York. Por ello, el presidente Obama declaraba ante la
Asamblea General que “los Estados Unidos están dispuestos a trabajar con
cualquier nación, incluidas Rusia e Irán para resolver el conflicto”. Los
gobiernos occidentales han aceptado que la potencia militar rusa decida el
conflicto sirio a favor del régimen de Asad –aunque muestren su discrepancia
respecto a la etapa posterior, que denominan eufemísticamente “de transición”
como decía el presidente Obama en la misma sede- porque después de cuatro años
de guerra civil ninguna de las partes ha conseguido imponerse militarmente
sobre la otra y los ataques aéreos de la coalición internacional liderada por
los Estados Unidos no han alcanzado los objetivos estratégicos previsto que eran
destruir la capacidad de combatir del Estado Islámico. Pero si esto es
significativo, lo que llama poderosamente la atención es la capacidad de
despliegue de las Fuerzas Armadas rusas más allá de su extranjero cercano, ya
que han sido capaces de mover en menos de una semana una poderosa fuerza de
combate hasta territorio sirio con la finalidad de resolver definitivamente el
conflicto a favor del gobierno reconocido internacionalmente de Siria, mientras
la mayoría de los analistas pensaba que Rusia estaba concentrada en su frontera
occidental con vistas a una eventual operación militar en Ucrania. Los ataques
aéreos de las Fuerzas Aéreas rusas contra los opositores al régimen de Al-Asad
se han iniciado el 30 de septiembre.”
Documento publicado en el sitio web de ANEPE (aquí).
(*) Las opiniones que se recogen en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
Recomendamos el ensayo de Javier Jordán
Enamorado "La intervención
militar de Rusia en Siria: oportunidades y desafíos", en Documento Marco IEEE núm. 27/2015, 27 de octubre de 2015.
Для Анастасии.
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