EL VUELO ESPACIAL DE YURY GAGARIN QUE CAMBIÓ EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

El 12 de abril de 1961 el cosmonauta soviético Yury Gagarin cumplió uno de los sueños de la humanidad: alcanzar el espacio exterior, superar la barrera que impone la atracción de la Tierra y recorrer los espacios infinitos, considerados en términos humanos, del cosmos. Y esto lo consiguió una potencia emergente, que había sido sometida a una terrible guerra de desgaste tan solo dieciséis años antes, en la que había perdido más de 26 millones de vidas humanas y sufrido pérdidas incalculables en edificaciones, fábricas, infraestructuras y recursos. La capacidad de recuperación de la Unión Soviética fue increíble, pero eso solo se pudo lograr bajo la mano de hierro de los dirigentes soviéticos, que, en su competencia con los Estados Unidos por la supremacía mundial, no pusieron límites a su ambición imperial. Los costes impuestos a su propia población son incalculables. Para los regímenes comunistas la supremacía de su modelo es un objetivo en sí mismo. Los ciudadanos, las personas, carecen de valor individual, y en consecuencia los derechos humanos son ajenos a su visión de la realidad política. Lo que importa es el avance continuo e imparable del socialismo hacia el paraíso comunista. Los obstáculos son removidos, por la violencia si es necesario, los enemigos son eliminados y los héroes de la Revolución son ensalzados a lo más alto, convertidos en modelos del Estado nuevo que traerá para paz y la prosperidad indefinidas. Por ese motivo, el espacio fue uno de los objetivos fundamentales de la Unión Soviética: el desarrollo de la industria de los cohetes, asociada al arma nuclear y a la estrategia de disuasión frente al mundo occidental, tenía que tener una justificación épica. El espacio se convirtió en la punta de lanza de la nueva sociedad soviética, levantada frente a la adversidad de la guerra contra las potencias occidentales: primero contra la Alemania de Hitler durante la Gran Guerra Patriótica (1941-1945) y después contra los Estados Unidos y la Alianza Atlántica durante la Guerra Fría (1947-1990). Y los hitos fueron inmensos: el primer satélite artificial en el espacio -el Sputnik (1957)-, el primer hombre en el espacio -Yury Gagarin (1961)-, la primera mujer en el espacio -Valentina Tereshkova (1963)-, el primer hombre que realizó un paseo espacial -Alexey Leonov (1965)-, la primeras estaciones militares espaciales tripuladas camufladas de laboratorios espaciales -naves Salyut (desde 1971)- y finalmente la estación espacial Mir (“Paz”) (desde 1986), un gigantesco logro de la ingeniería soviética que sobreviviría diez años más a la propia desintegración del país. Tan gigantescos son los logros que treinta años después de la desaparición del Estado soviético, su sucesora, Rusia, continúa formando parte del caballo de cabeza de las potencias espaciales, junto con los Estados Unidos, China y la Unión Europea: sus robustos cohetes siguen poniendo en órbita satélites propios y de otros países, cohetes espaciales americanos emplean motores propulsores rusos, la constelación espacial Glonass es una alternativa a los sistemas de posicionamiento satelital global y, hasta hace poco menos de un año, solo la corporación espacial rusa Roscosmos tenía capacidad para llevar de forma continua cosmonautas hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) y traerlos seguros de nuevo a la Tierra. En el sesenta aniversario del vuelo de Gagarin catorce cosmonautas de diferentes países han coincidido en la EEI y la misión tripulada Soyuz MS-18 -que despegó el 9 de abril de 2021 desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán- ha marcado el inicio de las celebraciones de la proeza espacial soviética. Gagarin murió muy joven (34 años), en un accidente aéreo, pero las puertas del espacio que él abrió continúan de par en par para que los seres humanos continúen buscando el camino de las estrellas, hoy con exitosos empresarios privados con nuevas y revolucionarias ideas que están superando barreras que la tecnología había impuesto por décadas, y lo hacen un régimen de libertad y libre competencia -véanse las entradas VISIONARIOS, GRANDES DESCUBRIMIENTOS Y SEGUNDA CARRERA ESPACIAL de enero de 2020 y LA MISIÓN SPACEX DEMO-2 REGRESA A LA TIERRA: REFLEXIONES SOBRE EL DESARROLLO DEL ESPACIO Y LA DEMOCRACIA, de agosto de 2020-. El espíritu de superación y la inventiva humanas siguen vivos, a pesar de que nos quieran seguir contando que el paraíso está en un mundo uniforme, de ciudadanos sumisos, que deben aceptar las reglas por un bien común superior, destino que la historia reciente demuestra que está condenado al fracaso. Gagarin triunfó pero la Unión Soviética desapareció por su propia incapacidad para dar respuesta a las demandas de su propia sociedad. Porque solo la libertad da el espacio necesario para que los seres humanos continúen avanzando y rompan los límites que se consideran establecidos en cada época.  

“Dobry den, majore Gagarine”.

7 comentarios:

  1. Gargarin marcó una era espacial que hoy día todavía recordamos con pasión después de 60 años.

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  2. Feliz aniversario :).

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  3. Excelente, como siempre.

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  4. Muy bueno todo. ¡Muchas gracias!

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  5. La NASA ha seleccionado a SpaceX para construir la nave espacial que llevará, de nuevo, a los astronautas a la Luna. El contrato asciende a 2.900 millones y forma parte del programa Artemis. La propuesta de SpaceX está basada en la nave Starship que están desarrollando actualmente para la primera misión tripulada a Marte.

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