skip to main |
skip to sidebar
LAS ARMAS DE PRECISIÓN, LA RUPTURA DEL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO Y EL SISTEMA DE ATAQUE GLOBAL INMEDIATO DE LOS ESTADOS UNIDOS
Las
relaciones internacionales se encuentran sumidas actualmente en un estado de
casi descontrol, tanto a nivel geopolítico como en el análisis intelectual de
los fenómenos que se están sucediendo de forma cada vez más acelerada. Por un
lado, existen actores no estatales que disputan directamente espacios
territoriales a los Estados, y no solo en el caso de Estados débiles o
fallidos, sino también se enfrentan a potencias regionales o grandes potencias
en un nuevo tipo de conflicto bélico que se ha denominado asimétrico. Los casos
más patentes son el enfrentamiento global que ha sostenido los Estados Unidos contra
Al-Qaeda durante más de una década, las luchas entre Hizbollah y Hamás contra
Israel o, más reciente, el enfrentamiento de grandes proporciones entre una
coalición internacional liderada por los Estados Unidos y el autoproclamado
“Estado Islámico de Irak y Siria” en Oriente Medio. En el conflicto asimétrico el objetivo de los
grupos armados no estatales no es derrotar a los ejércitos que se les oponen,
lo que es imposible desde un punto de vista militar, sino causarles el mayor número
de bajas posible. Para dar respuesta a estos desafíos desde los años noventa
del siglo pasado las fuerzas armadas de las grandes potencias se centraron en
el desarrollo y obtención de sistemas de combate que les permitieran golpear
más rápido, más lejos y con mayor precisión. Estas premisas fundamentaron lo
que se dio en llamar la Revolución en los Asuntos Militares, lo que planteó el
Secretario de Defensa Donald Rumsfeld bajo la Administración Bush cuando
propuso su enfoque de la Transformación en el Informe de la Comisión homónima
en julio de 1998[1],
la forma en la que se planificaron más adelante las intervenciones militares en
Afganistán (2001) e Irak (2003) y, también, la base de los problemas que han
tenido que enfrentar los Estados Unidos en ambos conflictos bélicos[2]. Esta manera de ver el
combate implica un cambio en la forma de hacer la guerra puesto que la
precisión supone que ya no habrá ninguna necesidad de devastar el territorio
enemigo ni de destruir a su población. Como ya adelantaron los Toffler a finales
de los ochenta[3]
y ha reiterado Friedman[4] recientemente, la clave
en la guerra en el siglo XXI será la precisión, y esta visión conceptual se
extiende desde el escenario táctico al ámbito estratégico. Es precisamente en
este ámbito donde los Estados Unidos están avanzando hacia la obtención de un
sistema de ataque estratégico con capacidad para batir cualquier objetivo en el
planeta en menos de una hora. Ya en 2003 el Departamento de Defensa encomendó a
la Agencia de Desarrollo de Proyectos Avanzados de Investigación de la Defensa
(DARPA) y a la Fuerza Aérea el estudio técnico de un sistema de vehículos
hipersónicos que operaran desde el territorio continental americano. Esta
propuesta se plasmó en dos proyectos comunes en el marco del programa
denominado Prompt Global Strike.
Las especificaciones técnicas establecían el desarrollo de un sistema
hipersónico no tripulado definitivo que alcanzaría una velocidad de 20 mach a
grandes altitudes de forma que le permitiría volar 17.000 kilómetros en menos
de dos horas transportando una enorme carga de combate de 5.500 kilos[5] -parece que en este punto existía consenso en que la
carga de combate fuera convencional y no nuclear, aunque los desarrollos que se
iniciaron en Rusia aproximadamente por estas mismas fechas lo hicieron a partir
de ojivas nucleares hipersónicas diseñadas para cohetes estratégicos-. El
prototipo del primer vehículo hipersónico denominado HTV-1 estaba previsto para
septiembre de 2007 pero el proyecto fue cancelado. El segundo vehículo HTV-2 se
lanzó el 22 de abril de 2010 desde un cohete Minotaur IV desde la base aérea de
Vandenberg en California. Esta arma realizó un vuelo de nueve minutos de duración
que fue seguido por ingenieros de los distintos departamentos implicados en el
programa –la NASA, el Centro de Sistemas de Misiles y del Espacio, el
Laboratorio Nacional de Sandia, el Laboratorio de Investigación de la Fuerza
Aérea- y de Lockheed Martin. Según informó un portavoz de la DARPA en noviembre
de 2010, el HTV-2 se perdió en vuelo sobre el océano debido a un fallo en el
software de la misión[6]. Un segundo prototipo del
HTV-2 voló el 11 de agosto de 2011 y también se perdió tras un vuelo de
similares características[7]. Estos fallos determinaron
la ralentización del programa que se vio afectado también por las restricciones
presupuestarias que impuso al Departamento de Defensa la Administración Obama.
Por su parte, el vehículo HTV-3X fue cancelado en octubre de 2008 al no
disponer de fondos presupuestarios adicionales[8]. De forma paralela,
desde 1999 la NASA también había estado trabajando en vehículos espaciales no
tripulados, estudios que se plasmaron en el desarrollo de un avión espacial
denominado X-37B destinado a probar nuevas tecnologías en vuelo durante su
estancia en órbita y de reingreso en la atmósfera. El programa fue transferido en
2004 al Departamento de Defensa –en paralelo con el inicio del programa Prompt Global Strike- y actualmente
sabemos por fuentes abiertas que desde entonces se han realizado al menos tres
misiones de larga duración en 2010, 2011 y 2012[9]. Sin embargo, el
desarrollo de armas espaciales hipersónicas todavía se encuentra en fase
inicial y hasta que se dispongan de las tecnologías necesarias pasará bastante
tiempo. Por ello, el Departamento de Defensa ha puesto en marcha el programa LRS-B
como solución interina con la finalidad de dotarse de una flota de entre
ochenta y cien bombarderos tripulados de largo alcance que sustituyan a los
B-52H, B-1B y B-2 actualmente en servicio con una partida presupuestaria
inicial de 300 millones dólares en 2013 y 6.300 millones hasta 2017 para la
fase de desarrollo –precisamente lo mismo que anunció Rusia con el programa
PAK-DA-[10]. Pero no hay que perder de
vista una cuestión fundamental que puede llegar a alterar el equilibrio
estratégico: las potencias emergentes también realizan fuertes inversiones en
programas espaciales, lo que ha dado lugar a que se hable de una segunda
carrera espacial[11],
y China en concreto también ha estado trabajando en un vehículo hipersónico no
tripulado denominado Wu-14. En este sentido, no se deben obviar las
declaraciones el Comandante de las Tropas Espaciales de Rusia el 27 de
septiembre de 2007 cuando enfatizó que “si alguna nación coloca armas en el
espacio, también habrá armas de respuesta”[12]. Pero como ocurrió en
1945 con la posesión de las armas atómicas, el desarrollo de vehículos hipersónicos
y sistemas espaciales no tripulados dotará a los Estados Unidos de la capacidad
para batir cualquier instalación militar, de mando y control o industrial en
cualquier parte del mundo en todo momento, así como la posibilidad de realizar
ataques preventivos sin posibilidad de respuesta por parte del adversario,
salvo en el caso de Rusia que dispone de capacidad de represalia masiva con sus
Fuerzas de Disuasión Nuclear
[2] Véase Biddle, S.: Afghanistan and the Future of Warfare: Implications for Army and
Defense Policy. US Army Strategic Studies Institute. Carlisle, 2004; Kaplan,
L. y Kristol, W.: The War over Iraq.
Saddam´s tyranny and America´s mission. Encounter Book. San Francisco, 2003
[3] Las
guerras del futuro. Plaza y
Janés. Barcelona, 1994 (trad.de War and
anti-War: Survival at the dawn of the 21st Century. Little Brown. Boston, 1993).
[4] Los próximos cien años. Ediciones Destino. Barcelona, 2010 (trad. de The Next 100 Years. A forecast for
the 21st Century. Random House. Nueva York, 2010).
[8] Así se indica en Woolf, A.: Conventional Prompt Global Strike and
long-range ballistic missiles: background and issues. Congressional Research Service Report.
Washington, 10 de enero, 2013, en https://opencrs.com/document/R41464/
[10] Dorr, R.: “New USAF chief faces hardware
challenges”, Combat Aircraft, núm. 8,
2012, pp. 38-39.
[11] Así entre otros Gaillard-Sborowsky, F.
et al.: Analyse comparée de la stratégie
spatiale des pays émergents: Brésil, Inde, Chine. Étude de l´IRSEM
15. IRSEM. París, 2012, en
http://www.defense.gouv.fr/content/download/165789/1779553/fi
le/Etude15-2012.pdf>; Hoey, M. y Johnson-Freese, J.: “Militarizing Space
with U.S. help”, Foreign Policy Focus,
2010, en http://fpif.org/india_militarizing_space_with_us_help/
No hay comentarios:
Publicar un comentario