«NUCLEAR WAR: A SCENARIO, DE ANNIE JACOBSEN (2024)»

Este es el título de la reseña de libro que publiqué en el número 24 de la Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Después de dominar el escenario de la Guerra Fría, en los años noventa del siglo pasado pareció que las armas nucleares habían caído en un estado de decaimiento estratégico, que hizo incluso aventurar que su importancia iría disminuyendo hasta terminar en una suerte de obsolescencia como recurso de poder. Fue el periodo de la Posguerra Fría, del “fin de la historia” de Fukuyama, del “momento unipolar” de Krauthammer, de la “Nación indispensable” de Albright y de la globalización definitiva bajo unos mismos principios compartidos por todos. Entiéndase que la referencia “a todos” es necesariamente a las grandes potencias, salvo para aquellos que creen que las relaciones internacionales se fundamentan en sensaciones, deseos y declaraciones grandilocuentes, pero que no aportan nada para resolver conflictos y crisis internacionales, son teorías que podemos denominar del té o del café, porque no funcionan más allá de ese espacio de ocio y solaz. De este modo, de 1991 a 2018 los arsenales nucleares de las dos grandes potencias se redujeron desde números absolutamente gigantescos hasta 13 400 ojivas nucleares, de las que aproximadamente el 92 % estaban en manos de los Estados Unidos y de Rusia, como única sucesora reconocida en el ámbito internacional de la desaparecida Unión Soviética. En ese período, un conjunto de tratados de desarme, hoy casi completamente desmontados, junto con una importantísima sucesión de declaraciones conjuntas, dieron forma legal a un nuevo escenario mundial, denominado régimen de estabilidad estratégica entre los Estados Unidos y Rusia, basado en los principios de bilateralidad y paridad nuclear. De este modo, se alejó el peligro de una guerra nuclear, mientras la globalización expandía aceleradamente los beneficios de los llamados “dividendos de la paz” de la Posguerra Fría, que alcanzaron hasta a la misma China comunista. La existencia de una Corea del Norte nuclearizada en este periodo no cambió el escenario general e incluso podía ser contenida mediante la acción coordinada de las grandes potencias reunidas en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, la guerra en Ucrania trajo una renovada vigencia de las armas nucleares como mecanismo de presión para alcanzar fines políticos por parte de las grandes potencias, precisamente aquellas que están llamadas a garantizar la paz y la seguridad internacionales, y es esa responsabilidad la que explica y justifica su derecho de veto en el Consejo de Seguridad. En la actualidad, tanto los Estados Unidos como Rusia están inmersos en costosísimos programas de modernización de sus respectivos arsenales nucleares (la famosa tríada nuclear), que suman centenares de miles de millones de dólares, más otro tanto en costes operativos durante todo su ciclo de vida, bajo la premisa del mantenimiento de la disuasión. Por su parte, China, convertida en la gran potencia emergente en términos políticos y estratégicos, aumenta su propio arsenal nuclear mientras mantiene la política de no atarse por ningún acuerdo internacional que pueda coartar su capacidad para armarse y hacerlo al menos hasta el nivel de contar con la capacidad estadounidense o rusa para generar una destrucción mutua asegurada en caso de enfrentamiento directo. Aunque otros seis Estados poseen armas nucleares, solo aquellas tres tienen la capacidad para iniciar una guerra de proporciones catastróficas para el conjunto de la humanidad. Eso es al menos lo que piensa la mayoría de los expertos. Es en este punto donde se inserta la obra de la periodista estadounidense Annie Jacobsen (Middleton, Connecticut, 28 de junio de 1967): “Nuclear war: A scenario”. La autora manifiesta en una nota inicial que el libro es el resultado de una investigación que inició durante el periodo de cuarentena decretado en Washington como consecuencia de la pandemia de la COVID-19. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de mantener largas conversaciones con altos funcionarios de la seguridad nacional estadounidenses, debatir con destacados especialistas de diferentes disciplinas científicas (físicos e ingenieros nucleares, ingenieros electrónicos, informáticos y de sistemas, meteorólogos y oceanógrafos) y realizar consultas a historiadores y responsables de archivos y depósitos documentales estatales enfocadas a dar forma al tema que presenta: elaborar un escenario de guerra nuclear. Ya en el prólogo muestra de forma inopinada el resultado de ese escenario, comienza detallando las terribles consecuencias de un ataque nuclear (la autora indica el objetivo de forma explícita), que provoca la muerte instantánea de un millón de personas y otros tantos heridos de diversa consideración. Por eso justamente lo titula «El infierno en la Tierra». Por tanto, se trata de un escenario de impacto en la terminología de generación de escenarios de futuro. A partir de esa situación inicial dada, va desarrollando capítulo tras capítulo un cronograma que se extiende a lo largo de un periodo temporal de horas que dan título a cada capítulo hasta la aplicación de la doctrina de la destrucción mutua asegurada, que oportunamente denomina como el Armagedón por la batalla final que se anuncia en la Biblia,(Libro del Apocalipsis). Se trata de un escenario entre muchos de los que podrían darse, pero el resultado final no deja lugar a dudas: una guerra nuclear será una guerra de destrucción global. De este modo, Jacobsen construye un alegato contra la idea de que es posible ganar una guerra nuclear y, en consecuencia, destruye la falacia de la guerra nuclear limitada, noción que fue defendida por responsables políticos, militares y académicos occidentales desde los años setenta del siglo pasado durante la Guerra Fría y que a vuelta a estar en boca de políticos y especialistas. Además, la perspectiva de la aplicación de la inteligencia artificial (IA) al planeamiento nuclear no parece augurar tampoco un escenario halagüeño. De este modo, a través del desarrollo de un escenario terrorífico y desolador, Jacobsen plantea una reflexión profunda a favor de las tesis del abolicionismo nuclear, que van mucho más allá del control de armamentos o el desarme nuclear. Todo eso y más se cuenta en la reseña, incluidas otras referencias bibliográficas de interés, invitando a aquellos que se atrevan a leer el libro a hacer una reflexión en profundidad, mucho más necesaria en los tiempos actuales en los que los dirigentes de las potencias nucleares fantasean con un juego de escalada nuclear, que no se puede jugar porque el resultado final es siempre la destrucción total

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «Reseña del libro: "Nuclear war: a scenario": Annie Jacobsen Editorial: Debate, 2024», Revista del Instituto Español De Estudios Estratégicos núm. 24, 2025, pp. 323–327, en https://revista.ieee.es/article/view/7144/9071 ; versión en inglés: https://revista.ieee.es/article/view/7144/9072 

Nicki Nicole & Milo J: “Dispara”.

6 comentarios:

  1. Garcias por compartirlo😀

    ResponderEliminar
  2. Excelente; muchas gracias. La destrucción mutua asegurada (MAD) se sabe desde el comienzo de la carrera armamentística, por eso se evolucionó a la estrategia de respuesta flexible, pero siempre sin perder de vista que ésta escalaría hasta la MAD. En fin, volvemos a los orígenes. Esperemos que reine la cordura.

    ResponderEliminar
  3. Parece que la amenaza nuclear continúa vigente.

    ResponderEliminar
  4. Qué terrorífico es todo esto y de Jacobsen, no se que pensar, me deja con más miedo ante todo esto.

    ResponderEliminar
  5. Estimado Luis, agradecido por compartir la reseña, que dicho sea de paso, muy preocupante. Esperemos ser testigos de las decisiones, caso contrario, no estaremos para contarlo. Un abrazo.

    ResponderEliminar