Occidente trató de
vender en una época que el presidente Dimitri Medvedev era la cara amable del
régimen ruso, que frente a Vladimir Putin era un convencido defensor a toda
costa de las relaciones con Occidente. Cuando después quedó como primer
ministro se le consideró como un mero ejecutor de las órdenes del presidente y,
más tarde, cuando fue cesado en el cargo en enero de 2020 fue calificado
directamente por los supuestamente informados como un alcohólico que había sido
completamente apartado de los círculos de poder. Sin embargo, en su puesto de
vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso (por mi parte prefiero emplear la
fórmula de vicesecretario para señalar su posición por debajo del secretario de
ese organismo, actualmente el general Serguéi Shoigú) se mueve, actúa y
expresa la posición más extrema del Kremlin frente a otros altos
funcionarios como Peskov, Lavrov, Riabkov, Nebenzia o Zajárova, cada uno en su
papel. Además, le gusta expresarse y domina el uso de las redes sociales, se
maneja particularmente X (Twitter) y Telegram, lo que asegura el impacto de sus
mensajes en diferentes públicos objetivos. Desde el inicio de la guerra de
Ucrania ha destacado por la agresividad y beligerancia de sus declaraciones y
en algún artículo me he referido a él como “el hooligan del Kremlin”. Sus
declaraciones son brutales, sarcásticas, socarronas y cargadas de odio contra
todos los que interfieren en la operación militar rusa en Ucrania. Desde su
enfoque (que es el del Kremlin) Rusia ganará la guerra, no importa cuánto tarde
ni cuánto cueste, no porque tengan la razón (eso lo cree Putin) o porque ostenten
el poder para hacerlo (como escribe compulsivamente Karaganov), sino porque son
mejores, son más valientes y más fuertes y la razón y el poder están siempre de
parte de éstos. Es decir, para Medvedev Rusia existe y se impone porque es
superior a sus rivales y sus escritos, notas y declaraciones resuman ese aire
de superioridad que solo suelen exhibir cuando se ven ganadores y entonces
pueden pasar la cuenta por los daños sufridos, como hizo Stalin en Europa al
final de la Segunda Guerra Mundial. Pero, no podemos pensar que se trata de un
necio, un engreído o un estúpido, es todo lo contrario. Tiene una sólida
formación jurídica, es un producto de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Leningrado, donde se han formado históricamente los mandos superiores del
KGB y después el FSB (incluido el mismo Putin). Tiene amplios conocimientos en
Derecho Internacional, fue primer ministro de Rusia en dos períodos y
presidente en el interregno de 2008 a 2012, con Putin en el puesto de primer
ministro. Esto significa que solo él y Putin son los dos únicos presidentes
vivos de Rusia. Pero, no es ni su compinche ni su sucesor. Este es un dato de
suma importancia para entender el papel que desempeña Medvedev en el régimen
putiniano: aparentemente independiente y desprovisto de responsabilidades
ejecutivas, pero actuando como un comunicador magistral de las intenciones del
Kremlin. Establecer este contexto previo es importante para analizar unas
declaraciones que hizo el 27 de diciembre de 2024 en el entorno de las
tentativas de negociaciones que se están ofreciendo al gobierno ruso para poner
fin a las hostilidades en Ucrania. Precisamente en una etapa donde las armas
rusas se imponen en el campo de batalla y el régimen ucraniano bordea el
colapso, circunstancia que no se ha producido gracias a la continua pero
intencionalmente limitada ayuda occidental. Veamos qué dijo Medvedev:
«Con el fin de la
guerra híbrida de Occidente contra Rusia, nuestro país podrá perfectamente:
a) Perdonar a
aquellos países débiles que sucumbieron a la presión de los anglosajones y
tomaron al menos una parte pasiva en la basura occidental antirrusa (se trata
principalmente de una serie de países de Asia y América Latina).
b) Ignorar a los
EE.UU. Aquí todo es muy sencillo: no esperamos ninguna amistad en los próximos
cien años y luchar con EE.UU. es caro: un conflicto directo obviamente se
intensificará hasta convertirse en una guerra nuclear global.
c) Castigar a
Europa. Aquí entraré en más detalles, porque el Viejo Mundo actual no me
provoca más emoción que la más profunda repugnancia. Fue Europa, que se había
convertido en una vieja loca y malvada, la que se convirtió en el principal
bastión de la rusofobia en el mundo. Es precisamente la Europa mentirosa la
culpable del fracaso de las negociaciones de Estambul. Fue la Europa
descerebrada la que promovió frenéticamente la incompetente campaña de
sanciones que provocó pérdidas colosales a sus ciudadanos. Fue la Europa
sedienta de sangre la que alimentó a los más rabiosos demonios de la guerra,
sin importarle las pérdidas de las partes en conflicto.
Y por eso hay que
castigar a Europa con todos los medios a nuestro alcance: políticos, económicos
y todo tipo de híbridos. Y por eso es necesario ayudar a cualquier proceso
destructivo en Europa. ¡Vivan los pogromistas agresivos en sus calles
históricas! ¡Gloria a las multitudes de inmigrantes que cometen atrocidades y
destruyen con odio los valores europeos del arco iris! ¡Que todos los rostros
viles de los burócratas europeos desaparezcan en la corriente de los futuros
conflictos civiles!»
Estas declaraciones ponen de manifiesto la existencia de un profundo
sentimiento de rechazo a Europa. También ponen en evidencia que el Kremlin
esperaba una reacción distinta a la de los anglosajones (que daban por
descontada y por eso no se toma en cuenta) en la invasión de Ucrania y que, y
esto es más grave, en caso de lograr la victoria emplearán esa posición de
superioridad para castigar a Europa, como ya hicieron entre 1945 y 1986 hasta
el advenimiento de Gorbachov al poder en la Unión Soviética. Se trata de un escenario
donde Europa está en retroceso en todos los órdenes y donde se teme justificadamente
el abandono de la gran potencia protectora hacia otras áreas estratégicas. El
resultado puede ser sencillamente desastroso. En este punto, que cada uno
saque sus propias conclusiones.
Katia
Lel: “Mi mermelada”.
Nos lo merecemos.
ResponderEliminarMuy interesante 👏👏👏
ResponderEliminarMuy interesante, como siempre.
ResponderEliminarEste siempre está amenazando!!!
ResponderEliminar👏👏👏Muy bueno.
ResponderEliminarMil gracias, como siempre, por estas informaciones. Un abrazo.
ResponderEliminarQue tragedia!! Que desgracia!!
ResponderEliminarEl artículo está perfecto y las conclusiones ya nos las dice Medvedev. Cosechamos lo que siembra nuestro hegemón.
ResponderEliminarInteresante y poco prometedor!!!
ResponderEliminarGracias por compartir. Fantástico!!! Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por estos artículos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por estas notas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy interesante. Y muy inquietante... 😓
ResponderEliminarMuy bueno!!! 👋👋🫂🫂
ResponderEliminarOjo, que este no reclama Groenlandia!!!
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