ENTRADA EN SERVICIO DEL SUBMARINO NUCLEAR BELGOROD, UN LEVIATÁN DE LOS MARES

El 8 de julio de 2022 el comandante de la Marina rusa, almirante Nikolay Evmenov, presidió en la ciudad portuaria de Severodvinsk, situada en el norte de la Rusia europea, la ceremonia de entrega del nuevo submarino nuclear de tareas especiales (SSAN) proyecto 09852 BS-329 Belgorod. El almirante Evmenov declaró que el nuevo submarino "abre nuevas oportunidades para Rusia en la realización de misiones de investigaciones y ayudará a llevar a cabo diversas expediciones científicas y operaciones de rescate en los océanos mundiales.” De las palabras del almirante Evmenov se podría deducir que el Belgorod es un submarino nuclear dedicado a actividades de investigación y rescate en mares y océanos. Pero, siendo esto cierto, la realidad es mucho más compleja y abrumadora. El Belgorod es un submarino nuclear del proyecto 949A (clase Oscar II para la OTAN) que no fue terminado para su misión específica de ataque contra los portaviones americanos, armado con veinticuatro gigantescos misiles supersónicos antibuque P-700 Granit (SS-N-19 Shipwreck), y que en 2010 la Marina rusa decidió reconstruir como SSAN, convirtiéndose, además, en el primer portador del torpedo estratégico de propulsión nuclear 2M39 Poseidón, equipado con una ojiva nuclear de varios cientos de kilotones de potencia explosiva. Por tanto, por sus características técnicas el Belgorod está preparado para realizar misiones de reconocimiento e investigación submarina, transportar minisubmarinos nucleares para operaciones hasta seis mil metros de profundidad, ejecutar actividades subacuáticas a grandes profundidades con vehículos no tripulados autónomos y acometer operaciones de rescate con minisubmarinos especializados y, además de todo ello, participa en misiones de disuasión estratégica armado con seis gigantescos torpedos Poseidón preparados para atacar desde distancias muy lejanas (se habla de distancias superiores a 10.000 kilómetros) bases navales, puertos, instalaciones portuarias y ciudades costeras de un potencial adversario, provocando daños de proporciones catastróficas en caso de empleo. Parece que la idea no es nueva, sino que se debe al físico nuclear soviético Andrey Sakharov -el creador de la bomba H soviética- que propuso la idea de colocar secretamente un vehículo submarino con una carga nuclear de cien megatones de potencia en el fondo de la costa más concurrida de los Estados Unidos y detonarla en el momento adecuado; la ola resultante arrasaría las ciudades costeras. A mayor abundamiento, es el submarino de mayor eslora construido hasta ahora: ciento ochenta y cuatro metros. No obstante, mientras el Belgorod se incorpora a su base en la península de Kola, los astilleros Sevmash de Severodvinsk continúan con la construcción del primer submarino nuclear del proyecto 09851 Khabarovsk, buque que está basado en los SSBN proyecto 955 Borey que están entrando en servicio actualmente, y que ha sido diseñado y construido para transportar el Poseidón. La Marina rusa ha anunciado que tiene planes para incorporar, además del Belgorod, otros tres SSAN Khabarovsk, asignando dos submarinos a la Flota del Norte y otros tantos a la Flota del Pacífico. De este modo, tendrán a tiro las principales bases navales y megalópolis americanas, situadas tanto de la costa atlántica como en la del Pacífico. Por tanto, mientras en Ucrania se lucha con armas y municiones de la época de la Guerra Fría, Rusia se prepara para desencadenar un nuevo tipo de guerra en caso de que sus dirigentes estimen que se halla en peligro la existencia de su Estado y prefieran destruir completamente a su adversario antes que sucumbir en el conflicto. Un escenario del que casi nadie quiere hablar. Pero hay que tener en cuenta, además, que las nuevas armas avanzadas rusas también pueden emplearse contra otros adversarios. Las principales ciudades y las áreas industriales y comerciales más pujantes del planeta se encuentran en la cuenca del océano Pacífico y nada impide que los amigos de hoy se conviertan en los enemigos de mañana, según reza uno de los principios del equilibrio de poder. Bien entendido, que esto es así cuando existen políticos racionales que basan y fundamentan la política exterior de sus Estados en el interés nacional. Más allá de éstos se encuentran la incertidumbre, la ausencia de planificación y las políticas exteriores irracionales que, sencillamente conducen al caos político-estratégico y, finalmente, a la derrota. Y no estamos lejos de ver ambos escenarios.  

“Bottom of the Deep Blue Sea”.

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