El 6 de diciembre de 2019 el ingeniero ruso Yuri Solomonov, diseñador general del Instituto de Energía Térmica
de Moscú y diseñador de los cohetes estratégicos Yars y Bulavá, realizó
unas declaraciones en las que afirmó que Rusia supera a los Estados Unidos
en las fuerzas nucleares terrestres. Según Solomonov: “En Estados Unidos, la
última modernización se produjo hace 10-15 años. Su grupo es muy antiguo, se
remonta al año 1960. Intentaron crear un sistema móvil de misiles, tuvieron un
misil móvil ligero Midgetman en la década de 1980. Pero todo eso requiere
enormes gastos financieros. Y no lo hacen.” Por el contrario, dice que el
cohete estratégico RS-24 Yars (SS-29) es el orgullo de las Fuerzas
de Cohetes Estratégicos de Rusia (RVSN): “El nuevo misil tiene nuevos
sistemas de propulsión, nuevos equipos de combate y tiene un rendimiento
significativamente mejor en términos de eficiencia de combate.” Veamos cuánto
hay de cierto en las palabras de Lomonosov o si se trata de un caso de chovinismo
nuclear-estratégico.
En 2019 las RVSN disponen de 318 cohetes estratégicos (ICBM)
que pueden cargar un máximo de 1.165 ojivas nucleares con una potencia máxima estimada
de 573,20 Mt, o lo que es lo mismo, el equivalente a 31.844 bombas atómicas de Hiroshima.
Por su parte, los Estados Unidos tienen una fuerza compacta de 400 ICBM Minuteman
III basados en silos que cargan 800 ojivas con una potencia destructiva de 261
Mt, lo que serían unas 14.500 bombas atómicas de Hiroshima. Esto significa que
las RVSN rusas acumulan 2,19 veces más capacidad destructiva que el arsenal estratégico
terrestre americano. Pero, además, la mitad de la fuerza de Minuteman III en
servicio en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fue construida en la década
de los setenta y la otra mitad en la primera década de este siglo y no existe un
sucesor a corto plazo. Para remediarlo, después de un largo periodo de estudio
conjunto, el Departamento de Defensa puso en marcha en agosto de 2017 el programa
de desarrollo denominado Ground-Based Strategic Deterrent (GBSD) para adquirir
666 ICBM -400 operativos y el resto para pruebas, lanzamientos periódicos y
recambios- que debería entrar en servicio en 2029-2030. El programa tiene un
coste estimado de 100.000 millones de dólares. Pero, si esta parece una cifra
abultada, tengamos en cuenta que el coste total estimado de la modernización completa
del arsenal nuclear americano asciende a 494.000 millones de dólares para el
período 2019-2028, según el informe realizada en 2019 por la Oficina
Presupuestaria del Congreso. Por su parte, el Yars es un cohete estratégico de
combustible sólido desarrollado a partir del ICBM RT-2UTTH Topol-M (SS-27
Sickle-B), puede transportar hasta cuatro ojivas nucleares de 100 kilotones a
una distancia de más de 10.000 kilómetros y dispone de dos versiones: fija en
silo y móvil en tractor lanzador (TEL). Actualmente está operativo en 14 regimientos
de las RVSN y equipará a otros tres antes de 2021 -cada regimiento tiene 9 ICBM
distribuidos en tres batallones-. El objetivo es sustituir completamente en una
primera etapa al ICBM RT-2PM Topol (SS-25 Sickle) y, posteriormente, al
Topol-M, según vayan llegando los cohetes en servicio al final de su vida
operativa. De este modo, a mediados de siglo la capacidad de combate de las
RVSN estará formada por unos 300 ICBM de solo dos tipos: el pesado RS-36 Sarmat
(SS-N-30) en silos armado con hasta 10 ojivas nucleares MIRV y el Yars-M con cuatro
a seis ojivas nucleares MIRV en las dos versiones en silo y en TEL.
Pero,
amontonen más o menos misiles y ojivas nucleares, la élite dirigente rusa con
el presidente Putin a la cabeza sigue considerando que las Fuerzas Nucleares
Estratégicas continuarán siendo la garantía última de la seguridad del país,
garantizan su estatuto de gran potencia mundial y mantienen el régimen de
estabilidad estratégica. Sin ellas, el mundo sería más inseguro porque
existirían menos restricciones al uso de la fuerza por parte de las grandes
potencias, en la pugna de unas contra otras y contra las potencias inferiores.
El ejemplo lo tenemos en la relación estratégica que existe entre los Estados
Unidos y Rusia, los Estados Unidos y China y los Estados Unidos y Corea del
Norte. Si no fuera por la posesión de armas nucleares por las contrapartes, los
dirigentes de Washington habrían apelado en más de una ocasión al uso
irrestricto de su gigantesco poderío militar para imponerse. Por lo tanto,
las armas nucleares continúan manteniendo su cualidad de moderadores del conflicto a gran escala porque su empleo masivo implicaría la destrucción de la civilización
tal como la conocemos.
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