El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha
publicado los datos numéricos correspondientes a los arsenales nucleares
estratégicos de las dos grandes potencias conforme a las cláusulas de
transparencia de la información que se contienen en el Tratado de Armas Estratégicas
(nuevo START) firmado en Praga el 8 de abril de 2010, y que está en vigor
desde el 5 de febrero de 2011. Conforme a los datos recopilados, los Estados Unidos disponen de 1.367 ojivas
nucleares en 848 lanzadores entre misiles basados en tierra, misiles lanzables
desde submarinos y bombarderos estratégicos, de los que 681 se encuentran
desplegados. Los datos en el mes de marzo de 2016 eran de 1.481 ojivas, 878
lanzadores con 741 en estado operativo.
Por su parte, Rusia mantiene
1.796 cargas nucleares estratégicas en 847 vectores de lanzamiento, de los que
están actualmente operativos 508. En el mes de marzo anterior los números eran
1.735, 856 y 521 respectivamente. En el caso de Rusia destaca el incremento en
los lanzadores disponibles –veintidós- en los que ya se contabiliza la entrada
en servicio del tercer SSBN de clase Borei, que se ha incorporado a la Flota
del Pacífico el 26 de septiembre de 2016, y que transporta dieciséis cohetes R30
Bulavá equipados con hasta seis ojivas de 150 kilotones cada una -lo que hace
un total de 96 cargas nucleares en 16 nuevos SLBM- y el despliegue de nuevos
ICBM RS-24 Yars de las Fuerzas Coheteriles Estratégicas (RVSN); estos
incrementos han sido contrarrestados en parte por la baja de unidades
adicionales de ICBM Topol más antiguos de las RVSN, lo que arroja una reducción
de trece unidades en estado operativo. De este modo, los Estados Unidos se
acercan a los límites máximos previstos
en el tratado -1.550 ojivas nucleares estratégicas disponibles, 800 lanzadores
entre ICBM, SLBM y bombarderos estratégicos y 700 de ellos en estado operativo-,
pues solo deben reducir cuarenta y ocho vectores de lanzamiento totales,
mientras que Rusia debe rebajar las cifras en cuarenta y siete vectores y 246
cargas nucleares. Aunque la vigencia inicial del nuevo tratado START es de diez
años, el contexto actual plantea serias
dudas acerca de que las dos grandes potencias cumplan efectivamente con los
límites máximos acordados para las armas nucleares estratégicas e, incluso,
se podría poner en tela de juicio la vigencia del mismo tratado debido a desintegración
del sistema de estabilidad estratégica como consecuencia del creciente
enfrentamiento de las grandes potencias en sus zonas de fricción: Europa
oriental, el Cáucaso y Asia central y su extensión a Oriente Medio que se
dirime en estos momentos en las guerras contraterroristas de Siria e Irak. Tal
es así que en los primeros días de octubre el gobierno ruso ha suspendido mediante sendos decretos dos importantes
acuerdos en materia de cooperación nuclear bilateral. En primer lugar, el 3
de octubre de 2016 el Presidente Putin ordenó la suspensión del Acuerdo de
Gestión y Disposición de Plutonio (PMDA) firmado el 29 de agosto de 2000
argumentado que Washington ha incumplido de forma deliberada los compromisos en
la gestión del plutonio militar y que el mantenimiento de las sanciones y acciones
inamistosas contra Rusia supone una amenaza para la estabilidad estratégica.
Dos días después, el 5 de octubre el Primer Ministro Medvedev suspendió la
aplicación de los acuerdos de cooperación en investigación y desarrollo nuclear
y energético firmados en Viena el 16 de septiembre de 2013 precisando que la
decisión se ha tomado “en relación con la introducción por parte de los Estados
Unidos de restricciones en la cooperación con Rusia en el campo de la energía
nuclear”.
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