El
Comité de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científicos Atómicos,
fundado en 1947, adoptó la decisión de adelantar el Reloj del Juicio Final –el Doomsday
Clock- en 2015 a solo tres minutos para la medianoche. Esta medida solo se
había adoptado en 1950, cuando se produjo la detonación de la primera bomba termonuclear,
y en 1984, en plena Segunda Guerra Fría cuando se interrumpieron todas las
negociaciones de desarme entre las grandes potencias. En 2014 el Reloj se
situaba a cinco minutos para la medianoche y tuvo que ser adelantado porque sus
miembros consideran que los dirigentes de las grandes potencias han fallado en
la adopción de medidas que promuevan la paz mundial y, por tanto, la humanidad
se enfrenta a graves amenazas que ponen en peligro su misma existencia. En
realidad, no sólo no se han realizado esfuerzos sustanciales para la reducción
de las armas nucleares entre los cinco Estados nucleares legales conforme al
Tratado de No Proliferación Nuclear –que son los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad-, sino que todas las potencias nucleares están embarcadas
en costosos programas de modernización de sus arsenales nucleares. Por ello, el
Comité del Boletín de los Científicos Atómicos dice que el "régimen
mundial de desarme esta moribundo". El informe termina diciendo que "la
probabilidad de una catástrofe global es muy alta, por lo que es preciso
adoptar lo antes posible acciones destinadas a reducir los riesgos de desastre
total." -texto completo aquí-.
En un contexto internacional global permanentemente inestable las armas
nucleares continuarán siendo un factor importante en la prevención de los
conflictos interestatales, pero también su misma existencia implica un riesgo
cierto de enfrentamiento nuclear directo entre las grandes potencias que se
inicie con un conflicto menor como el de Ucrania. El informe del Comité del
Boletín de los Científicos Atómicos concluye aseverando que "la
probabilidad de una catástrofe global es muy alta, por lo que es preciso
adoptar lo antes posible acciones destinadas a reducir los riesgos de desastre
total". Pues bien, el Mando de las Fuerzas de Cohetes Estratégicos de
Rusia (RVSN) anunció que el 6 de febrero inició el despliegue en patrullas de combate de
sistemas de cohetes móviles Topol, Topol-M y Yars en seis regiones del país -Tver,
Ivanovo, Kirov, Irkustk, Territorio del Altai y Mari-El- y para el día 14 de
febrero se encontraban en estado de alerta más de treinta regimientos de
cohetes estratégicos a lo largo de todo el país. Ante esta situación nos
planteamos: ¿si no funcionan las reglas del equilibrio de poder, podemos
encontrarnos ante una guerra nuclear limitada? La situación actual es
extremadamente preocupante porque para los teóricos del conflicto una guerra nuclear
parcial entre grandes potencias en imposible, una entelequia por irreal. Solo
el pensamiento realista aporta soluciones que no implican el uso de la fuerza,
pero los dirigentes occidentales están obcecados entre las posiciones ideológicas
de los liberales intervencionistas y la responsabilidad de proteger –tan
queridas por los burócratas de Bruselas- y los neoconservadores wilsonianos que
aspiran a imponer la democracia en todo el mundo conforme a las tesis del
excepcionalismo liberal y del fin de la historia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario