LA FUERZA DE ATAQUE NUCLEAR DE LOS ESTADOS UNIDOS

En 2007 y 2008 se produjeron en el seno de la Fuerzas Aérea americana sendos incidentes con armas nucleares que pusieron de manifiesto la necesidad de establecer un control centralizado en el almacenamiento, el transporte y la disponibilidad de dichas armas con la finalidad de evitar accidentes con consecuencias potencialmente catastróficas. Una de las conclusiones más importantes de la denominada Comisión Schlesinger, creada expresamente para analizar dichos incidentes y proponer al Presidente la adopción de medidas específicas, fue la unificación de los mandos de la Fuerza Aérea con responsabilidades en las armas nucleares. De este modo, el 28 de octubre de 2008 el Secretario de la Fuerza Aérea Michael Donley ordenó la creación del Mando de Ataque Global, dependiente del Mando Estratégico de los Estados Unidos, con la función de agrupar el poder nuclear aéreo americano en una única fuerza unificada capaz de batir cualquier objetivo global y de efectuar operaciones de ataque nuclear en todo el mundo. El nuevo mando de combate se activó el 7 de agosto de 2009, el 1 de diciembre de 2009 asumió el control de la Fuerza de Misiles Estratégicos con base en tierra (ICBM) del Mando Aéreo Espacial, el 1 de febrero de 2010 el control de la fuerza de bombarderos tripulados del Mando Aéreo de Combate y el 1 de septiembre de 2010 adquirió la capacidad operativa plena. En la actualidad el Mando de Ataque Global se organiza en dos fuerzas aéreas que agrupan la capacidad de combate nuclear americana, con excepción de los SLBM de la Flota de Submarinos Estratégicos de la Armada[1]. La fuerza de bombarderos de largo alcance se concentra en la 8ª Fuerza Aérea compuesta con 57 B-52H y 20 B-2 que disponen de capacidad para transportar ojivas nucleares B61-7, B61-11 y B83-1 así como misiles de crucero AGM-129 y AGM 158, y se organiza en la 2ª Ala de Bombardeo en Barksdale, Louisiana (11, 20 y 96 Escuadrones con B-52H), la 5ª Ala de Bombardeo en Minot, Dakota del Norte (63 y 69 Escuadrones con B-52H) y la 509ª Ala de Bombardeo en Whiteman, Missouri (13 y 363 Escuadrones y 394 Escuadrón de Entrenamiento con B-2). Por su parte, la 20ª Fuerza Aérea reúne la Fuerza de ICBM de que disponen los Estados Unidos dotada con 450 misiles LGM-30G Minuteman III que portan actualmente una única ojiva nuclear W78 de 335 kilotones o W87 de 300 kilotones, aunque retienen la capacidad de cargar MIRV según se establece en la Revisión de la Postura Nuclear de 2010. Por su parte, la 20ª Fuerza Aérea está organizada en tres Alas de Misiles: la 90ª Ala en Warren, Wyoming con 150 misiles distribuidos en quince lugares de lanzamiento (319, 320 y 321 Escuadrones), la 91ª Ala en Minot, Dakota del Norte con 150 misiles en quince lugares de lanzamiento (740, 741 y 742 Escuadrones) y la 341ª Ala en Malstrom, Montana, también con 150 misiles en quince lugares de lanzamiento (10, 12 y 490 Escuadrones). Esta fuerza de combate dispone como unidades de apoyo de los 532 y 392 Escuadrones de Entrenamiento, 328 Escuadrón de Armamento, 526 Ala de Sistemas de ICBM, 576 Escuadrón de Pruebas de Vuelo y 625 Escuadrón de Operaciones Estratégicas. Cuando el Presidente Obama tomó posesión de su cargo realizó importantes declaraciones sobre la necesidad de reducir el número y el protagonismo de las armas nucleares y adoptar las medidas necesarias para lograr un mundo libre de armas nucleares. En este sentido se pronunciaron los presidentes Medvedev y Obama en la Declaración conjunta de Praga de 1 de abril de 2009 cuando afirmaron que para conseguir “la paz y la seguridad en un mundo libre de armas nucleares” es necesaria una estrategia que reduzca las amenazas. Esto quiere decir que mientras persistan las amenazas las grandes potencias seguirán manteniendo potentes arsenales nucleares como garantía última de la seguridad nacional y, al mismo tiempo, tratarán de impedir por todos los medios que otros países dispongan de dichas armas en una auténtica estrategia mundial de contraproliferación. Desde entonces la Administración Obama ha aprobado programas de modernización que afectan a todos los componentes de la Fuerza de Disuasión Nuclear incluyendo el desarrollo de nuevos sistemas de lanzamiento y la extensión operativa y la modernización de todos los tipos de ojivas nucleares y de las instalaciones encargadas de producirlas –el coste de estos programas hasta el inicio de la próxima década ha sido evaluado por la Oficina de Presupuestos del Congreso de los Estados Unidos en 355.000 millones de dólares, es decir, un incremento de 142.000 millones respecto de las previsiones formuladas por la misma Administración hace exactamente tres años[2]-. Es más, en actualización de la estrategia de empleo de armas nucleares de 2013 el Presidente Obama reafirmó la postura vigente de mantener una fuerza de combate nuclear en estado de alerta. El documento marco que establece la doctrina nuclear y la política de empleo de armas nucleares de los Estados Unidos es la Revisión de la Postura Nuclear de 6 de abril de 2010 en la que se establece que “el propósito fundamental de las armas nucleares, que continuará existiendo como tal, es detener un ataque nuclear contra los Estados Unidos, nuestros aliados y socios”[3]. El Secretario de Defensa Robert Gates explicó que el término “propósito fundamental” deja claro que se trata de un arma de último recurso, por tanto, “los Estados Unidos no usarán ni amenazarán con usar armas nucleares contra un Estado no nuclear que sea parte del TNP y que se conduzca conforme a las obligaciones de no proliferación nuclear”. En dicho documento se establece que los Estados Unidos mantendrán aproximadamente 1.500 cabezas estratégicas desplegadas en 700 sistemas de lanzamiento, entre misiles estratégicos (ICBM), misiles lanzables desde submarinos (SLBM) y bombarderos de largo alcance, lo que se ajusta perfectamente a las previsiones del tratado START de 8 de abril de 2010 en vigor entre las dos grandes potencias nucleares desde el 5 de febrero de 2011[4]. Conforme a aquella declaración, el plan estratégico de uso de armas nucleares contempla seis adversarios potenciales: Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Siria y un ataque terrorista en connivencia con un Estado nuclear. El plan de guerra nuclear, denominado “OPLAN 8010-08. Disuasión Estratégica y Ataque Global” se introdujo en febrero de 2008 y ha sido objeto de varias actualizaciones, y recoge un elenco de planes de ataque contra los adversarios definidos en la Postura Nuclear pero focalizados en Rusia y China, que son los adversarios potenciales dotados de los mayores arsenales estratégicos. Para mantener intactas las capacidades de guerra nuclear, la Fuerza de ICBM se encuentra inmersa en un programa de modernización con un presupuesto de más de 8.000 millones de dólares destinado a extender la vida operativa de los misiles en servicio hasta 2030. Sin embargo, de forma paralela dicha fuerza se reducirá en los próximos años a 400 misiles operativos y 50 almacenados con la finalidad de ajustarse a las estipulaciones del Tratado START de abril de 2010[5]. Más adelante se contempla la introducción de un nuevo misil estratégico en un programa de desarrollo conjunto con la Armada y cuyos requerimientos iniciales se establecieron el 17 de mayo de 2012[6]. Por su parte, la fuerza de bombarderos B-2 está sometida a un proceso constante de actualización de capacidades[7], pero los retrasos en el desarrollo tecnológico del programa Prompt Global Strike[8] han hecho que el Departamento de Defensa pusiera en marcha como solución interina el programa LRS-B para dotarse de una flota de entre ochenta y cien bombarderos tripulados que sustituyan a los B-52H y B-2 actualmente en servicio, así como el desarrollo de un nuevo misil de crucero nuclear de largo alcance[9]. El coste del programa LRS-B asciende a 55.000 millones de dólares. En cualquier caso, la posición de los responsables de la seguridad nacional de Washington es que, se alcancen o no nuevos acuerdos de reducción de armas estratégicas con Rusia, los Estados Unidos pueden garantizar su seguridad nacional con una fuerza de 1.000 a 1.100 armas nucleares estratégicas, esto es, entre 450 y 550 menos que las previstas en el propio Tratado START[10]. Esto significa que en un sistema global permanentemente inestable los Estados Unidos siguen considerando las armas nucleares como un elemento clave para disuadir y, en su caso, detener un ataque contra el territorio nacional o contra sus aliados.

"Soy Vishnu, destructor de mundos"


[1] Para este asunto véase Pérez Gil, L.: “La Fuerza de Disuasión Nuclear embarcada de los Estados Unidos en 2013”, Revista General de Marina t. 265, noviembre de 2013, pp. 683-688.
[2] Projected costs of US Nuclear Forces, 2014 a 2023. Congressional Budget Office, 20 de diciembre de 2013, en www.cbo.gov/sites/default/files/cbofiles/attachments/12-19-2013-NuclearForces.pdf Con la información disponible los especialistas consideran que el mantenimiento de la Fuerza de Disuasión Nuclear costará a los Estados Unidos un billón de dólares durante los próximos treinta años, así Wolfsthal, J. B., Lewis, J. y Quint, M: The trillion Dollar Nuclear Triad: US Strategy Nuclear Modernization over the Next Thirty Years. James Martin Center for Nonprolifertaion Studies, enero de 2014, en http://cns.miis.edu/trillion_dollar_nuclear_triad/
[3] Nuclear Posture Review Report. Departamento de Defensa. Washington DC, abril, 2010, p. 16, en http://www.defense.gov/npr/
[4] Véase más extenso en Pérez Gil, L.: «Grandes potencias, estabilidad estratégica y poder nuclear en el nuevo orden globalizado», en Boletín de Información del CESEDEN núm. 321, 2011, pp. 147-180
[5] Kristensen, H. y Norris, B.: “US nuclear forces, 2012”, Bulletin of the Atomic Scientists núm. 3, 2012, pp. 84-91, en concreto p. 79 y 80, en http://bos.sagepub.com/content/69/2/77
[6] En Grossman, E.: “US Air Force approves concept for future ICBM, eyes Navy collaboration”, Global Security Newswire, 1 de junio de 2012, en http://www.nti.org/gsn/article/us-air-force-approves-concept-future-icbm-eyes-navy-collaboration/  
[7] Minard, M.: “Northrop B-2 Spirit: L´Esprit du Secret”, Air Combat núm. 10, 2015, pp. 56-66.
[8] Woolf, A.: Conventional Prompt Global Strike and long-range ballistic missiles: background and issues. Congressional Research Service Report, Washington, 10 de enero de 2013, en http://opencrs.com/document/R41464/
[9] En Kristensen, H. y Norris, R.: «Slowing nuclear weapon reductions and endless nuclear weapon modernizations: A challenge to the NPT», Bulletin of the Atomic Scientists núm. 4, 2014, pp. 94-107, en http://thebulletin.org/2014/july/slowing-nuclear-weapon-reductions-and-endless-nuclear-weapon-modernizations-challenge-npt7289
[10] Así en Smith, R. J.: Obama Administration embraces major new nuclear weapons cut. Center of Public Integrity, 8 de febrero de 2013, en http://www.publicintegrity.org/2013/02/08/12156/obama-administration-embraces-major-new-nuclear-weapons-cut

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