«LA RUPTURA DEL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA Y LOS POSIBLES ESCENARIOS PARA EL FUTURO»

Este es el título del ensayo del que soy autor publicado recientemente en el número 14 de la Revista del Instituto de Estudios Estratégicos, correspondiente al mes de diciembre de 2019. El artículo comenzó a fraguarse en los últimos meses de 2018 cuando los responsables en política exterior y seguridad nacional de la Administración Trump iniciaron una campaña sistemática contra el Kremlin, acusándolo de incumplimientos reiterados del Tratado de Misiles de Corto y Medio Alcance (Tratado INF) de diciembre de 1987. Podemos estar o no de acuerdo con las acusaciones vertidas contra Rusia respecto al desarrollo de determinados misiles de crucero que incumplían los acuerdos establecidos, pero está claro que los argumentos esgrimidos por Washington tenía como objetivo, desde el principio, acabar con la vigencia del Tratado. De este modo, aunque las autoridades rusas prepararon  una conferencia de prensa de auto exculpación muy mediática el 23 de enero de 2019, la decisión de la Administración Trump estaba tomada de antemano, como nos tienen acostumbrados, de modo que el 2 de febrero de 2019 la Casa Blanca publicó una declaración anunciando la retirada del Tratado INF, decisión que se haría firme pasados los seis meses estipulados en dicho acuerdo internacional. La coletilla de que si Rusia cumplía con el Tratada en este período entonces se podría reconsiderar dicha declaración, era solo para auto justificarse, porque, aunque todo el Ministerio de Asuntos Exteriores rusos hubiera ido en procesión hasta el Capitolio con ramas de olivo en la mano, la decisión estaba tomada. El objetivo declarado abiertamente -esta es otra característica de esta Administración americana- era tener las manos libres para poder desarrollar nuevos misiles de crucero de alcance intermedio o, mejor, dicho, sacarlos de donde los tenían guardados, porque, como se pudo conocer después del 2 de agosto de 2019 una vez finalizado el Tratado INF, estos sistemas de armas hasta entonces prohibidos, existían también en el lado americano: solo hizo falta un plazo de quince días para realizar la primera prueba desde la base aérea de Vandenberg, en California. Esta última parte fue objeto de un segundo artículo de urgencia, que salió publicado en el sitio web del Instituto de Estudios Estratégicos el 24 de septiembre de 2019 con el mismo título, en el que se tomaron en consideración las argumentaciones finales cuando el Tratado fue abandonado definitivamente por ambas partes. La cuestión que se abre ahora es ¿qué ocurrirá con el Tratado de Armas Estratégicas (Nuevo START) de abril de 2010, el último de los acuerdos de control de armas nucleares heredados de la Guerra Fría? A pesar de las reiteradas peticiones de Moscú de entablar negociaciones de cara a la ampliación de su vigencia, que el propio Tratado contempla en forma de acuerdo ejecutivo por un plazo adicional de cinco años, las autoridades americanas hacen mutis por el foro y no se pronuncian... y cuando lo hacen argumentan que China debe formar parte de un Tratado de Control de Armas Nucleares global. Pero, no nos engañemos, Pekín no acepta, ni aceptará, entrar en un acuerdo de esta naturaleza, porque el “pecado original” de las armas nucleares es de las dos Grandes Potencias de la Guerra Fría, y el arsenal nuclear chino ejerce una función meramente defensiva, no hay nada más que analizar sus números, tipos de vectores y capacidades y su doctrina de empleo de armas nucleares para darse cuenta -véase el “Chinese nuclear forces, 2019” de Kristensen y Korda en el Bulletin of the Atomic Scientists, de junio de 2019-. Y es que debemos tener claro que, en materia de armas nucleares, se puede demonizar a terceros y la lista puede ser todo lo larga que se quiera, pero los únicos que pueden orientar el camino por la senda del control y el desarme o hacer todo lo contrario son solo los Estados Unidos y Rusia. Para eso fueron bendecidas con la posesión de las armas nucleares, como sentenció el senador americano Edwin Johnson en una sesión del Senado el 28 de noviembre de 1945. 

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: “La ruptura del régimen de estabilidad estratégica y los posibles escenarios para el futuro”, Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos núm. 14, 2019, pp. 187-202, texto completo disponible aquí.

Versión en inglés con el título "The breakdown of the system of strategic stability and possible scenarios for the future", disponible aquí.

“Verde que te quiero verde…”

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