El 17 de diciembre tuvo lugar desde el puerto
espacial de Kourou el lanzamiento de un cohete Soyuz que transportaba los
satélites 11 y 12 del sistema de posicionamiento global europeo Galileo. De
este modo, en un año se ha duplicado el número de aparatos desplegados en el
espacio, lo que permitirá iniciar los servicios comerciales el próximo año.
Precisamente en 2016 se colocarán en órbita cuatro satélites más –con
lanzamientos previstos para los meses de marzo y septiembre-, lo que permitirá
acercarse al objetivo de despliegue de veinticuatro satélites operativos en
2020 –sobre las características del sistema véase la entrada LA INDEPENDENCIA ESTRATÉGICA EUROPEA-. El sistema Galileo ofrecerá servicios de posicionamiento
y navegación a los gobiernos, agencias gubernamentales y empresas privadas en
todo el mundo y será interoperable con los sistemas satelitales americano GPS y
ruso Glonass. En este sentido, el portavoz de la Agencia Espacial Europea en
España, Javier Ventura-Traveset, explicó que el sistema de posicionamiento
global europeo tendrá “prestaciones superiores al GPS, esto es resultado de
tener unos relojes a bordo de nuestros satélites más precisos, emitir unas
señales de modulación más robustas y disponer de un número superior de
estaciones sensoras en tierra, lo que nos permite obtener correcciones
orbitales y de tiempo de nuestros satélites más precisas”. Más allá del
evidente rendimiento comercial en todos los campos de las comunicaciones y el
transporte, el sistema Galileo tiene unas aplicaciones
militares amplísimas ya que permitirá las comunicaciones seguras entre los
mandos militares y las fuerzas desplegadas en cualquier parte del mundo, el
vuelo de aeronaves tripuladas y no tripuladas en escenarios de conflicto
altamente saturados, la transmisión de órdenes a los submarinos portamisiles en
patrulla permanente, el lanzamiento de armas de precisión desde aviones de
combate, buques de superficie o submarinos en cualquier escenario bélico –como ha
mostrado de forma patente Rusia durante la intervención militar en Siria con el
empleo masivo de armas de precisión guiadas por satélite Glonass-; en
definitiva, la intercomunicación en tiempo real entre los cinco escenarios del
conflicto: tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio. Y esto se podrá hacer de
forma autónoma, sin depender de los
sistemas de otras grandes potencias como ocurre hasta ahora, lo que
significará la definitiva independencia estratégica europea. Ahora bien, como
ya advirtió Friedman, las guerras del
siglo XXI se librarán en el espacio porque los adversarios buscarán
destruir los sistemas espaciales que les permitan seleccionar objetivos y los satélites
de navegación y de comunicaciones deberán ser destruidos para inutilizar su
capacidad bélica. Por ello, estamos ante una segunda carrera espacial donde también las potencias
emergentes están realizando fuertes inversiones en programas espaciales propios
y una inevitable militarización del
espacio –por ejemplo, China está trabajando también en un vehículo
hipersónico no tripulado con ojiva nuclear-. De esto deducimos el principio general de que si alguna potencia
consigue poner armas en el espacio, también habrá armas de respuesta. Esto
es así porque la disuasión y el control de armamentos están estrechamente
vinculados a la cambiante tecnología armamentista.
Un balance sintético de los principales programas en la Agencia Europea del Espacio en 2015 esta disponible en "La ESA cierra un año exitoso con cuatro lanzamientos", Infoespacial.com, 22 de diciembre de 2015 .
Un balance sintético de los principales programas en la Agencia Europea del Espacio en 2015 esta disponible en "La ESA cierra un año exitoso con cuatro lanzamientos", Infoespacial.com, 22 de diciembre de 2015 .
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