«LA VIGENCIA DEL TRATADO NUEVO START EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA»

Es el título del documento de análisis que he publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) como parte del estudio sobre las fortalezas de Rusia en el conflicto de Ucrania. En este documento examinamos el estado del Tratado de Limitación de Armas Estratégicas firmado entre Estados Unidos y Rusia en Praga el 8 de abril de 2010 (denominado Nuevo START) como último acuerdo de desarme en vigor, pero que expira el 5 de febrero de 2026 y que según sus propias estipulaciones no admite más prórrogas. El 22 de septiembre de 2025 el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció su disposición a adherirse a los límites cuantitativos establecidos en el tratado durante un año más después de aquella fecha límite, siempre que Estados Unidos asuma los mismos compromisos. El 5 de octubre de 2025 el presidente Donald Trump valoró positivamente la propuesta rusa, aunque sin expresar una posición favorable ni proponer el inicio de negociaciones formales conducentes a alcanzar ese objetivo. Nuestra tesis fundamental es que los intereses estratégicos de ambas potencias parecen coincidir en ese punto, pero la realidad de la guerra en Ucrania dificulta la adopción de acuerdos sustanciales para la seguridad global. En cualquier caso, el mantenimiento del régimen de estabilidad estratégica es un fin en sí mismo porque perpetua su supremacía nuclear, incluso frente a aspirantes cualificados como la China comunista. El texto se estructura en una introducción en la que se relaciona someramente la firma y etapas de implementación del tratado, así como su importancia para el mantenimiento de la seguridad mundial, asuntos que hemos tratados extensamente en el blog desde su entrada en vigor en febrero de 2011. A continuación cinco epígrafes dedicados a la prórroga del Nuevo START en un contexto de creciente tensión internacional (enero de 2021), la suspensión rusa de su participación en el tratado (febrero de 2023), la propuesta rusa para extender la vigencia del tratado (septiembre de 2025), la reacción estadounidense en el contexto de la discusión sobre el suministro de misiles de crucero Tomahawk a Ucrania (octubre de 2025), así como los próximos pasos que se pueden esperar en la relación ruso-estadounidense en ese ámbito. Las conclusiones fundamentales son que se ha pasado de un régimen basado en la búsqueda de la paz y la seguridad, en la posesión de unos arsenales nucleares mínimos y en la existencia de mecanismos de cooperación entre grandes potencias a un período de competición estratégica, nuevas carreras de armamento, proliferación y donde el uso de la fuerza por parte de las grandes potencias vuelve a imponerse, derrumbándose la regla general de la prohibición del uso de la fuerza consagrada como norma constitucional del orden jurídico internacional desde la aprobación de la Carta de la ONU en 1945. En consecuencia, si no se imponen las tesis del equilibrio de poder (realismo kissingeriano), nada impedirá que se produzca un enfrentamiento decisivo. La última barrera para que eso no suceda es, precisamente, el mantenimiento de la estrategia de disuasión, que se basa en la existencia de una amenaza permanente de sufrir daños de proporciones catastróficos en una guerra entre grandes potencias. La finalización del tratado START adelantará las consecuencias de algunas de estas conclusiones. 

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «La vigencia del tratado Nuevo START en el contexto de la guerra en Ucrania», Documento de Análisis IEEE núm. 73/2025, 19 de noviembre de 2025, en https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2990223/tratado_nuevo_start_2025_dieeea73.pdf/ 

Versión en inglés: https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2990223/tratado_nuevo_start_2025_dieeea73_eng.pdf/  

Laufey: “From The Start”.

«METRÓPOLIS» Y «LOS PRÓXIMOS CIEN AÑOS»

En 1927 el director de cine alemán Fritz Lang (1890-1976) llevó a la gran pantalla una novela futurista escrita por Thea von Harbou (1888-1954) un año antes titulada Metrópolis en la que se describe un mundo que se desarrolla en una ciudad tecnológicamente avanzada dirigida por un empresario tecnólogo en la que existe una sociedad formada por dos clases estrictamente separadas. Por un lado, hay una élite dirigente que vive en la superficie y otra formada por los trabajadores industriales y sus familias, que moran en las profundidades, donde trabajan con las máquinas que mantienen la ciudad activa y vibrante permanentemente. Mientras la clase dirigente goza de todas las comodidades resultado de los avances tecnológicos e inventos del momento, incluidas las videoconferencias (recuerdo, la película se estrenó hace 98 años), el sistema se sostiene gracias al trabajo constante de los trabajadores del subsuelo. Pero, no se trata de un trabajo esclavo, es más bien un trabajo mecánico, constante, sin solución de continuidad. En ese mundo surge el proyecto del hombre-máquina (en realidad se trata de una mujer-máquina, como se revela más adelante) que está destinado no a trabajar con las máquinas que mantienen la ciudad o a sustituir el trabajo manual humano, sino que formará parte de la élite, porque estará dotado de las cualidades y capacidades necesarias para pensar, actuar y dirigir en la superficie. No se trata solo de una inteligencia artificial sino que es una máquina completamente humana en lo exterior. Hay que tener en cuenta que en ese momento todavía no se había difundido la palabra «robot», que viene del término checo robota que significa trabajar duro y que debemos al escritor de esa nacionalidad Karel Čapek (1895-1938). Pues bien, gracias a su carisma, la mujer-máquina se gana rápidamente la adhesión de las élites, mientras se desarrolla una conspiración que no quiero desvelar para aquellos que no han visto la película y que se puede visualizar aquí. Tampoco me atrevo a revelar su final, al menos por ahora. Metrópolis es un mundo de aeronaves, trenes sobre monorraíles, torres residenciales altísimas, máquinas gigantescas que sostienen toda la estructura, legiones de seres humanos que van y vienen al trabajo, junto con su miseria y desesperación, conjugados con la paradoja de un robot creado no para sustituir el trabajo humano sino para atraer, seducir y dirigir a los humanos. Esa es la propuesta que puso como evento principal el Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera en la ciudad de La Laguna con una proyección extraordinaria de Metrópolis donde se sumó la versión completa de la película restaurada en 2010, las voces de cinco conocidos actores de doblaje y una banda sonora compuesta para la ocasión y ejecutada en directo por su director. Un acontecimiento único y épico que planteó cuestiones trascendentales. La primera es que en muchos aspectos ese mundo ya se ha hecho realidad, mientras que en otros continuamos a la espera de que se produzcan o no, porque lo desconocemos. La segunda es que la capacidad para crear un futuro que casi se cumple en su totalidad es algo realmente extraordinario. La tercera es que Lange y von Harbou (o antes Julio Verne y antes que él otros visionarios) fueron capaces de ver más allá que el resto de sus contemporáneos, que nos lo contaron y que generaciones después sus predicciones continúan convirtiéndose en realidad y mejoran paulatinamente la vida humana. Pues bien, en el ámbito de las relaciones internacionales en 2010 George Friedman también desbordó los límites de la ciencia con su obra emblemática titulada Los próximos cien años -véase la entrada DOS LIBROS DE GEOPOLÍTICA PARA EL ANÁLISIS ESTRATÉGICO DE UNA NUEVA ERA, de octubre de 2020-. En su libro nos habla de las grandes líneas del poder en las próximas décadas, de migraciones, del espacio exterior, de extraordinarios avances tecnológicos, de cambios en la estructura internacional, de crisis y guerras, describe detenidamente la Tercera Guerra Mundial y da la fecha exacta de su inicio. Habla también de la paz y de la aplicación del poder y lo hace de forma coherente y extraordinariamente fundamentada. Quince años después de su publicación (se convirtió en un superventas mundial) sorprende por su capacidad predictiva. Como otros que le precedieron, Friedman fue capaz de inquirir el futuro, mirar a través de la ventana, contárnoslo y permanecer en el tiempo. La pregunta es: ¿somos capaces de aprender de los grandes o solo los valoramos cuando el peso del paso del tiempo se impone? 

Lexie Liu: “Metropolis”.

VII JORNADAS DE HISTORIA DE LA GUERRA, CONFLICTOS Y RELACIONES INTERNACIONALES «MANUEL BULNES»

La cátedra Manuel Bulnes del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile, bajo la dirección del profesor Dr. Cristián Garay Vera, organizó y coordinó la séptima edición de sus Jornadas de Historia en su sede santiaguina del 28 al 30 de octubre de 2025 tanto en formato presencial como a distancia. La exposición de las comunicaciones propuestas se distribuyó en seis mesas temáticas: Mesa 1 sobre pensamiento militar, doctrina y conflictos contemporáneos; Mesa 2 sobre guerra, poder y representación global; Mesa 3 sobre diplomacia, representación y guerras en el siglo XX; Mesa 4 sobre Historia, memoria y actores transnacionales; Mesa 5 sobre guerra, economía y hegemonía global; Mesa 6 sobre relaciones internacionales, mediación y paz. Las Jornadas se clausuraron con una conferencia del Dr. Hugo Harvey -la convocatoria de las Jornadas está disponible aquí-. Respondiendo a la convocatoria de los organizadores, además de formar parte del comité académico de las jornadas, presenté en la Mesa 5 la comunicación titulada “Desarrollos recientes de sistemas de combate estratégicos rusos: esfuerzos de Rusia para el mantenimiento de la disuasión clásica”, donde insistimos en nuestras tesis fundamentales sobre que los conflictos recientes en Ucrania, Oriente Medio y Sudeste Asiático muestran una renovada vigencia de la disuasión y de la amenaza de uso de armas nucleares para resolver los diferendos entre grandes potencias. A pesar de que el riesgo de proliferación permanece contenido y sigue habiendo pocos actores nucleares, los poseedores no dudan en aumentar sus capacidades de combate estratégico, potencian la disuasión armada y no dudan en esgrimir la amenaza nuclear para tratar de disuadir a sus oponentes. En el caso de Rusia, en 2018 se pusieron sobre la mesa una serie de programas de armas ofensivas estratégicas con las que buscan no solo mantener la paridad con los Estados Unidos, sino también disponer de capacidad creíble para atacar y destruir en caso de conflicto los sistemas antimisiles estadounidenses que despliegan en Europa y Asia. Los dirigentes rusos consideran que esas capacidades son necesarias para que sigan funcionando los principios de la disuasión bajo la premisa de una guerra nuclear entre grandes potencias no se puede librar, porque, en caso de que ocurriera, sería masiva y completamente destructiva. Para ello examinamos esas armas estratégicas ofensivas rusas, su empleo en combate, así como su función en el mantenimiento de la disuasión clásica. Pero, más allá, en un sistema internacional multipolar esos sistemas aumentan el riesgo de proliferación tanto de misiles como municiones hipersónicas y armas nucleares y complican el proceso de toma de decisiones en caso de crisis y conflicto. Es un tema que indudablemente está abierto y sometido a la competición estratégica que están manteniendo las grandes potencias por lo que se anticiparon reflexiones finales, más que conclusiones como tales, que requieren más tiempo de análisis y un mayor esfuerzo reflexivo. Cabe decir que, como todas las actividades que organiza el IDEA, hubo un debate abierto, con intervenciones de gran interés y propuestas teóricas y metodológicas que merecen ser pensadas y sacar conclusiones en temas que cada día ganan prioridad en un mundo complejo e inestable sometido a cambios inesperados y cuyo alcance desconocemos a pesar de los intentos de aprehender el futuro que se nos viene.  

Madison Beer: “Bittersweet”.

EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL GROM-25: SIN SORPRESAS

Desde 2012 las Fuerzas Armadas rusas ejecutan en el mes de octubre el ejercicio principal de sus fuerzas nucleares, que culmina el plan de adiestramiento anual. Durante el primer semestre del año los diferentes componentes de la triada nuclear realizan ejercicios tácticos destinados a verificar la preparación de las fuerzas en los que sistemas móviles de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) realizan ejercicios de dispersión, bombarderos estratégicos vuelos de larga distancia hasta zonas de lanzamiento de misiles sobre el Ártico y los submarinos nucleares estratégicos (SSBN) cargados con misiles (SLBM) con decenas de ojivas nucleares van y vienen en patrullas oceánicas destinadas a garantizar el funcionamiento de la disuasión, es decir, que no haya que usar ninguno de esos sistemas -véase la entrada del ejercicio anterior GROM-24: EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR SIN VÉRTIGO, de octubre de 2024-. En total, unos doscientos ejercicios anuales destinados a probar los diferentes vectores de lanzamiento de armas nucleares. Pero, el GROM (“trueno” en ruso) tiene, además, otros objetivos. El primero es verificar el correcto funcionamiento del sistema de mando y control desde la cúspide del poder político (el presidente) hasta los mandos operativos que ejecutarán las órdenes de lanzamiento. En segundo lugar, comprobar la preparación de las fuerzas para actuar coordinadamente incluso después de haber sufrido un primer ataque (first strike), que puede ser tanto nuclear como convencional masivo, lo que no excluye evidentemente una respuesta nuclear proporcional, que a este nivel significa la aplicación de la estrategia de la destrucción mutua asegurada (MAD). En tercer lugar, busca comunicar a cualquier adversario potencial, alianza o coalición, la capacidad y la voluntad de emplear las armas nucleares para causar daños de proporciones catastróficas en caso de perpetrar una agresión (las excepciones a las fechas del mes de octubre tanto en 2014 como en 2021 fueron el resultado de la búsqueda de ese objetivo). Por tanto, está claro quién decide y cuándo su empleo, solo hace falta que haya alguien dispuesto a cometer un suicidio político y militar. Hasta ahora no ha ocurrido, pero no se puede excluir que suceda, porque en cierto modo la historia enseña que la soberbia humana no tiene límites y, en ciertos momentos, se ha transformado en estupidez, provocando la destrucción de países, responsables políticos y mortandad masiva -véase la entrada «NUCLEAR WAR: A SCENARIO, DE ANNIE JACOBSEN (2024)», de agosto de 2025-. Hasta el siglo XX no existieron mecanismos que reprimieran esas acciones, pero el arma nuclear introdujo la racionalidad (entendida también como el cálculo del coste-beneficio) en un enfrentamiento que en el caso de grandes potencias sería de destrucción masiva. Como hemos escrito en otro lugar, lo que quedaría sería mundo muerto como resultado del error más trágico de la historia. Por tanto, el ejercicio GROM, como también el Global Thunder estadounidense, es una llamada regular a no cometer estupideces, mucho más necesaria en estos tiempos donde el uso de la fuerza ha recuperado su posición frente a las declaraciones y deseos de paz infinita y universal para todos los pueblos, que nunca ha existido a lo largo de la historia. De este modo, el 22 de octubre de 2025 las fuerzas nucleares estratégicas rusas bajo las órdenes del presidente Vladimir Putin efectuaron el lanzamiento de armas de largo alcance. Un ICBM RS-24 Yars desde un sitio ubicado en el cosmódromo de Plesetsk, oblast de Arcángel y un SLBM R-29RMU2 Sinevá desde el SSBN K-117 Briansk que navegaba en inmersión en el mar de Barents, ambos misiles alcanzaron sus objetivos en el polígono de tiro de Kura, en la península de Kamchatka, y bombarderos estratégicos Tupolev Tu-95MS lanzaron misiles de crucero. Además, bombarderos supersónicos Tu-22M3 volaron hasta el mar Báltico escoltados por cazas Sukhoi Su-27P y Su-35S, en misiones similares a las que practican contra Ucrania. Por tanto, en medio de una guerra convencional a gran escala, soportando sanciones masivas e intentos de aislamiento internacional por parte de Occidente los dirigentes rusos reafirman su presencia, capacidad y voluntad para emplear las armas nucleares cuando estimen que ha llegado el momento, decisión que únicamente les incumbe a ellos, pero que, en caso de ocurrir, tendrá consecuencias terribles para todos. Entonces, parece que sería oportuno buscar con ahínco el fin al conflicto de Ucrania donde, como guerra por delegación, se mantiene latente el peligro de escala, o negociar la extensión del Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (Nuevo START), que expira el 5 de febrero de 2026, o fortalecer los mecanismos de no proliferación tanto en el marco del tratado homónimo (TNP) como otros acuerdos multilaterales en los que participan las grandes potencias nucleares, o finalmente los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (los Estados nucleares legales conforme al TNP) deberían alcanzar un gran acuerdo político para establecer mecanismos de transparencia, intercambio de informaciones e inspecciones que restauren la confianza mutua entre ellas porque esta será la verdadera garantía de la paz y la seguridad mundiales. Mientras tanto, seguiremos bordeando el abismo, con unos pocos que pueden tomar decisiones y el resto que las sufrirá de una u otra manera.  

ICBM RS-24 Yars en secuencia de disparo.
 ICBM RS-24 Yars en secuencia de disparo en Plesetsk.
SLBM R-29RMU2 Sinevá inicia el vuelo tras su disparo en inmersión en el mar de Barents.

Hana: “My body”.

NUEVOS MODELOS DE VISIBILIDAD Y LEGITIMIDAD INTERNACIONALES EN UN MUNDO COMPLEJO E INESTABLE

El 10 de octubre de 2025 el régimen norcoreano organizó otro de sus fastuosos desfiles en Pionyang para celebrar en esta ocasión el 80º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores de Corea, donde se mostraron los principales vectores de lanzamiento de armas nucleares que poseen, desde los impresionantes tractores-lanzadores de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) Hwasong-20 de combustible sólido y doscientas toneladas de empuje hasta los misiles de alcance medio (MRBM) Hwasong-11 armados con atractivos vehículos planeadores (glider) hipersónicos. Estos y otros sistemas con capacidad nuclear están destinados a impresionar a los observadores extranjeros, es decir, cumplir el cometido fundamental de la disuasión que es tratar de bloquear cualquier tipo de tentativa de atacar el país, cambiar su régimen político o ambas cosas. Pero, en el contexto de los procesos de cambio mundiales que se han acelerado con la guerra en Ucrania (proxy war), también sirven para mostrar sus capacidades tecnológicas avanzadas, porque su participación en el conflicto del lado ruso también sirve para demostrar que muchos de sus armas no son meros prototipos exóticos, sino que se producen en serie, están operativos, se emplean en misiones de combate y se enfrentan a sistemas occidentales teóricamente superiores, por ejemplo sus misiles balísticos contra las defensas antiaéreas suministradas por los Estados Unidos y sus aliados europeos a Ucrania. En este escenario de enfrentamiento entre grandes potencias, el régimen norcoreano aumenta su visibilidad y legitimidad, cediendo por tanto la idea de Estado aislado y cercado asentada en Occidente durante décadas. De hecho, gracias a su implicación en el conflicto ha mejorado progresivamente su imagen internacional, no con respecto a Occidente, que poco les interesa en ese punto y cuya retórica permanece invariable, si no con las potencias emergentes, que progresivamente ocupan mayores cotas de poder en el sistema internacional global, precisamente a costa de Occidente. Se pueden señalar dos momentos fundamentales en este cambio a favor del régimen norcoreano frente al aislamiento internacional. El primero fue la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Pionyang el 18 y 19 de junio de 2024, después de veinticuatro años. Antes y después le precedieron todos los funcionarios más destacados del régimen putiniano (Lavrov, Shoigú, Belousov) según la estrategia de comunicación clásica del Kremlin. La culminación del renovado reconocimiento ruso se saldó, además de múltiples acuerdos de cooperación en todos los ámbitos de interés mutuo, en la firma de un nuevo acuerdo de asociación estratégica que incluye una alianza de defensa mutua en caso de agresión. Es decir, Rusia es garante de la seguridad de Corea del Norte y ambos están cómodos con esta declaración. La segunda fue la presencia del líder norcoreano, Kim Jong-un, junto a Putin y al presidente chino, Xi Jinping, en Pekín, el 3 de septiembre de 2025 durante los actos conmemorativos del 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en esa parte del mundo. Las muestras de afecto y la proximidad entre esos tres dirigentes pusieron de manifiesto la existencia no solo de estrechas relaciones entre ambos, sino que además el régimen norcoreano también cuenta con la protección de la China comunista. China y Rusia gozan del derecho de veto como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y, por tanto, tienen capacidad para bloquear cualquier intento de dañar a Corea del Norte (a la recíproca de la política que practican los gobiernos estadounidenses con Israel). Por consiguiente, el supuestamente aislado régimen norcoreano está amparado por dos grandes potencias frente a cualquier intento de presión, coacción o amenaza. Sin duda, es el resultado de una inteligente política exterior surgida de la pura necesidad de supervivencia, pero también de saber aprovechar las oportunidades que brinda un sistema internacional cada vez más complejo e inestable. Volviendo al desfile del 10 de octubre de 2025, donde el régimen norcoreano mostró sus capacidades nucleares,  junto a Kim estaban presentes el vicesecretario del Consejo de Seguridad ruso, expresidente y exprimer ministro, Dimitri Medvédev, el primer ministro chino, Li Qiang, y el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Tô Lâm (este justo al lado de Kim). Aunque Medvédev asistió en su calidad del presidente del partido oficialista Rusia Unida, ya hemos analizado su papel en el régimen putiniano –DECLARACIONES ANTIEUROPEAS DE MEDVEDEV, de diciembre de 2024–. La presencia de estos dirigentes junto a Kim en Pionyang pone de manifiesto el estrechamiento de relaciones entre los participantes en un contexto de creciente competición estratégica, así como la existencia de un nuevo camino para obtener legitimidad y garantías internacionales más allá de la dominación occidental –véase un análisis extenso en la entrada anterior «LA POLÍTICA EXTERIOR RUSA HACIA LOS BRICS EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA», de octubre de 2025–. También como Rusia y China no se pisan, sino que se complementan (comparten cada vez más intereses) tratando de atraer progresivamente a más países del Sur Global a su modelo de nuevo orden mundial, que no es el de Occidente. Entonces, parece que los tiempos de la hegemonía imperfecta han fenecido.

Nimus: “Lullaby”.

«LA POLÍTICA EXTERIOR RUSA HACIA LOS BRICS EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA»

Es el título del documento de análisis más reciente que he publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) sobre una de las fortalezas de Rusia en el conflicto de Ucrania. Los fundamentos de este texto son que durante la última década se han sucedido una serie de acontecimientos que han potenciado cambios profundos en la estructura del sistema internacional global. Cada vez más funcionarios estatales, internacionalistas y científicos políticos reflexionan sobre la configuración de un sistema multipolar en el que inciden dos factores fundamentales. Por un lado, se observa el retroceso de la potencia hegemónica estadounidense en áreas donde antes dominaba, aunque nunca lo hizo de forma absoluta (tesis de la hegemonía imperfecta que hemos sostenido durante mucho tiempo. Por otro, el desequilibrio de poder ha generado el avance de varias potencias emergentes encabezadas por la China comunista y la Rusia putiniana, que están consolidando poco a poco un bloque de poder alternativo que tiene como objetivo principal contrarrestar la asfixiante, desde su enfoque, dominación de Occidente. La consolidación del grupo BRICS, que responde al acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto con otras estructuras internacionales que también se mencionan en el texto, sirve a ese esfuerzo que persigue ni más ni menos que modificar las reglas del orden jurídico internacional y hacerlo a su favor. Todos estos procesos se han exacerbado con la prolongación del conflicto de Ucrania. El documento comienza con una introducción en la que se hace un breve repaso histórico de los principales eventos de la política exterior rusa desde 2007 en adelante, precisamente tomando como punto de partida el famoso discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, en la conferencia de seguridad de Múnich, donde definitivamente llamó la atención sobre la ruptura de los acuerdos político-estratégicos que habían puesto fin a la Guerra Fría. Se trata de acontecimientos conocidos, pero que requieren ser revisados para comprender muchas de las decisiones más recientes. También se establecen las bases teóricas del análisis, porque estos procesos han sido descritos adecuadamente por la escuela realista. En cuatro epígrafes examinamos la creación y consolidación del grupo BRICS, la ruptura de Rusia con Occidente en 2022, la importantísima cumbre de Kazán en octubre de 2024 para los intereses rusos en la guerra en Ucrania, así como las perspectivas de desarrollo de la asociación, en la que participan las principales potencias mundiales no occidentales. En las conclusiones se afirma que el Kremlin ha recurrido activamente a la diplomacia, sus agentes han buscado nuevos socios políticos y comerciales, han utilizado los foros internacionales para exponer sus posiciones y han sido capaces de organizar dos grandes cumbres que han involucrado a una mayoría de países del Sur Global. Se han presentado como una potencia benévola que propugna un orden internacional más justo, pero mientras tanto no han cejado de aplicar la fuerza contra Ucrania con el objetivo de establecer un nuevo régimen de seguridad en Europa oriental que satisfaga sus necesidades de seguridad. Esta es su estrategia y parece que han tenido éxito, porque a pesar de los intentos de Occidente no solo no están aislados, sino que a través de todas sus relaciones bilaterales y multilaterales participan en foros y conferencias internacionales y, lo que es más grave, continúan obteniendo recursos en los mercados internacionales para seguir financiando la agresión contra Ucrania después de más tres años y medio del estallido del conflicto. 

Referencia bibliográfica completa: PÉREZ GIL, L.: «La política exterior rusa hacia los BRICS en el contexto de la guerra en Ucrania», Documento de Análisis IEEE núm. 60/2025, 1 de octubre de 2025, en https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2907072/la_politica_exterior_rusa_2025_dieeea60.pdf/  

Versión en inglés: https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2907072/la_politica_exterior_rusa_2025_dieeea60_eng.pdf/   

SRTW & Nevertown: “Happy Together”.

PROPUESTA RUSA PARA EXTENDER LA VIGENCIA DEL TRATADO NUEVO START

El Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (Nuevo START) firmado en Praga el 8 de abril de 2010 se mantiene como la única pieza que sostiene el régimen explícito de estabilidad estratégica, que forma parte del núcleo de régimen de seguridad mundial. Desde 2002 los sucesivos gobiernos estadounidenses iniciaron una estrategia de destrucción de los acuerdos de desarme, comenzando por el tratado ABM de mayo de 1972, el tratado INF de diciembre de 1987 y el Tratado de Cielos Abiertos (Open Skies) de marzo de 1992. Los responsables de la política exterior estadounidense pensaron que su posición de supremacía mundial, que a la postre siempre fue una hegemonía imperfecta, les habilitaba para tomar todo tipo de decisiones unilaterales en beneficio propio y que los demás las aceptarían de buen grado, a regañadientes o mediante el uso de la fuerza, como hemos visto en la escalada incesantes de conflictos internacionales desde 2001. Simplemente, para no lograr ninguno de los objetivos que se plantearon, porque ni los Estados Unidos son más seguros ni tienen más poder, ni el mundo es más seguro, con lo que esa política se puede calificar de absoluto fracaso. Precisamente, la prueba de que la disuasión falló fue la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, cuando los dirigentes rusos decidieron que era necesario tomar por la fuerza lo que se les negaba en la mesa de negociación, tengan o no razón en ello. Hay que recordar que las grandes potencias usan la violencia cuando lo estiman conveniente y no tienen que justificarse por ello ante nadie, porque son quienes ostentan el poder y crean las normas que rigen el sistema internacional. Esto no es solo teoría (realismo político) sino la aplicación del poder efectivo, como lo pueden observar cada día los que siguen los asuntos internacionales (en teoría de la ciencia se llama la prueba de falsabilidad). Por tanto, la destrucción de los acuerdos de desarme que pusieron fin a la Guerra Fría ha sido letal para la paz mundial. Los Estados Unidos han demostrado que no tienen todo el poder para actuar en todos los lugares siempre y al mismo tiempo, ni siquiera con sus aliados de relleno (los europeos y los asiáticos) son capaces de ordenar las respectivas áreas regionales, donde cada vez tienen menos poder e influencia. Esto es consecuencia de la existencia de otras grandes potencias que son capaces de ocupar aquellos huecos y espacios que no puede controlar la potencia hegemónica (recordemos que hablamos de hegemonía imperfecta). Rusia y China, cada vez más, han sido capaces de superar las barreras comerciales, financieras, económicas, las amenazas y las sanciones tanto de los Estados Unidos como de sus aliados, y ha llegado un momento en el que rechazan con descaro el ejercicio de poder estadounidense (de nuevo, se demuestra el fracaso estrepitoso de las tesis de Fukuyama sobre el fin de la historia). Entonces, en sistema internacional entra en un bucle, en un círculo, en el que los Estados Unidos tratan de imponerse cada vez con más fuerza, pero carecen de la capacidad para coaccionar a esas grandes potencias. A su vez estas tratan de unirse y crean foros para atraer a otros descontentos a su propio bando (BRICS, OCS, OTSC), configurando un bloque de descontentos con el ejercicio del poder imperial. En tiempos de crisis este tipo de iniciativas suele tener éxito, tanto en el plano interno como en el internacional. De nuevo, para los que siguen los asuntos internacionales la historia es una gran aleccionadora. Esto puede llevarnos a pensar en la inevitabilidad del conflicto, pero como hemos escrito en otras ocasiones, el realismo político en su versión kissingeriana aporta las herramientas necesarias a través de la aplicación de las tesis del equilibrio de poder y la negociación permanente para lograr acuerdos (mediante la creación de regímenes implícitos o explícitos) que garanticen la paz y la seguridad de las partes del sistema, es decir, las grandes potencias. Entonces, podemos analizar la situación actual, donde algunas de las partes buscan una escalada en la guerra en Ucrania, juguetean impunemente con el uso de la violencia desatada en Oriente Medio o crean escenarios de conflictos en el Asia-Pacífico donde no debería haberlos (porque los propios países occidentales admiten la vigencia de una sola China). Es decir, todo parece que conduce a un conflicto entre grandes potencias en un área estratégica o en otra. Pero, un enfrentamiento directo entre grandes potencias llevaría inevitablemente al uso de armas nucleares y su empleo sería masivo (dejemos de lado por inoperante la falacia de la guerra nuclear limitada). Es el escenario de la destrucción mutua asegurada que recientemente ha descrito en un estudio de caso hipotético Annie Jacobsen (Nuclear war. A scenario, 2024). ¿Estamos abocados a una guerra absolutamente destructiva en aras de un poder que no funciona, porque no se impone? Una de las grandes lecciones de la Guerra Fría fue que los dirigentes políticos (hasta los más estúpidos) entran en razón cuando se enfrentan al dilema de la amenaza nuclear. Estos parecen ser los fundamentos en los que se basa la propuesta realizada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el 22 de septiembre de 2022, durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad ruso en la que participaron los funcionarios más importantes del régimen ruso, desde el primer ministro, los presidentes de ambas cámaras del parlamento, los ministros de defensa y de asuntos exteriores, asesores presidenciales en materia de seguridad y jefes de los servicios de inteligencia. ¿Cuáles fueron las principales declaraciones del presidente Putin? Primero, que Occidente ha estado dando pasos destructivos para socavar los cimientos de régimen de estabilidad estratégica y las relaciones entre los Estados nucleares; le acusó del desmantelamiento de aquellos acuerdos de desarme a los que hacíamos referencia más arriba en aras de lograr una superioridad estratégica decisiva. Segundo, el gobierno ruso ha señalado repetidamente esta situación, así como sus consecuencias, pero las propuestas rusas han sido desoídas. Tercero, estas circunstancias motivaron la necesidad de abandonar la moratoria unilateral sobre la vigencia de las obligaciones del tratado INF debido al despliegue estadounidense de sistemas prohibidos en Europa y Asia-Pacífico. Cuarto, Rusia tiene las capacidades y está lista para responder con la fuerza a cualquier amenaza, literalmente Putin declaró que «Enfatizo, y nadie debería tener ninguna duda al respecto, que Rusia es capaz de responder a cualquier amenaza existente y emergente». Este es el lenguaje de las grandes potencias; no obstante, afirmó que Rusia no está interesada en una carrera de armamento, principalmente porque no se lo puede permitir, con o sin guerra en Ucrania (esta es otra de las grandes lecciones aprendidas de la etapa de la Unión Soviética). Quinto, justificó la suspensión de la participación rusa en el tratado Nuevo START en febrero de 2023 como resultado de «la política extremadamente hostil de la Administración Biden», en un mensaje dirigido directamente a los oídos del presidente estadounidense, Donald Trump. Sexto, para la parte rusa, desde hace quince años el tratado ha desempeñado un papel positivo en el mantenimiento del régimen de estabilidad estratégica, por lo que acabar con él sería un error. En este punto, formuló la declaración que justifica esa nota: propuso adherirse a los límites del tratado Nuevo START durante un año después de su finalización en el 5 de febrero de 2026. Esa decisión será efectiva si los Estados Unidos actúan de la misma manera y no toma medidas que socaven o violen el equilibrio actual en materia de disuasión nuclear. Para ello, ordenó a los responsables de los departamentos y agencia presentes que continúen la vigilancia de las capacidades estratégicas estadounidenses, incluidos los preparativos para desplegar sistemas de interceptación en el espacio, para verificar el cumplimiento de dicha moratoria. Se trata de una propuesta dirigida directamente a los Estados Unidos, en uno de los temas principales que se trataron durante la cumbre de Alaska del 15 al 16 de julio de 2025, donde Rusia trata de mantener el último acuerdo que puede salvar la paz entre grandes potencias, mientras trata de imponerse por la fuerza en Ucrania. Es decir, estamos ante una propuesta de acuerdo implícito entre grandes potencias en materia de estabilidad nuclear, que pone de manifiesto el grado de deterioro de la estabilidad internacional en una suerte de vuelta al pasado, anterior a los Acuerdos de Moscú de 1972. Mientras tanto, los dirigentes chinos observan para tomar sus propias decisiones que, también estarán basadas en sus intereses nacionales. 

El discurso del presidente Putin está disponible en el sitio web del Kremlin: http://www.kremlin.ru/events/president/news/78051  

Bebe Rexha: “Light That Leads Me”.