PRESENTACIÓN DEL CUADERNO DE ESTRATEGIA «PANORAMA NUCLEAR GLOBAL» EN EL CESEDEN

El 27 de mayo de 2025 se presentó en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), en Madrid, el cuaderno de estrategia 229 titulado “Panorama nuclear global” publicado recientemente (28 de abril de 2025) por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) -véase la entrada «PANORAMA NUCLEAR GLOBAL», de abril de 2025-. Este documento monográfico forma parte del plan de investigación anual aprobado por el director del CESEDEN y su pertinencia e interés vienen dadas por la necesidad de reexaminar el tema nuclear militar a la luz de los acontecimientos mundiales que se han producido en los últimos cinco años. Siete expertos españoles han escrito sobre teoría del conflicto, sobre el mundo de la posguerra fría y el progresivo abandono de los Tratados de Desarme, sobre la guerra en Ucrania, Oriente Medio y también sobre el rápido incremento del arsenal nuclear chino en la región asiática. El objetivo de este estudio organizado, en capítulos firmados por cada uno de los expertos, es extraer lecciones sobre cuán cerca puede estar el mundo de una crisis nuclear. La presentación contó con la participación de los vocales que redactaron los capítulos que componen el cuaderno, todos reconocidos profesionales y estimados colegas. 

  • Vicente Garrido Rebolledo: “Introducción”. 
  • Carlos Frías Sánchez: “El futuro de la disuasión nuclear: análisis de las estrategias de las grandes potencias nucleares”. 
  • Luis V. Pérez Gil: “Poderío nuclear de Rusia: nuevos planteamientos sobre capacidades y doctrinas de empleo”. 
  • Manuel Herrera Almela: “Panorama nuclear en el Indopacífico: una región en constante ebullición”. 
  • María Emilia Peña Ruiz: “El antagonismo entre Irán e Israel en un contexto nuclear”. 
  • Carlos Aragón Gil de la Serna y Raquel Sanz Pascasio: “Perspectivas de futuro del régimen de no proliferación.” 

Para asistir de forma presencial, aquí

También se puede seguir en línea en el canal de Youtube, en horario de 18.00 a 19.30 hora de Europa central. 

El cuaderno de estrategia se puede descargar completo aquí.  

Dmac ft. Sage The Gemini, Kstylis, Show Banga: “Panoramic”.

APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE CONTENCIÓN EN UN CONFLICTO ARMADO ENTRE POTENCIAS NUCLEARES. EL CHOQUE DE INDIA Y PAKISTÁN EN MAYO DE 2025

Del 7 al 10 de mayo de 2025 se produjo el enésimo enfrentamiento militar entre India Y Pakistán, dos potencias nucleares no reconocidas legalmente a la luz del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de marzo de 1968, pero que por diferentes motivos, es decir, los intereses de las grandes potencias, no han sido repudiadas o apartadas de la sociedad internacional, como Corea del Norte o el caso de Irán y su incipiente programa nuclear militar. Veamos los hechos y extraigamos algunas conclusiones de interés. El 7 de mayo de 2025 la Fuerza Aérea india llevó a cabo ataques contra bases terroristas en territorio paquistaní bajo la denominación de operación Sindoor, como la publicitaron las autoridades indias, que tenía como objetivo ejecutar una acción de castigo como respuesta al atentado que mató a veintiséis ciudadanos indios el 22 de abril de 2025 en la región de Cachemira. Este territorio fronterizo se encuentra en disputa entre ambos países desde su independencia del Reino Unido en 1947, que tuvo a bien (a mal para los países independizados) dividir el antiguo imperio de la India en tres Estados distintos, hoy cuatro como consecuencia de sucesivas guerras que se han producido posteriormente. Como sabemos ahora, las Fuerzas Armadas paquistaníes esperaban una reacción militar india y estaban preparadas (operación Bunyan al-Marsoos) respondiendo con un ataque con una cincuentena de vehículos aéreos no tripulados contra territorio indio, al estilo de que lo ocurre a diario en la guerra en Ucrania. Que fuera exitoso o no es indiferente, puesto que el objetivo del gobierno paquistaní era demostrar firmeza frente a una agresión india contra su territorio. India ha tenido varias ocasiones de castigar el apoyo paquistaní a organizaciones y grupos terroristas que campan en territorio fronterizo, los enfrentamientos en la línea de contacto en Cachemira son frecuentes y ocasionan bajas, pero ninguna de las dos partes ha tomado hasta ahora la resolución para resolver de forma definitiva el conflicto por la fuerza. Pareció que este no era el caso. Después de ese intercambio inicial (que se saldó con el derribo de varios aviones indios), la Aviación india ejecutó dos operaciones militares sucesivas. Primero, un ataque selectivo contra instalaciones de la defensa antiaérea paquistaní, esencialmente radares de largo alcance, que arrojan un resultado mixto a la luz de las imágenes satelitales que se han podido examinar. Después, una serie de ataques selectivos contra bases aéreas paquistaníes diseminadas por todo el país, que fue más contundente, no por el daño causado, que es relativamente escaso, sino por su precisión empleando misiles de crucero SCALP de origen francés y Brahmos ruso-indios (estos más pesados y con más carga de combate). Este segundo ataque tenía como objetivo enviar un mensaje político-estratégico a las autoridades paquistaníes en el sentido de que las Fuerzas Armadas indias están preparadas para atacar y destruir cualquier base militar en cualquier lugar de Pakistán, lo que incluye sus depósitos, instalaciones y puestos de mando nuclear. Es preciso destacar, que aunque el bombardeo inicial del 7 de mayo se llevó a cabo exclusivamente en la zona fronteriza de Cachemira donde operan las bandas terroristas, los ataques selectivos del 8 a 10 de mayo tuvieron como objetivo instalaciones de defensa aérea y bases aéreas ubicadas en a lo largo de toda la parte oriental del país, así como cerca de Islamabad, capital de Pakistán, donde está la sede del Mando de las Fuerzas Estratégicas paquistaníes. En este estado de cosas el día 10 de mayo de 2025 ambas partes anunciaron que habían alcanzado un acuerdo de cese el fuego completo después de una mediación del gobierno americano. Este es un factor que descartaban a priori los especialistas en la región -léase a Jaffery o Mecklin- debido a un supuesto desentendimiento americano por intereses prioritarios en otras áreas, desconociendo su papel de potencia hegemónica global (sería una suerte de “vender la piel del oso antes de matarlo”, según el refranero español), pero ese es un tema que trataremos en otra oportunidad. Lo que corresponde valorar en este momento es: ¿la mediación estadounidense respondió a un interés legítimo de ambas partes de evitar un choque nuclear, que podría derivar no tanto de una decisión explícita, sino más probablemente de un error de cálculo o de un accidente? Es preciso tener en cuenta que después de la guerra de 1971 India y Pakistán aceleraron sus respectivos programas nucleares militares, que incluyeron la ejecución de pruebas nucleares y la producción de misiles balísticos como vectores primarios de lanzamiento de esas armas, de modo que en la actualidad cuentan con 164 y 170 ojivas nucleares aproximadamente -se pueden consultar los datos en el Nuclear Notebook del Boletín de los Científicos Atómicos, como parte del proyecto que elabora Hans Kristensen y su equipo-. Sin embargo, a pesar de la aparente paridad nuclear entre los dos países, su tamaño económico, demográfico o militar es incomparable, cayendo favorablemente del lado de la India. De hecho, si se asienta definitivamente un sistema multipolar mundial, India sería la cuarta potencia del mismo, como han puesto de manifiesto varios académicos reconocidos, el más destacado George Friedman. Su condición de potencia mundial solo necesita de reconocimiento jurídico-internacional, es decir, la obtención de un puesto permanente con derecho de veto en el directorio mundial, como el que gozan los Estados Unidos, la China comunista y Rusia. En consecuencia, esta disparidad de poder explica las diferentes estrategias y enfoques sobre su respectivo poderío nuclear: mucho más amplio en el caso de la India, incluida una incipiente fuerza de contragolpe (second strike) con sus submarinos nucleares estratégicos (SSBN); o enfocado exclusivamente a disuadir un ataque convencional masivo por parte de aquella en el caso de Pakistán. En consecuencia, debido a su enorme desbalance militar convencional la doctrina paquistaní contempla un empleo temprano en un conflicto y un uso táctico de la mayor parte de sus armas nucleares -en este punto se recomienda el reciente documento de análisis IEEE de Guillem Colom sobre el tema-. Como conclusiones fundamentales, se observa que la India preparó un conflicto de escala para dañar el poderío militar paquistaní (operación Sindoor), las fuerzas armadas paquistaníes estaban preparadas de antemano para ese ataque y respondieron con contundencia (operación Bunyan al-Marsoos), pero sin que sus medios de combate (Aviación o misiles de largo alcance) traspasaran la frontera común, lo que indica contención ante las acciones militares indias; por su parte, la Aviación india lanzó una serie de bombardeos de precisión contra el sistema de defensa antiaéreo y bases aéreas paquistaníes en la parte oriental del país como parte de una mensaje estratégico que buscaba bloquear una segunda respuesta paquistaní, pero sin escalar el conflicto más allá. Las cuestiones que se plantean son las siguientes: ¿Por qué India desaprovechó la oportunidad de aplicar el máximo poder militar a Pakistán y acabar de una vez con el problema de Cachemira, las bandas terroristas y el apoyo que reciben del gobierno paquistaní? ¿Se ha comportado como una potencia racional evitando un conflicto a gran escala que podría desembocar en el empleo de armamento nuclear? La situación internacional actual plantea oportunidades para el uso del poder militar para la resolución de conflictos de larga data sin temor a un excesivo rechazo internacional (por ejemplo, la liquidación del problema de Nagorno-Karabaj por Azerbaiyán en septiembre de 2022; la guerra israelí contra Gaza desde octubre de 2023, el cambio violento de gobierno en Siria en diciembre de 2024 o los recientes choques en Libia) porque las grandes potencias están concentradas en tratar de mantener su propio poder en disputas directas entre ellas. Podemos extraer dos reglas fundamentales: la primera es que las armas nucleares mantienen toda su vigencia porque disuaden a sus poseedores de hacer la guerra entre ellos. La segunda es que asistimos a una nueva vigencia del uso de la fuerza para la resolución de las controversias internacionales, porque así lo quieren y lo aceptan las grandes potencias. Toda una lección para navegantes, como también reza un conocido dicho español. 

Led Zeppelin: “Kashmir”.

«NEGOCIACIONES RUSO-ESTADOUNIDENSES EN LA GUERRA EN UCRANIA»

Este es el título del documento de análisis más reciente que he publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) dedicado a examinar las negociaciones que han llevado a cabo a todos los niveles funcionarios rusos y estadounidenses en el contexto de la guerra en Ucrania. Aunque se pueda pensar que estas negociaciones son relativamente recientes en el tiempo, en realidad se han mantenido a lo largo de la guerra, las sanciones y los intentos de aislamiento que ha tratado de imponer Occidente a la Rusia putiniana como consecuencia de su agresión a Ucrania. Como demostramos en este documento las relaciones entre grandes potencias se basan no solo en sus respectivos intereses (que los tienen), sino también y más importante si cabe, en el mantenimiento del funcionamiento del régimen de seguridad global, porque es lo que garantiza la paz y la estabilidad. Por consiguiente, apuntamos que después de tres años de guerra, Rusia no ha podido ser detenida en su agresión contra Ucrania. A pesar del apoyo militar y financiero de un número significativo de países occidentales, las fuerzas rusas han continuado ganando terreno en el sur de Ucrania durante el último año y medio, tratando de hacerse con todos los territorios que se anexionaron el 30 de septiembre de 2022. Pero, las demandas rusas van más allá, persiguiendo objetivos estratégicos que tratan de resolver el dilema de seguridad de las élites rusas acentuado por la ampliación de la OTAN hasta las mismas fronteras rusas. La segunda llegada al poder del presidente estadounidense, Donald Trump abre nuevas expectativas en los dirigentes rusos para alcanzar esos objetivos. En un sistema internacional complejo e inestable, los Estados Unidos y Rusia ven oportunidades para llegar a acuerdos destinados a mantener, el statu quo mundial mediante la creación de zonas de influencia. El artículo se estructura en una introducción general donde hablamos del teorías y autores sobre el poder, la influencia y la hegemonía y fundamentamos nuestro análisis en el paradigma realista. A continuación desarrollamos el tema principal en cuatro epígrafes: las negociaciones previas a la invasión rusa, los contactos diplomáticos durante la guerra en Ucrania, la situación en el frente ruso-ucraniano y las elecciones presidenciales estadounidenses y el inicio de las negociaciones para resolver el conflicto de Ucrania, etapa en la que nos encontramos en este momento, con la convocatoria de la novena ronda de negociaciones en Estambul el 15 de mayo de 2025. Por tanto, al tratarse de un tema abierto, hemos planteado unas consideraciones generales finales, que tendrán que ser actualizadas cuando se alcance un acuerdo de paz o finalice el conflicto, aunque pensamos que ese escenario todavía está lejos. Sin embargo, nos jugamos no solo la paz en Ucrania, sino también el futuro de Europa (como hemos venido apuntado en diversos trabajos) y muy probablemente estemos a las puertas de cambios significativos en la estructura mundial. Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «Negociaciones ruso-estadounidenses en la guerra en Ucrania», Documento de Análisis IEEE núm. 35/2025, 14 de mayo de 2025, en https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2564257/negociaciones_ruso-estadounidenses_en_la_guerra_en_ucrania_2025_dieeea35.pdf  
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LECCIONES POLÍTICAS PARA EUROPA. FICO Y VUCIC EN MOSCÚ EL 9 DE MAYO DE 2025

Los actos conmemorativos celebrados en Moscú con motivo del 80º aniversario de la victoria de la Unión Soviética sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial nos han traído interesantes imágenes que permiten realizar algunas reflexiones sobre la guerra en Ucrania, el futuro de Europa y el surgimiento de un régimen internacional multipolar. A más largo plazo, también se puede plantear la hipótesis sobre la creación de un nuevo orden internacional global. El 9 de mayo de 2025 el presidente ruso, Vladimir Putin, se presentó ante los otros jefes de Estado y de gobierno extranjeros que acudieron a Moscú como un líder victorioso, no en el campo de batalla, donde las fuerzas rusas todavía tienen que trabajar mucho si pretenden derrotar a las Fuerzas Armadas ucranianas, sino en el dominio de la diplomacia, el control de los tiempos y la capacidad de rehacerse ante los reveses sufridos. Los que conocen y han estudiado la biografía de Putin saben que es un político que se crece en los momentos más difíciles y el fracaso de la invasión de Ucrania en febrero de 2022 ha sido uno de ellos. Sin embargo, la concentración del poder ruso, la capacidad para tomar decisiones y que se ejecuten y la paciencia estratégica hicieron que el país entrará rápidamente en economía de guerra con la finalidad de sostener un conflicto largo en Ucrania contra la OTAN, porque sin ese apoyo las Fuerzas Armadas ucranianas habrían sido derrotadas hace tiempo. Esto nos lleva a la tesis reiterada de la guerra por delegación (proxy war) y su aplicación al conflicto de Ucrania, a pesar de que las emociones (una característica propia de la sociedad occidental) y la propaganda rechazaban hasta hace poco este enfoque. Sin embargo, la realidad se impone y por eso nuestros análisis se anclan en el paradigma realista, porque es el que permite mejor describir la realidad y a continuación proponer soluciones eficaces para prevenir o, en su caso, finalizar los conflictos. Precisamente, los dirigentes políticos europeos se resisten a poner fin al conflicto ruso-ucraniano bajo la idea de que no les gusta el resultado. Pero, esto nos permite traer a colación una de las frases más famosas del historiador británico E.H. Carr: las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran. De modo, que mientras las fuerzas rusas avanzan cada día sus posiciones en el este de Ucrania y la Aviación rusa aplica su doctrina de operaciones estratégicas de destrucción de infraestructuras críticas (OPEDIC) contra el territorio de Ucrania, los principales dirigentes europeos discuten cómo Ucrania debe continuar la guerra contra Rusia,  mientras ellos la ven desde la trinchera, parapetados en una doble protección: la de la Unión Europea (menos fuerte, pero más institucionalizada) y la de la OTAN (el verdadero instrumento de poder de los Estados Unidos en Europa, con su paraguas nuclear protector). Sin embargo, la guerra en Ucrania o, mejor dicho, la actuación de los dirigentes europeos en esa guerra, ha puesto de manifiesto la fragilidad de la estructura europea y probablemente ha sentado las bases para su autodestrucción, implosión o simple abandono (solo el tiempo dirá a través de cuál de estas formas de desintegración acabará la non nata Unión Política Europea). Enfrentarse a Rusia ha demostrado a lo largo de la historia que es letal para quienes lo han intentado, bien para sus países o para ellos mismos. Esta es una máxima que se cumple desde los tiempos de Pedro El grande y la estrepitosa derrota que aplicó a los suecos en la batalla de Poltava. Desde entonces, Rusia ha sido una potencia europea inexcusable, ha participado en la creación de los distintos órdenes de seguridad europeos que se han sucedido ininterrumpidamente hasta hoy y parece poco probable que deje de hacerlo. Por tanto, participará en los cambios en el régimen de seguridad europeo que suceda a la guerra en Ucrania y es más probable que imponga sus reglas que que los hagan los dirigentes europeos. No se trata solo de una cuestión de poder (hard power), que lo es, sino que además se incardinan los valores, pues la Rusia de Putin ha sido capaz de amalgamarse en torno a los fundamentos tradicionales de la familia, el poder y el Estado. Cuestiones que, significativamente, comparte con otras potencias no occidentales. Esto es lo que permite explicar, por qué los dirigentes de países como Eslovaquia o Serbia están, en estos momentos, más cerca de Rusia que de Europa (léase Unión Europea). Puede ser decepcionante para los eurófilos, pero es la realidad que vimos en Moscú el 9 de mayo pasado. Pero, estos dirigentes no solo fueron a la capital rusa atraídos por las supuestas cualidades del régimen putiniano, sino porque allí se congregaron los líderes de las principales potencias que están marcando el presente, el más destacado de todos el presidente de la China comunista, Xi Jinping, mimado y agasajado por el mismismo Putin, no por una suerte de amor fraternal espontáneo, sino porque reconoce que esa alianza es la que permite a Rusia seguir en guerra y, si lo consigue, derrotar a la OTAN en Ucrania. China se ha convertido en un gran atractor de voluntades y lo ha hecho comportándose hasta ahora como una potencia benévola, porque a pesar de las acusaciones (unas ciertas y otras, producto de la propaganda) trata de imponerse principalmente a través de la negociación, el comercio y las finanzas. Un comportamiento extraño para una gran potencia si se observa desde la perspectiva occidental, donde históricamente el poder se impone por la fuerza y el uso de la violencia. Basta para ello estudiar la evolución del sistema europeo de Estados desde la paz de Westfalia (1648) hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (1945), cuando Europa fue barrida del mapa del poder internacional por las potencias victoriosas de ese momento, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Es muy probable que actualmente estemos viviendo un proceso de cambio en la estructura internacional, pero de tipo no violento, al menos por ahora. En parte esto se debe a ese enfoque de gran potencia emergente benévola, pero también a la aplastante presencia de las armas nucleares en el sistema internacional, que bloquea el estallido de una guerra directa entre grandes potencias. El período de la Guerra Fría probó la existencia de esta regla y la evolución de la posguerra fría demuestra su vigencia inquebrantable. Esencialmente porque, de romperse, el resultado sería terriblemente aniquilador para todos. Por tanto, parece que los Estados Unidos, China y Rusia tratan de buscar nuevas reglas para el funcionamiento del orden internacional sin provocar un conflicto a gran escala entre ellas. Sin embargo, como enseña la historia de las relaciones internacionales, en caso de que se produjese la potencia que saliera victoriosa impondría un nuevo orden jurídico internacional con afán de mantenerse durante un larguísimo período de tiempo. Siempre y cuando las partes en conflicto hubieran mantenido la racionalidad, porque en el caso de recurrir al empleo de las armas nucleares el resultado podría ser bien diferente, donde ni tan siquiera quedará una sociedad que organizar y sin sociedad no hay Derecho, como sabiamente enunciaron los juristas romanos, ubi societas ubi ius

COMUNICACIÓN SOBRE DESARROLLOS RECIENTES DE ARMAS ESTRATÉGICAS AVANZADAS RUSAS Y SU APLICACIÓN EN LOS CONFLICTOS INTERNACIONALES. JORNADAS DE ESTUDIOS DE SEGURIDAD DEL IUGM

El 7 de mayo de 2025 presenté en las XVII Jornadas de Estudios de Seguridad del Instituto Gutiérrez Mellado (IUGM) organizadas bajo el tema “Reconfigurando la seguridad internacional: nuevas tecnologías, oportunidades y desafíos” la comunicación titulada “Desarrollos recientes de armas estratégicas avanzadas rusas y su aplicación en los conflictos internacionales”. La tesis fundamental defendida es que en un sistema internacional cada vez más complejo e inestable las grandes potencias recurren de forma creciente al poder duro (hard power) frente a otras etapas posteriores al final de la Guerra Fría, donde dominaron a través de la cooperación y la paz (soft power). Sin embargo, este cambio no comenzó con el estallido de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, sino que se activó mucho antes, cuando los dirigentes de la política exterior americana decidieron romper los equilibrios de la Posguerra Fría e iniciaron el desmantelamiento del régimen de control de armamentos como hemos tratado extensamente en el blog. En ese momento, tanto Rusia como China aumentaron el ritmo de sus respectivos programas de armas estratégicas avanzadas para dotarse de las capacidades necesarias para disuadir y, en caso de no tener éxito, poder combatir y ganar guerras. La Rusia de Putin ya lo ha hecho (recurrir a la guerra) y ha recurrido a estas nuevas armas en el conflicto en Ucrania, pero antes también lo hizo durante su intervención en la guerra civil en Siria. La exposición se estructuró en cinco partes: una breve introducción sobre la situación actual del sistema internacional, el rearme de Rusia desde 2010, los fundamentos de su política de defensa donde se habló de los principales documentos oficiales en materia de seguridad (estrategia de seguridad nacional, doctrina militar y doctrina de empleo de armas nucleares), definición y análisis de los sistemas de “armas estratégicas avanzadas” y , a continuación, se examinó brevemente su empleo en la guerra en Ucrania. Las conclusiones básicas son que los dirigentes rusos ponen énfasis en los sistemas estratégicos avanzados porque permiten compensar la desigualdad en capacidades convencionales con OTAN, ayudan a mantener la vigencia de la estrategia de disuasión nuclear, posibilitan ejercer el control estratégico en la toma de decisiones del adversario y también son un recurso para degradar la capacidad de resistencia de un adversario no nuclear mediante el bombardeo estratégico; además, en un sistema internacional que parece tender a la multipolar aumenta el riesgo de proliferación de misiles, municiones hipersónicas y la aparición de nuevas potencias nucleares, cuestiones que complican el proceso de toma de decisiones en caso de crisis y conflicto. El texto de la comunicación se publicará más adelante en las actas de las Jornadas de Estudios de Seguridad.  
El programa completo de las Jornadas de Estudios de Seguridad del IUGM está disponible aquí Amaral: “Cómo hablar”.

«PODERÍO NUCLEAR DE RUSIA: NUEVOS PLANTEAMIENTOS SOBRE CAPACIDADES Y DOCTRINA DE EMPLEO»

Este es el título de mi capítulo en el cuaderno de estrategia 229 Panorama nuclear global que acaba de publicar el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), como adelantamos en la entrada del mismo título de abril de 2025. Como aseveramos las armas nucleares son una garantía para la seguridad exterior de los países que las poseen porque, desde el mismo momento en que cuentan con ellas, gozan de inmunidad. También son un aliciente para la paz mundial porque evitan el estallido de guerras entre grandes potencias al actuar como inhibidores del enfrentamiento entre ellas. El fundamento de su efectividad es el miedo a sufrir daños de proporciones catastróficas. Durante la Guerra Fría mostraron su naturaleza esencialmente disuasoria con el resultado de que los Estados Unidos y la Unión Soviética jamás llegaron a un choque directo. Pero, también sucede en la posguerra fría, donde las nuevas formas de guerra (asimétrica, irrestricta, multidominio) y las armas avanzadas en lo que respecta a la tecnología no han conseguido desplazar su avasalladora supremacía. Su condición fundamental es que inhabilitan la agresión entre las grandes potencias y ni siquiera requieren que los líderes de las potencias que las poseen sean inteligentes (de hecho algunos son peligrosamente estúpidos), porque imponen la racionalidad por el miedo. En el caso de Rusia los cambios introducidos en su doctrina nuclear de junio de 2020 pusieron de manifiesto el peso que se concede a las armas nucleares en su estrategia de seguridad nacional, tanto en su función de disuasión frente a otras grandes potencias como en caso de un conflicto convencional a gran escala. En febrero de 2022 esta hipótesis se convirtió en una realidad cuando las Fuerzas Armadas rusas fracasaron en su intento de hacerse por sorpresa con el control de Ucrania y la operación militar inicial se convirtió en una guerra en toda regla en la que la amenaza nuclear ha sido esgrimida de forma regular con la finalidad de bloquear la participación directa de los países de la OTAN en el conflicto. Pero, en el caso de que se diera ese escenario, nada excluye que se pueda llegar en un enfrentamiento nuclear, como planteó la ampliación de los supuestos de empleo en la actualización de la doctrina adoptada el 19 de noviembre de 2024. Estos temas se analizan de forma sistemática siguiendo con la siguiente estructura: una introducción de carácter eminentemente teórico donde se ponen en consideración los conceptos básicos y el marco metodológico (pp. 73-78); el primer epígrafe está dedicado a examinar los medios y capacidades de la doble triada nuclear rusa (estratégica y táctica) incluidos el sistema de la mano muerta (Perimetr) y los desarrollos de armas estratégicas avanzadas; el segundo atañe a la evolución de la doctrina rusa de empleo de armas nucleares y cómo se ha adaptado a las capacidades materiales y ambiciones estratégicas del país (pp. 78-84); tercero, la crisis de la disuasión nuclear rusa en el contexto de la guerra de Ucrania, donde se analizan las declaraciones políticas de los dirigentes rusos en medio del conflicto  así como las teorías más recientes sobre disuasión por intimidación (doctrina Karaganov) (pp. 84-91); el cuarto plantea perspectivas de futuro en un mundo complejo e inestable que parece que tiene a la multipolaridad, donde son probables las carreras de armamentos, nuevos desarrollos de misiles hipersónicos y también la aparición de nuevas potencias nucleares (pp. 91-104); para finalizar con unas conclusiones  acordes a la relevancia de las cuestiones planteadas (pp. 104-106). Por consiguiente, en el texto hablamos de armas nucleares, de doctrinas de empleo, de la guerra en Ucrania y de escenarios de guerra nuclear, todos ellos mortales y con posibilidades de gran devastación. En este punto, no nos cansamos de repetir que solo el realismo kissingeriano basado en las tesis del equilibrio de poder y la negociación permanente aporta las herramientas necesarias para no llegar al punto del empleo nuclear porque, según la doctrina rusa, en caso de ocurrir será siempre masivo conforme a la estrategia de la destrucción mutua asegurada. 

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «Poderío nuclear de Rusia: nuevos planteamientos sobre capacidades y doctrina de empleo», Panorama nuclear global. Cuadernos de Estrategia núm. 229. Ministerio de Defensa. Madrid, 2025, pp. 71-106, en https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2557568/CE_229_Cap02.pdf/  

Estopa con Amaral: “Despertar”.