«LA VIGENCIA DEL TRATADO NUEVO START EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA»

Es el título del documento de análisis que he publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) como parte del estudio sobre las fortalezas de Rusia en el conflicto de Ucrania. En este documento examinamos el estado del Tratado de Limitación de Armas Estratégicas firmado entre Estados Unidos y Rusia en Praga el 8 de abril de 2010 (denominado Nuevo START) como último acuerdo de desarme en vigor, pero que expira el 5 de febrero de 2026 y que según sus propias estipulaciones no admite más prórrogas. El 22 de septiembre de 2025 el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció su disposición a adherirse a los límites cuantitativos establecidos en el tratado durante un año más después de aquella fecha límite, siempre que Estados Unidos asuma los mismos compromisos. El 5 de octubre de 2025 el presidente Donald Trump valoró positivamente la propuesta rusa, aunque sin expresar una posición favorable ni proponer el inicio de negociaciones formales conducentes a alcanzar ese objetivo. Nuestra tesis fundamental es que los intereses estratégicos de ambas potencias parecen coincidir en ese punto, pero la realidad de la guerra en Ucrania dificulta la adopción de acuerdos sustanciales para la seguridad global. En cualquier caso, el mantenimiento del régimen de estabilidad estratégica es un fin en sí mismo porque perpetua su supremacía nuclear, incluso frente a aspirantes cualificados como la China comunista. El texto se estructura en una introducción en la que se relaciona someramente la firma y etapas de implementación del tratado, así como su importancia para el mantenimiento de la seguridad mundial, asuntos que hemos tratados extensamente en el blog desde su entrada en vigor en febrero de 2011. A continuación cinco epígrafes dedicados a la prórroga del Nuevo START en un contexto de creciente tensión internacional (enero de 2021), la suspensión rusa de su participación en el tratado (febrero de 2023), la propuesta rusa para extender la vigencia del tratado (septiembre de 2025), la reacción estadounidense en el contexto de la discusión sobre el suministro de misiles de crucero Tomahawk a Ucrania (octubre de 2025), así como los próximos pasos que se pueden esperar en la relación ruso-estadounidense en ese ámbito. Las conclusiones fundamentales son que se ha pasado de un régimen basado en la búsqueda de la paz y la seguridad, en la posesión de unos arsenales nucleares mínimos y en la existencia de mecanismos de cooperación entre grandes potencias a un período de competición estratégica, nuevas carreras de armamento, proliferación y donde el uso de la fuerza por parte de las grandes potencias vuelve a imponerse, derrumbándose la regla general de la prohibición del uso de la fuerza consagrada como norma constitucional del orden jurídico internacional desde la aprobación de la Carta de la ONU en 1945. En consecuencia, si no se imponen las tesis del equilibrio de poder (realismo kissingeriano), nada impedirá que se produzca un enfrentamiento decisivo. La última barrera para que eso no suceda es, precisamente, el mantenimiento de la estrategia de disuasión, que se basa en la existencia de una amenaza permanente de sufrir daños de proporciones catastróficos en una guerra entre grandes potencias. La finalización del tratado START adelantará las consecuencias de algunas de estas conclusiones. 

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «La vigencia del tratado Nuevo START en el contexto de la guerra en Ucrania», Documento de Análisis IEEE núm. 73/2025, 19 de noviembre de 2025, en https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2990223/tratado_nuevo_start_2025_dieeea73.pdf/ 

Versión en inglés: https://www.defensa.gob.es/documents/2073105/2990223/tratado_nuevo_start_2025_dieeea73_eng.pdf/  

Laufey: “From The Start”.

«METRÓPOLIS» Y «LOS PRÓXIMOS CIEN AÑOS»

En 1927 el director de cine alemán Fritz Lang (1890-1976) llevó a la gran pantalla una novela futurista escrita por Thea von Harbou (1888-1954) un año antes titulada Metrópolis en la que se describe un mundo que se desarrolla en una ciudad tecnológicamente avanzada dirigida por un empresario tecnólogo en la que existe una sociedad formada por dos clases estrictamente separadas. Por un lado, hay una élite dirigente que vive en la superficie y otra formada por los trabajadores industriales y sus familias, que moran en las profundidades, donde trabajan con las máquinas que mantienen la ciudad activa y vibrante permanentemente. Mientras la clase dirigente goza de todas las comodidades resultado de los avances tecnológicos e inventos del momento, incluidas las videoconferencias (recuerdo, la película se estrenó hace 98 años), el sistema se sostiene gracias al trabajo constante de los trabajadores del subsuelo. Pero, no se trata de un trabajo esclavo, es más bien un trabajo mecánico, constante, sin solución de continuidad. En ese mundo surge el proyecto del hombre-máquina (en realidad se trata de una mujer-máquina, como se revela más adelante) que está destinado no a trabajar con las máquinas que mantienen la ciudad o a sustituir el trabajo manual humano, sino que formará parte de la élite, porque estará dotado de las cualidades y capacidades necesarias para pensar, actuar y dirigir en la superficie. No se trata solo de una inteligencia artificial sino que es una máquina completamente humana en lo exterior. Hay que tener en cuenta que en ese momento todavía no se había difundido la palabra «robot», que viene del término checo robota que significa trabajar duro y que debemos al escritor de esa nacionalidad Karel Čapek (1895-1938). Pues bien, gracias a su carisma, la mujer-máquina se gana rápidamente la adhesión de las élites, mientras se desarrolla una conspiración que no quiero desvelar para aquellos que no han visto la película y que se puede visualizar aquí. Tampoco me atrevo a revelar su final, al menos por ahora. Metrópolis es un mundo de aeronaves, trenes sobre monorraíles, torres residenciales altísimas, máquinas gigantescas que sostienen toda la estructura, legiones de seres humanos que van y vienen al trabajo, junto con su miseria y desesperación, conjugados con la paradoja de un robot creado no para sustituir el trabajo humano sino para atraer, seducir y dirigir a los humanos. Esa es la propuesta que puso como evento principal el Festival de Cine Fantástico de Canarias Isla Calavera en la ciudad de La Laguna con una proyección extraordinaria de Metrópolis donde se sumó la versión completa de la película restaurada en 2010, las voces de cinco conocidos actores de doblaje y una banda sonora compuesta para la ocasión y ejecutada en directo por su director. Un acontecimiento único y épico que planteó cuestiones trascendentales. La primera es que en muchos aspectos ese mundo ya se ha hecho realidad, mientras que en otros continuamos a la espera de que se produzcan o no, porque lo desconocemos. La segunda es que la capacidad para crear un futuro que casi se cumple en su totalidad es algo realmente extraordinario. La tercera es que Lange y von Harbou (o antes Julio Verne y antes que él otros visionarios) fueron capaces de ver más allá que el resto de sus contemporáneos, que nos lo contaron y que generaciones después sus predicciones continúan convirtiéndose en realidad y mejoran paulatinamente la vida humana. Pues bien, en el ámbito de las relaciones internacionales en 2010 George Friedman también desbordó los límites de la ciencia con su obra emblemática titulada Los próximos cien años -véase la entrada DOS LIBROS DE GEOPOLÍTICA PARA EL ANÁLISIS ESTRATÉGICO DE UNA NUEVA ERA, de octubre de 2020-. En su libro nos habla de las grandes líneas del poder en las próximas décadas, de migraciones, del espacio exterior, de extraordinarios avances tecnológicos, de cambios en la estructura internacional, de crisis y guerras, describe detenidamente la Tercera Guerra Mundial y da la fecha exacta de su inicio. Habla también de la paz y de la aplicación del poder y lo hace de forma coherente y extraordinariamente fundamentada. Quince años después de su publicación (se convirtió en un superventas mundial) sorprende por su capacidad predictiva. Como otros que le precedieron, Friedman fue capaz de inquirir el futuro, mirar a través de la ventana, contárnoslo y permanecer en el tiempo. La pregunta es: ¿somos capaces de aprender de los grandes o solo los valoramos cuando el peso del paso del tiempo se impone? 

Lexie Liu: “Metropolis”.