Web dedicada a temas de Derecho Internacional, Relaciones Internacionales y Ciencia Política en forma de artículos y comentarios desde la comunidad de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). «Contemplando el centro de la Historia»
En el número más reciente de la Revista General de Madrid
(julio de 2016), publicación oficial del Ministerio de Defensa, se incluye
mi ensayo titulado “Armas hipersónicas” en el que analizamos las implicaciones
estratégicas de los sistemas de ataque global basado en este nuevo tipo de
armas que están desarrollando las grandes potencias: el Programa de Ataque Global
Inmediato de los Estados Unidos, el denominado Proyecto 4202 de Rusia y alguna
referencia al programa de ojivas hipersónicas chino. Como indicamos en el texto
principal cuando hablamos en términos estratégicos de armas hipersónicas
consideramos la capacidad para realizar ataques preventivos de gran violencia y
precisión contra los objetivos del enemigo sin que este tenga la posibilidad de
respuesta. No obstante, concluimos que no es posible que la posesión de estas
armas por sí mismas pueda alterar el equilibrio estratégico debido a la
primacía total de las armas nucleares desde 1945 hasta hoy y solamente se
contempla su empleo en conflictos de menor rango que no impliquen un
enfrentamiento directo entre grandes potencias. Referencia completa: PÉREZ GIL, L.: “Armas hipersónicas”, Revista
General de Marina (Madrid), t. 271, julio de 2016, pp. 105-113. Texto completo disponible aquí.
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A pesar de que los medios de comunicación
generalistas hablan abiertamente del fracaso o, al menos, del momento crucial
en el que se encuentra el proyecto de construcción europea –preferimos hablar ya de Unión Política- como consecuencia del desastroso referéndum sobre la
permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, los asuntos importantes siguen
avanzando. Y uno de estos asuntos, uno de los temas prioritarios de la agenda
europea, donde los dirigentes europeos tratan de avanzar en la autonomía estratégica
de la UE es precisamente en sector aeroespacial: Airbus es desde hace años el
primer fabricante aeronáutico civil mundial, y como Airbus Helicopters también
lo es en helicópteros, la Agencia Espacial Europea es una organización que ha
potenciado la creación de una auténtica política espacial europea y el Programa
Galileo es la culminación de la aspiración europea de disponer de un sistema de
navegación global por satélite independiente, equiparable e incluso mejor en
prestaciones a los sistemas homónimos americano y ruso –GPS y Glonass
respectivamente-. Pues bien, después de dos años de negociaciones, el 30 de
junio de 2016 las dos corporaciones europeas Airbus y Safran decidieron crear una
empresa conjunta destinada a la explotación de sistemas de lanzamientos
espaciales, lo que significa independencia para acceder al espacio y
disponibilidad para ofrecer tecnologías y servicios en un mercado internacional
en constante expansión. El producto estrella de la nueva compañía Airbus Safran
Launchers es el cohete Ariane 6 –cuyo primer lanzamiento está previsto para el
año 2020-, que se ofrece como alternativa a los cohetes rusos de contrastadas
prestaciones y a los desarrollos recientes de la compañía americana Space X. El
paso siguiente será integrar Arianespace en la nueva compañía, de la que ya
posee el treinta y nuevo por ciento. Como indicaba Philippe Petitcolin,
director general de Safran, durante la firma del acuerdo con Airbus: “llevar a
cabo esta transformación es una tarea exigente y compleja. Este acontecimiento
marca el comienzo de una apasionante aventura hacia un sector industrial
europeo más integrado y simplificado y, por tanto, más competitivo y sensible”.
En la entrada del mes de junio titulada ESTADOSUNIDOS AVANZA EN LA MILITARIZACION DEL ESPACIO cuestionábamos qué es lo que
están haciendo los Estados Unidos para enfrentar los retos que inevitablemente
le plantean Rusia, China y otras potencias emergentes que tienen potentes programas
espaciales en curso. Washington considera una amenaza a la seguridad nacional
las aspiraciones de unas y otras –se habla expresamente de “la amenaza rusa en
el espacio”, lo que es extensible a las demás- y, por tanto, es necesario
“desarrollar una política de contención de los adversarios en el espacio” como
ha propuesto recientemente el Presidente Obama al Congreso. Entre los programas
prioritarios para ganar la superioridad en el espacio están el cohete espacial SLS, desarrollado con
la perspectiva de llevar misiones tripuladas a otros planetas en la próxima
década, y el avión exoatmosférico no
tripulado XS-1, que se basa en la aplicación de las tecnologías alcanzadas
con el avión espacial no tripulado X-37 que
actualmente realiza su cuarta misión en el espacio. A mediados de junio la
Agencia de Proyecto Avanzados para la
Defensa (DARPA) anunció que el 22 de julio se cierra el plazo para la
presentación de los diseños para el programa de un nuevo avión espacial no
tripuladoreutilizable destinado a llevar
cargas al espacio de forma rápida y menos costosa que las naves empleadas hasta
ahora –no se debe dejar de lado, de nuevo, la dependencia de Rusia en esta materia,
absoluta en el caso del transporte de tripulaciones a la Estación Espacial Internacional-. El objetivo del
programa XS-1 es “hacer frente a estos retos y crear un nuevo paradigma para
lograr misiones espaciales más rutinarias, baratas y ágiles, reduciendo el
tiempo necesario para lanzar nuevas misiones al espacio”. Según fuentes de la DARPA,
el nuevo avión espacial debe ser capaz de realizar misiones “a respuesta de la
demanda, pruebas de vuelo hipersónico, misiones de inteligencia global,
vigilancia y reconocimiento”. En concreto, los requisitos exigidos a las
empresas participantes, a las que se entregaron fondos para trabajar en los
diseños -Blue Origin, Boeing, Masten Space Systems, Northrop Grumman y Virgin
Galactic-, son capacidad para hacer diez vuelos en diez días, transportar una carga
útil de seiscientos ochenta a mil trescientos sesenta kilogramos a órbitas
cercanas y no requerir infraestructuras más complejas que los aeropuertos
convencionales. Se espera que el primer vuelo del XS-1 se realice en 2019-2020.
A nadie se le escapa que estos aviones podrán
ser equipados con sistemas de armas, desde láseres a armas de energía
cinética, destinadas a inutilizar o destruir, o ambas cosas al mismo tiempo,
los satélites espaciales de los potenciales adversarios de los Estados Unidos.