Web dedicada a temas de Derecho Internacional, Relaciones Internacionales y Ciencia Política en forma de artículos y comentarios desde la comunidad de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). «Contemplando el centro de la Historia»
LOS PLANES PARA HUNDIR LA ESTACION ESPACIAL INTERNACIONAL
Los primeros
módulos de la Estación Espacial Internacional (EEI) comenzaron a ponerse en
órbita en 1998 y desde entonces ha funcionado como laboratorio espacial, espacio
de pruebas de nuevos equipos, alojamiento de largo duración para astronautas y
científicos y, últimamente, incluso como el lugar de recreo más al límite para
los denominados turistas espaciales. Sin embargo, la EEI ha estado sufriendo problemas
técnicos debido a los años de servicio que acumula, a pesar de que a lo largo
del tiempo muchos equipos y módulos han sido modernizados y en algunos casos
reemplazados por otros nuevos. En 2021 varios incidentes sucesivos pusieron de
manifiesto la perentoriedad de poner en marcha un plan para su reemplazo –lo
que no está nada claro que vaya a suceder– y, sobre todo, programar su retirada
y desmantelamiento, inicialmente anunciada para 2024 y después en 2028. Es
evidente, que no se puede plantear un desguace clásico como con un buque o un
avión de gran tamaño: aunque acometerlo sería técnicamente posible, el coste resultaría
absolutamente inasumible para todos los participantes, prefiriendo optar por
usar esos recursos para continuar la carrera espacial en curso. De este modo, en
diciembre de 2021 las diferentes agencias espaciales implicadas (NASA,
Roscosmos y las agencias europea, canadiense y japonesa) acordaron una serie de
acciones para mantener la EEI en órbita hasta finales de 2030. Al mismo tiempo,
iniciaron los estudios para su desmantelamiento. Aunque bien poco había que planear,
conociendo el antecedente de la estación espacial rusa Mir, que concluyó su
servicio en 2001. En enero de 2022, la NASA publicó el “Informe de transición
de la Estación Espacial Internacional” –documento de 24 páginas que está está
disponible en el sitio
web de la NASA–, donde se detallan el cronograma y las acciones a llevar a
cabo para la retirada del servicio de la EEI, que consisten, básicamente, en
hacer lo mismo que se hizo con la Mir y otras naves espaciales de gran tamaño: hundirla
en el fondo del océano, como ya adelantamos en nuestra entrada GRANDES
POTENCIAS, LANZAMIENTOS ESPACIALES E IMPACTO MEDIOAMBIENTAL, en enero
de2017. Pero no se trata de dejarla caer en cualquier lugar, sino de hacerlo en
un punto concreto y muy bien determinado. La fecha estimada es enero de 2031,
una vez que haya finalizado su vida operativa, sea hayan retirado aquellos equipos
que puedan ser transportados y haya sido abandonada completamente por el personal
humano. De este modo, a finales de 2030, la EEI comenzará a caer progresivamente
hacia la atmósfera terrestre, atraída por la gravedad de la Tierra, que, en un
punto crítico, comenzará a consumir gran parte de los equipos externos y la
cubierta exterior. Sin embargo, debido a su volumen y peso no se desintegrará
completamente, sino que continuará cayendo hacia las capas bajas de la atmósfera
hasta chocar contra el mar y hundirse en alguna fosa próxima al punto de
inaccesibilidad, en el océano Pacífico. Este espacio marítimo, también conocido
como Punto Nemo –denominación que emplea el informe de la NASA–, es el lugar más
alejado de cualquier tierra firme, se encuentra situado en el extremo sur de la
Dorsal del Pacífico Oriental a 2.600 kilómetros de la Antártida y a 1.600 kilómetros
de varias islas de pequeño tamaño completamente deshabitadas y donde hay una
profundidad de 3.700 metros. Se trata de un auténtico vertedero de basura
espacial que acoge todo tipo de materiales tóxicos, incluidas pilas radioactivas,
de todas las agencias espaciales citadas más arriba. En el punto de desarrollo
actual se habla sin descarado de capturar y explotar asteroides repletos de
metales y minerales preciosos situados en el espacio profundo, mientras se
continúa haciendo con las naves espaciales lo que los soviéticos hacían con sus
reactores nucleares inservibles: hundirlos en el océano… con la esperanza de
que algún día se disponga de la tecnología necesaria a un coste asumible para
poder reflotarlos y reciclarlos. Seguimos aprendiendo.
Estimado Luis, interesante y preocupante reflexión sobre un tema que viene manifestándose desde hace más de una década. Habrá que esperar otro "incidente" para avanzar en una real y eficiente solución? Un abrazo y saludos desde ANEPE-CHILE
ResponderEliminarExcelente e interesante artículo. Enhorabuena.
ResponderEliminarPreocupantes las cuestiones medioambientales relacionadas con estas prácticas.
ResponderEliminarGracias por compartir estas informaciones.
ResponderEliminarSiempre haciendo dejación de sus obligaciones para con el futuro, y optando por la solución "mas barata y sencilla". Gracias Luis
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