Las grandes potencias no son solo aquellos Estados con dirigentes instalados en bellas capitales que realizan declaraciones políticas en las que prometen un futuro pleno de paz y prosperidad, sino, sobre todo, las que se preparan para enfrentar las crisis, lo hacen de forma permanente, sus élites están decididas a actuar y cuando llega el momento son capaces de tomar decisiones autónomas, proteger a sus ciudadanos y garantizar la integridad del territorio frente a la agresión. Francia es una de esas grandes potencias que, por la ceguera e incapacidad política de sus dirigentes, que no fueron capaces anticipar los escenarios de futuro que se avecinaban, sucumbió en solo seis semanas ante el poder militar de una potencia revolucionaria, como era Alemania en 1940. Pero, a diferencia de otros gobernantes, los presidentes franceses desde de Gaulle en adelante aprendieron la lección y, desde entonces, son una potencia nuclear que garantiza y protege su seguridad, con unas potentes Fuerzas Armadas convencionales, preparadas y proyectables, y, sobre todo, con una fuerza de disuasión nuclear, denominada Force de frappe, preparada en todo momento para causar un daños de proporciones catastróficas a cualquier adversario que ponga en peligro su existencia como Estado independiente. Esta fuerza de disuasión nuclear se basa en cuatro submarinos nucleares lanzamisiles (SSBN) de la clase Le Triomphant, de la Force Oceánique Stratégique armados con misiles balísticos intercontinentales (SLBM) M51, dos escuadrones de aviones de combate Dassault Rafale F3 de las Forces Aériennes Strátegiques del Armée de l´Air y los Rafale-M de la Aviation Navale con capacidad para lanzar el misil de crucero ASMP-A con carga nuclear. Desde noviembre de 1972 un SSBN se encuentra permanentemente en patrulla en el mar, preparado para descargar un ataque nuclear bajo las órdenes del Presidente de la República. La existencia del arsenal nuclear y la voluntad de usarlo es lo que garantiza la inmunidad y, de rebote, le otorga un papel importante entre las potencias que deciden en los grandes asuntos internacionales, puesto que la condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad con derecho de veto es una reminiscencia de su poder anterior a la Segunda Guerra Mundial que el hábil dirigente político general de Gaulle fue capaz de arrancar a los Aliados en un momento de extrema debilidad nacional. El presidente Macron ya manifestó la continuidad de la disuasión nuclear francesa en su discurso en la École Militare de París el 7 de febrero de 2020 -véase la entrada UN DISCURSO PARA UNA NUEVA EUROPA QUE CHOCA FRONTALMENTE CON LA REALIDAD de abril de 2020- y las Fuerzas Armadas se preparan cotnniuamente para ello -véanse las recientes entradas “¡OH, HE VISTO UN LINDO GATITO!”, de junio de 2020, y OPERACIONES PÓKER Y MINOTAUR: PODERÍO DE ATAQUE NUCLEAR FRANCÉS DE LARGO ALCANCE de diciembre de 2020-. Para continuar dsiponiendo de estas capacidades, el 19 de febrero de 2021 la ministra de Defensa francesa, Florence Parly, presentó en el Centro de Pruebas Hidrodinámicas de la Dirección General de Armamentos (DGA), en Val-de-Rueil, en Normandía, el programa del futuro SSBN, que en el caso de Francia será de tercera generación y se denomina Sous-Marine Nucléaire Lanceur d´Engins 3e Génération (SNLE 3G). Se trata de un submarino nuclear de más de 150 metros de eslora y de 15.000 toneladas de desplazamiento en inmersión, equipado con un nuevo reactor nuclear y armado con 16 SLBM M51 mejorados, en el que se integrarán los sistemas más avanzados desarrollados por la industria militar francesa -en el programa participan más de 200 empresas lideradas por el consorcio formado por Naval Group y TechnicAtom-. Parly confirmó que “el SSBN de tercera generación será ligeramente más largo y pesado en comparación con el SSBN de la clase Le Triomphant, escuchará mejor y se defenderá mejor, será más silencioso: no será más ruidoso que un banco de camarones, lo que es absolutamente excepcional. Podrá mezclarse perfectamente con los sonidos ambientales del mar, lo que es una garantía de superioridad operativa”. La viabilidad del programa está garantizada por la Ley de Programa Militar (LPM) 2019-2025, que ha dotado la financiación necesaria para las fases iniciales de estudios de desarrollo, construcción de los primeros elementos del rector nuclear K22, adaptación de las infraestructuras de Naval Group, incluidos los astilleros de Cherburgo, y fabricación de algunas partes del casco hasta 2025 -sobre la LPM, véase la entrada PRIORIDADES ESTRATÉGICAS DE LA NUEVA LEY DE PROGRAMACIÓN MILITAR FRANCESA de agosto de 2018-. El programa SNLE 3G prevé la construcción de cuatro SSBN que entrarán en servicio a partir de 2035 y permitirán a la Marine nationale continuar manteniendo uno permanentemente en patrulla oceánica de combate asegurando con ello la vigencia de la disuasión nuclear francesa. Como escribió el entonces comandante de Gaulle: “Être grand, c´est soutenir une grande querelle” (Le fil de l´épée, 1932).