El 5 de julio de 2019 Roscosmos lanzó con éxito desde el nuevo cosmódromo de
Vostochny un cohete Soyuz-2.1b que puso en órbita el satélite de detección meteorológica
Meteor-M 2-2, que cubre el hueco que dejó el satélite homónimo Meteor-M 2-1, lanzado
en noviembre de 2017 y que se perdió debido a un fallo catastrófico de la etapa
impulsora Fregat-M. El nuevo satélite
está diseñado para captar imágenes globales y locales de las nubes, la
superficie terrestre, el hielo y la cubierta de nieve en los rangos visible,
infrarrojos y de microondas con la finalidad de suministrar información precisa
a los servicios meteorológicos nacionales. En la misma misión se pusieron en
órbita otros treinta y dos satélites y equipos espaciales de los Estados
Unidos, Reino Unido, Alemania, Tailandia y la República Checa (satélite Lucky-7
desarrollado con capital privado por investigadores de la Universidad Técnica
de Praga) y de varias universidades de Alemania Ecuador, Estonia y Francia y
Rusia. Se trata del quinto lanzamiento efectuado desde Vostochny y el primero
de naturaleza civil –el primer lanzamiento se realizó el 28 de abril de 2016–,
de modo que, además de paliar la pérdida de noviembre de 2017, supone un
impulso para el nuevo cosmódromo Vostochny (Космодром Восточный, Kosmodrom
Vostochny), que se ha construido en un tiempo
récord sobre una antigua base de cohetes estratégicos en la región del Amur, en
el Extremo Oriente ruso. Este es un proyecto estrella del programa espacial
ruso, destinado a conseguir la independencia total en el lanzamiento de cohetes
espaciales, porque hasta ahora Rusia sigue necesitando el cosmódromo de
Baikonur, que desde 1991 pertenece a Kazajistán. De este modo, Rusia dispondrá
de dos instalaciones principales de lanzamiento: por un lado, el sitio de Plesetsk,
situado en la región de Arkhangelsk, en el norte de la Rusia europea, y el
nuevo centro de Vostochny. La inversión ha sido enorme y no ha estado exenta de
problemas, incluida una huelga de trabajadores de empresas constructoras subcontratadas
que requirió la intervención del mismo presidente Putin. Rusia tiene
actualmente tres programas nacionales de desarrollo prioritarios: el Ártico, el
del Extremo Oriente y el espacial, y con el proyecto del cosmódromo de Vostochny
apuntala los dos últimos programas, puesto que se espera que Vostochny se
convierta en un polo de atracción de inversión de empresas públicas y privadas
y de personal altamente especializado, que vendría a paliar la curva
demográfica negativa que sufre esta parte del país en los últimos quince años.
Para reforzar la prioridad del sector espacial como motor de desarrollo del
país el presidente Putin nombró el 24 de mayo de 2018 a Dmitry Rogozin, uno de
los hombres de confianza de Kremlin, como nuevo director de Roscosmos, hasta
entonces viceprimer ministro de Defensa desde 2011.
El 13 de julio de 2019, después de varios aplazamientos, un cohete Protón-M, que despegó de Baikonur, se encargó de poner en órbita el observatorio espacial germano-ruso Spektr-RG que tiene como misión estudiar el universo visible en el rango de los rayos x, crear un mapa detallado y localizar agujeros negros en el espacio. El 20 de julio despegó también desde Baikonur un cohete Soyuz-FG con tres cosmonautas que volaron hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) a bordo de una nave rusa Soyuz MS-13. Diez días después, el 30 de julio se lanzó desde Plesetsk un cohete portador Soyuz-2.1a que puso en órbita un nuevo satélite de la serie Meridian para el Ministerio de Defensa -sistemas de los que ya hemos dado cuenta en entradas anteriores-. Finalmente, el 31 de julio otro cohete Soyuz-2.1 despegó de Baikonur con una nave automatizada de carga Progress con suministros y equipos para la EEI.
Estimado Luis, nuevamente agradecido por compartir estas notas y e interesantes reflexiones, un abrazo
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