En la
entrada FRANCIA
Y LA MILITARIZACION DEL ESPACIO del mes de febrero de 2019 comentamos en
informe aprobado por la Asamblea Nacional francesa el 15 de enero de 2019 sobre
las necesidades del sector espacial de defensa en el que se destacaba la casi
absoluta dependencia de la estructura socioeconómica nacional de los sistemas
de espaciales hasta el extremo de indicar que ya “no podemos prescindir de
ellos”. La preocupación de los diputados franceses surgió por las informaciones
cada vez más preocupantes de que otras potencias se están dotando con aparatos
espaciales que son capaces –o lo serán en un espacio de tiempo muy breve– de
interferir, controlar, manipular y destruir otros satélites en el espacio al
extremo de afirmar que “la guerra en el espacio ha comenzado y Francia debe
saber realizar acciones ofensivas”. Por tanto, Francia se enfrenta a un
escenario de vulnerabilidad de sus sistemas espaciales que debe ser atajado o,
al menos, contrarrestado. En el documento parlamentario se establecen los
pasos, las infraestructuras, los medios y los recursos necesarios para construir una respuesta
nacional creíble, es decir, tener la capacidad de “neutralizar una amenaza en
el espacio”, y entre ellos se proponía la creación de un organismo militar
independiente dedicado a la defensa de los satélites espaciales. Sobre la base
de estas propuestas el presidente Macron anunció durante el discurso conmemorativo
de la Fiesta Nacional del 14 de julio de 2019 la creación de un nuevo Mando
Espacial dentro de las Fuerzas Armadas. La misión de este nuevo mando militar,
que se pondrá en marcha el próximo mes de septiembre, es la protección de los
satélites que Francia tiene en el espacio, lo que, en palabras del presidente, es
una “auténtica cuestión de seguridad nacional”. Y, parece que siguiendo la
estela de otros visionarios dirigentes mundiales, ha anunciado que se
convertirá en el germen de las futuras Fuerzas Aeroespaciales nacionales, que
tendrán el cometido de garantizar la defensa de los intereses nacionales en los
espectros aéreo y espacial del conflicto. Debemos recordar que el presidente
Macron estuvo dos días antes en Cherburgo donde asistió a la botadura oficial –la
no oficial se producirá a finales de este mismo mes– del primer submarino
nuclear de ataque de la nueva clase Barracuda, bautizado Suffren, y que dotará por primera vez a las Fuerzas Submarinas de
la Marine Nationale de la capacidad de lanzamiento de misiles de crucero de
largo alcance. Por sus declaraciones parece que el presidente Macron ha
entendido rápidamente una regla básica de la guerra posmoderna: la efectividad de
las armas guiadas de precisión depende de la existencia de un sistema de
comunicaciones espaciales autónomo que no pueda ser apagado por terceros –y que
ya existe gracias al programa europeo Galileo– y de la capacidad de mantener la
integridad de ese sistema en caso de conflicto. Por eso planteamos en
una entrada anterior en qué punto de degradación de dichos sistemas comenzarían
las grandes potencias a activar las defensas estratégicas. En realidad, en un mundo crecientemente multipolar se complicada cada vez más la ecuación de la
estabilidad estratégica.
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