Web dedicada a temas de Derecho Internacional, Relaciones Internacionales y Ciencia Política en forma de artículos y comentarios desde la comunidad de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). «Contemplando el centro de la Historia»
¡ESTOS NORUEGOS ESTÁN LOCOS!
Ahora
resulta que los noruegos, que en dos ocasiones han rechazado formar parte del
proyecto de integración europea (en 1972 y 1994), han decidido conceder el Premio Nobel de la
Paz a la Unión Europea. El presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern
Jagland, declaró que “la Unión Europea recibe este galardón por sus
logros en la unificación de Europa y su transformación de un continente de
guerra en un continente de paz”. Y se queda tan tranquilo… Inmediatamente han
surgido las reacciones, el primero, el presidente del Parlamento Europeo, Martin
Schulz, que tras conocer la noticia declaró que “estamos profundamente
emocionados y honrados por la distinción a la UE con el Premio Nobel de la
Paz", y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo, que se trata de "un gran honor para sus más de quinientos millones de ciudadanos" (estas declaraciones pueden consultarse aquí).
Este premio ya adolecía de bastantes rasgos de estupidez, no hay más que recordar todavía el reciente galardón en 2009 al presidente Barack Obama "por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos. Por su visión y su trabajo por un mundo sin armas nucleares", pero la concesión a la UE supera el ridículo. El mundo occidental se ha contagiado del peligroso y letal virus del “buenismo”,
en el que todos somos hermanos, buenos y maravillosos, que la paz es posible de forma
perpetua, en suma, que se ignora todo lo que se ha dicho y se ha escrito desde
Maquiavelo y Hobbes hasta la actualidad sobre la naturaleza humana, el
conflicto y las relaciones internacionales. Todo esto es peligrosísimo, solo
hay que recordar el período de entreguerras y el idealismo de Briand, de los
pacifistas del desarme absoluto, total y eterno, las premonitorias palabras de
Carr y todo lo que ya sabemos: la Conferencia de Múnich y el estallido de la
guerra más devastadora de la historia de la humanidad.
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