PRIMER VUELO DEL UCAS RUSO OKHOTNIK


En la entrada PRIMER VUELO DEL PAK-FA de febrero de 2010 anunciamos el primer vuelo –que había tenido lugar el 29 de enero anterior– del avión de combate ruso de quinta generación T-50, la propuesta de la Oficina de Diseño Sukhoi que había sido declarada ganadora del programa PAK-FA destinado a dotar a las Fuerzas Aéreas de Rusia de un nuevo avión de combate que sustituiría a los cazas Su-27 y MiG-29 de la generación anterior. El desarrollo del T-50 ha sido largo pero, por fin, ya con la designación militar de Su-57, el pasado 27 de junio de 2019 se firmó el contrato para la producción en serie de una primera tanda de 76 aparatos, con las primeras entregas a las Fuerzas Aeroespaciales rusas (VKS) previstas a finales de este año y la formación de una primera unidad de transición operacional en 2020. Sin embargo, los primeros ejemplares de serie no dispondrán todavía de algunos de los elementos innovadores del programa PAK-FA: el nuevo motor Izdeliye-30, que permite al avión vuelo a velocidad supercrucero, tampoco dispondrán inmediatamente de las nuevas armas creadas ex profeso para este avión, ni determinados equipos electrónicos que se irán integrando progresivamente durante el programa de construcción. Precisamente la India está a la espera de la entrada en servicio en Rusia para decidir la compra del nuevo avión de combate, programa conjunto del que se retiró en mayo de 2018 porque supuestamente no satisfacía los requisitos establecidos por la Fuerza Aérea india, en particular en lo que atañe a la aplicación de las tecnologías relacionadas con la detección reducida al radar o stealth
Pues bien, ahora ponemos una nueva efeméride con la finalidad de seguir este programa a lo largo del tiempo y comprobar si se cumplen las expectativas establecidas en el mismo. Se trata del primer sistemas de combate aéreo no tripulado (UCAS) pesado ruso, desarrollado también por Sukhoi para las VKS y destinado a operar conjuntamente con el avión tripulado Su-57 en ambientes de alta intensidad de la amenaza, especialmente actuando en paquetes de ataque contra objetivos muy protegidos. En efecto, el 3 de agosto de 2019 el Sukhoi Okhotnik ­–que también recibe la denominación de S-70 u Okhotnik-B– efectuó el primer vuelo que tuvo una duración de 20 minutos y durante los cuales el UCAS realizó varios circuitos al aeródromo militar. Pocos días después, el 7 de agosto de 2019, el Ministerio de Defensa ruso publicó un vídeo sobre dicha prueba que ponemos en esta entrada.


Las primeras imágenes de este avión de combate no tripulado se publicaron a finales de enero de 2019, despertando la curiosidad de los analistas que lo estaban siguiendo y las críticas sobre determinados aspectos de diseño, pero hay que recordar que se trata de un prototipo en fase de desarrollo. En esas imágenes ya se pudo constatar que se trata de un gran avión de 14 metros de longitud y 19 metros de envergadura con un peso que puede rondar las 20 toneladas. En imágenes captadas por satélite posteriores y fotografías tomadas durante la visita del presidente Putin a la base aérea de Akhtubinsk el 14 de mayo de 2019 se pudo comparar sus dimensiones siendo prácticamente del mismo tamaño que su “hermano” tripulado, el Su-57. De hecho, ambos aparatos comparten muchos componentes y equipos de abordo y, de hecho, uno de los prototipos del PAK-FA (el T-50-3) ha participado en el programa de desarrollo del UCAS de Sukhoi.

Hasta ahora, el Okhotnik es un avión dirigido por control remoto, pero en el futuro podrá actuar como un aparato completamente autónomo dotado de inteligencia artificial (IA), todo dependerá de la capacidad para desarrollar el software necesario. Pero los rusos también han demostrado sus capacidades en este campo: el 15 de noviembre de 1988 el avión espacial Burán –el equivalente soviético del transbordador espacial americano­– realizó un vuelo de dos vueltas a la órbita de la Tierra y efectuó el aterrizaje en modo completamente automático completando una misión de 205 minutos de duración sin ningún tipo de contratiempo. Nos hallamos, de nuevo, ante tecnologías disruptivas destinadas a cambiar la forma de enfrentar el combate.

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