PERSPECTIVAS DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA DE DEFENSA


Del 29 al 31 de mayo de 2019 se desarrolló en IFEMA de Madrid la primera Feria Internacional de Defensa y Seguridad que estuvo dedicada básicamente a la industria de armamento española o con intereses en el mercado español, lo que garantizó una importante presencia de empresas extranjeras, destacando los pabellones de la coreana KAI y de las israelíes Elbit y Rafael. Con ocasión de este evento el Ministerio de Defensa elaboró un documento titulado “Perspectiva de la industria de Defensa” (2019) que se presentó el día de la inauguración del evento. El documento tiene una extensión de 42 páginas, está editado en un formato muy cuidado y comienza con sendas cartas del Secretario de Estado de Defensa, Ángel Oliveras, que compareció en el acto de presentación el día de la inauguración de la Feria, y una Carta del Secretario General de la Industria y de la PYME, Raúl Blanco Díaz. El documento s estructura en tres capítulos: el primero está dedicado a la Industria de Defensa, el segundo a Líneas de mejora y el tercero a las Posibilidades para la Industria de Defensa. De forma llamativa el documento carece de unas conclusiones o recomendaciones finales, que sí se plasmaron en la presentación realizada durante la inauguración de la Feria. Al mismo tiempo se editó un tríptico con el mismo título, que resume los temas principales del documento principal y en el que se presentan de forma sencilla las líneas de mejora que se proponen para potenciar la industria de defensa: la digitalización, la innovación, el capital humano, la mejora del marco regulatorio, la dimensión del sector y la logística. La importancia viene dada porque estamos hablando de un sector industrial español de altísimo nivel tecnológico, formado por 373 empresas, de las que 124 son exportadoras, que emplea a 22.600 trabajadores especializados con un elevado nivel de productividad por empleado, que factura más de 6.000 millones de euros anuales y que dedica el 10% de la facturación a innovación. Sector industrial que debe ser potenciado y apoyado por el gobierno de España, primero, dando estabilidad y previsibilidad a la política de adquisiciones del Ministerio de Defensa y, segundo, apoyando institucionalmente las oportunidades de exportación, como hacen los gobiernos de las grandes potencias industriales militares. Eso si queremos tener una industria nacional de defensa, porque confiarlo todo a lo multilateral y a las grandes corporaciones transnacionales es poner en riesgo la soberanía propia.

SE INICIA LA CONSTRUCCIÓN DEL FUTURO SSBN COLUMBIA

El 23 de mayo de 2019 tuvo lugar en los astilleros New Port News la ceremonia de corte automatizado por combustión de plasma de la primera plancha de acero destinada a la construcción del primer submarino nuclear portamisiles (SSBN) de la clase Columbia destinado a la Armada americana: el SSBN-826 Columbia. Se trata de la primera unidad del programa SSBN-X destinado a sustituir durante la próxima década a los longevos SSBN de la clase Ohio actualmente en servicio. El acto estuvo presidido por el Jefe del Programa de la Clase Columbia, capitán de navío Jonathan Rucker, y el vicepresidente de Huntington Ingalls Industries, empresa propietaria de los astilleros, Jason Ward, que calificó el acontecimiento como un “día histórico”, ya que ha pasado medio siglo desde que New Port News construyó el último submarinos nuclear portamisiles y este evento representa la culminación de una década de trabajo conjunto con General Dynamics Electric Boat (GD Electric Boat) en el diseño del nuevo SSBN que deberá garantizar la disuasión nuclear embarcada más allá de 2050. La clase Columbia estará compuesta por doce SSBN de 19.700 toneladas en inmersión armados con dieciséis SLBM Trident D5LE con MIRV que se construirán durante la próxima década en diferentes instalaciones de Virginia, Rhode Island y Conneticut. La característica más destacada es que el reactor nuclear no requerirá recarga de combustible durante los cuarenta años de vida operativa estimada. GD Electric Boat es la empresa encargada de montar los submarinos, probar todos los equipos, sistemas y armas, incluida la realización de las pruebas de mar y entregarlos a la Armada. Está previsto que el SSBN-826 Columbia esté terminado en 2027 y pueda entrar en servicio en 2030. Posteriormente se entregará un nuevo SSBN por año hasta sustituir completamente a los catorce Ohio en servicio. El coste inicial del programa era de 80.000 millones dólares, en 2012 se actualizó a 90.400 millones y actualmente ya supera los 103.000 millones de dólares, según el informe del Servicio de Investigación del Congreso de 23 de octubre de 2018. ¿Qué justifica un coste a todas luces absolutamente desmesurado? Simple y sencillamente que la Fuerza de Disuasión Nuclear embarcada es el componente principal de la capacidad de los Estados Unidos para responder a un ataque masivo contra el país en cualquier circunstancia, esto es, la capacidad de contragolpe nuclear. La presencia permanente de la mayoría de los submarinos portamisiles en el mar asegura su supervivencia y, por tanto, la disponibilidad para realizar un ataque de represalia de consecuencias absolutamente catastróficas para el adversario. De este modo, en cualquier escenario de control de armas previsible, los Estados Unidos conservarán una fuerza de SSBN lo suficientemente poderosa como para permitir el mantenimiento de patrullas de disuasión permanentes en dos océanos que aseguren una capacidad de respuesta capaz de disuadir a cualquier adversario en una crisis. En la última década se ha producido un desplazamiento del centro estratégico de los Estados Unidos hacia la cuenca del Asia-Pacífico donde ya aparecen los riesgos principales a la estabilidad estratégica global y, en consecuencia, parece ponerse en peligro la hegemonía de los Estados Unidos en la región.  

ARSENALES NUCLEARES GLOBALES DE LOS ESTADOS UNIDOS Y RUSIA EN 2019

Recientemente expusimos en el blog el estado de los arsenales nucleares estratégicos de las dos grandes potencias conforme a los datos suministrados por las partes en cumplimiento de las estipulaciones de información establecidas en el Nuevo Tratado de Armas Estratégicas (Nuevo START) de abril de 2010. Estos datos se publican en el sitio web del Departamento de Estado americano y son seguidos con atención y comentados por analistas y especialistas en temas estratégicos porque, como hemos dicho en otras ocasiones, el Tratado START es el acuerdo fundamental del régimen de control de armas nucleares, casi el único tratado de esta naturaleza que subsiste del sistema de seguridad estratégica acordado al final de la Guerra Fría y que permitió la transición pacífica hacia una nueva etapa de las relaciones internacionales y la expansión de la globalización que llega hasta nuestros días, que se basaba en la existencia de un hegemón, los Estados Unidos, y una Rusia disminuida y acotada a su nuevo rango de contraparte en el mantenimiento del equilibrio internacional. Con este acuerdo las dos partes mantenían la estabilidad global, se expandía el sistema económico occidental basado en los principios de libre comercio, democracia representativa y respeto a los derechos humanos y se recuperaban para la democracia todos aquellos Estados que habían estado sometidos a control imperial por la antigua Unión Soviética desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Estos son los Estados Unidos del presidente Clinton y la Rusia de Yeltsin y del primer periodo de Putin. La Guerra Global contra el Terrorismo trastocó la visión de la seguridad nacional para los Estados Unidos, pero no puso en duda el régimen de estabilidad estratégica diseñado y construido en la última década del siglo pasado. Entendemos por estabilidad estratégica el equilibrio de fuerzas dentro de la cual ninguna de las partes podría lograr una ventaja estratégica negándola a su contraparte, esto es, una situación en la que ninguna de las partes tendría un incentivo para usar las armas nucleares primero porque no tiene la certeza de prevalecer –como define Podvig en su ensayo de 2018 sobre modernización nuclear de Rusia–. El sistema funcionaba y era eficiente para ambas partes, como lo demuestra el hecho de la firma del Tratado START en Praga el 10 de abril de 2010 por los presidentes Obama y Medvedev. El Tratado se ratificó rápidamente y entró en vigor el 5 de febrero de 2011, y los límites acordados se cumplieron rigurosamente en la fecha establecida, el 5 de febrero de 2018. Las partes han declarado públicamente que estaban decididas a cumplir el Tratado hasta su vencimiento, el 5 de febrero de 2021, y que la prórroga o extensión del mismo era también posible y deseable. Pero, después de reiteradas declaraciones, el 1 de febrero de 2019 la Administración Trump anunció que, a partir del día siguiente, los Estados Unidos suspenderían las obligaciones del Tratado de Misiles de Alcance Intermedio (Tratado INF) de diciembre de 1987. Rusia anunció lo propio el mismo día e inició los trámites internos para la retirada del Tratado. En otro sitio hemos desarrollado estas ideas y no vamos a repetirnos ahora, pero básicamente tanto Moscú como Washington han anunciado oficialmente que es deseable la extensión del Tratado START, bien sea con una prórroga del mismo por un plazo de cinco años, que se realizaría mediante un mero acuerdo entre los gobiernos de ambas potencias sin necesidad de acudir a los complejos procesos de ratificación interior, o bien negociando un nuevo tratado general que incluiría todas las armas nucleares, estratégicas y no estratégicas, como expusimos recientemente en la comunicación defendida en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. Por eso es oportuno conocer y reflexionar sobre los datos de los arsenales nucleares globales de las dos grandes potencias a fecha actual y la conveniencia o necesidad de lograr un tratado general que establezca límites taxativos para estos arsenales. Para ello nos basamos en dos ensayos publicados por Kristensen y Korda en el Bulletin of the Atomics Scientists en 2019, tanto de los Estados Unidos como de Rusia, que detallan todas las armas nucleares estratégicas, tácticas, almacenadas y en proceso de desmantelamiento que poseen. Como es conocido, sus análisis son de una solvencia indiscutida. De este modo, en 2019 los Estados Unidos acumulan 3.570 armas estratégicas (800 ojivas para ICBM, 1.920 para SLBM y 850 para bombas y misiles de los bombarderos estratégicos) y 230 ojivas no estratégicas almacenadas en cinco países europeos y en territorio continental americano, de las que 1.750 se encuentran desplegadas y 2.050 almacenadas para cumplir con los límites del Tratado START. Habría otras 2.385 ojivas nucleares retiradas y en proceso de desmantelamiento, lo que da un total de 6.185 ojivas nucleares de todos los tipos. En el caso de Rusia son 2.670 ojivas nucleares estratégicas (1.165 en ICBM, 720 para SLBM y 786 para bombarderos de largo alcance) y 1.820 ojivas de empleo táctico, de las que estarían desplegadas unas 1.600 y almacenadas 2.890 por los mismos motivos jurídico-internacionales explicados; además tiene unas 2.000 ojivas en proceso de reciclaje. En total, 6.490 ojivas nucleares. Parecen muchas armas nucleares. En realidad lo son, casi el 93% de la potencia nuclear que se estima que existe en el planeta, suficiente en caso de empleo masivo para acabar con la civilización tal como la conocemos. Pero son números que están muy alejados de los arsenales que tuvieron ambas grandes potencias en 1986 en el momento de paroxismo del enfrentamiento bipolar. Pero ahora el mundo está en otra realidad, incluso se habla de que encaramos un cambio de época. Por tanto, el establecimiento de un régimen de seguridad explícito entre las dos grandes potencias es una necesidad absolutamente ineludible para que los Estados Unidos puedan enfrentar en gran reto que tienen por delante en la próxima década: contrarrestar las aspiraciones de China que quiere disputarle la hegemonía global y, eventualmente, desplazarles del área del Asia-Pacífico. En este enfrentamiento de proporciones inciertas entre las dos grandes potencias comerciales globales es preciso que Rusia se mantenga como co-garante del régimen de seguridad global porque, al contrario que China –o la misma antigua Unión Soviética– la Rusia actual acepta la hegemonía de los Estados Unidos en el sistema internacional global, ya que sus intereses de seguridad se juegan más próximos a sus fronteras y, en todo caso, no representan una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Rusia, no busca ni quiere un enfrentamiento directo con Washington, practica una diplomacia extremadamente racional en todos los espacios en los que interviene y, singularmente, nunca ha considerado un primer ataque contra los Estados Unidos, como ha recordado recientemente el presidente Putin. Parece oportuno, por tanto, que recordemos las lecciones de Kissinger.

PERSPECTIVAS PARA EL RÉGIMEN DE SEGURIDAD GLOBAL TRAS EL ABANDONO DEL TRATADO INF

Este es el título de la comunicación que presenté en las XI Jornadas de Estudios de Seguridad organizadas por el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado (IUGM) de la UNED en Madrid del 21 al 23 de mayo de 2019.
En la misma nos proponemos analizar las perspectivas que tiene para el desarme nuclear y la estabilidad global el abandono del Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias (INF) por parte de los Estados Unidos y Rusia. Para ello, se estudian los tratados e instrumentos de cooperación para el desarme adoptados al final de la Guerra Fría y las posibilidades que se plantean para su vigencia o descomposición total, se examinan los enfoques occidentales y ruso y se comparan las declaraciones de los responsables políticos de ambos lados. Al final se plantean tres escenarios de la futura situación internacional: dejar que cada potencia haga lo que quiera y esperar una nueva carrera de armamentos en Europa; negociar y firmar un nuevo tratado que pueda extenderse a todas las armas nucleares, estratégicas y no estratégicas; y construir un régimen de control nuclear europeo a partir de un nuevo sistema de seguridad intraeuropeo.
El documento se estructura en una introducción, 1. El retorno de las tesis de la guerra preventiva y el ataque nuclear, 2. Las razones para el abandono el Tratado INF, 3. Los Estados Unidos y Rusia dejan de cumplir el Tratado INF y 4. Escenarios estratégicos tras el desmantelamiento de los tratados de desearme. Se incluye un apartado de referencias bibliográficas.
En cuanto esté disponible la publicación electrónica incluiré el enlace en esta entrada. Detalle del programa de las XI Jornadas de Estudios de Seguridad.

¡Es que no lo conoces!