LA INDIA TAMBIÉN AVANZA EN LA MILITARIZACIÓN DEL ESPACIO

El primer ministro de la India, Narendra Modi, informó el 27 de marzo de 2019 que su país había llevado a cabo una prueba de armas en el espacio consistente en el derribo de un satélite fuera de servicio que se encontraba en órbita baja por un misil antiaéreo modificado especialmente para llevar a cabo dicha tarea y que fue lanzado desde el golfo de Bengala, ensayo denominado “Misión Shakti”. La prueba se llevó a cabo en una órbita baja a trescientos kilómetros de altitud para no dejar escombros que pudieran impactar con otros objetos espaciales y que pudieran caer  progresivamente hasta desintegrarse al alcanzar la atmosfera terrestre según informó el director de la Organización de Investigación y Desarrollo de Defensa de la India (DRDO), Satheesh Reddy. El lanzamiento del misil estuvo monitorizado por un avión de recolección de información americano RC-135S que despegó de la base aérea de Diego García en el océano Índico. El vicecomandante del Mando Espacial de la USAF, general David Thompson, confirmó que los Estados Unidos conocían la realización de la prueba con carácter previo y que pudieron realizar un seguimiento exhaustivo de la misma: “Fuimos conscientes de que iba a ocurrir debido a algunas prohibiciones de vuelo que había anunciado la India (…) Antes que nada permítanme decir claramente que fue detectada, catalogada e informada por los sistemas de las Fuerzas Aéreas (…) Inmediatamente después del lanzamiento golpeó el aparato objetivo”. El general Thompson confirmó que la EEI nunca estuvo en peligro. Por tanto, se trata realmente de una prueba ASAT, antisatélite, al más puro estilo de las grandes potencias de la Guerra Fría, y similar a la que protagonizó China en 2007 que tantos problemas causó cuando derribó un satélite obsoleto con un misil terrestre. El primer ministro Modi dijo que el ensayo supone “un gran avance” que coloca a su país entre las principales potencias espaciales –sobre los avances del programa espacial indio véase la entrada LAS ASPIRACIONES DE LA INDIA COMO POTENCIA ESPACIAL, y de este modo se suma al proceso imparable de militarización del espacio. Más allá de declaraciones testimoniales o políticas como renombrar a las fuerzas aéreas como fuerzas aeroespaciales o crear nuevos componentes especiales de las Fuerzas Armadas, lo que pone de manifiesto la capacidad militar espacial de cualquier potencia es disponer de la capacidad ofensiva de sus armas para enfrentar las amenazas y neutralizar y destruir los aparatos espaciales de cualquier eventual adversario. Y esto es lo que ha hecho la India con la prueba de 27 de marzo de 2019: alcanzar esa capacidad, ponerla de manifiesto al resto de potencias espaciales y hacerlo con fines disuasivos. Por eso, el primer ministro Modi aclaró que la prueba no estaba “dirigida contra nadie” ya que la India se ha opuesto durante mucho tiempo a “la militarización del espacio y la carrera de armamentos en el espacio exterior, y esta prueba no cambia de ninguna manera esta posición.” La respuesta de los Estados Unidos no se hizo esperar. El secretario de Defensa, Patrick Shanahan, calificó negativamente el ensayo indio precisando que “todos vivimos en el espacio, no lo hagamos un desastre. El espacio debe ser un lugar donde podamos hacer negocios. El espacio es un lugar donde las personas deben tener libertad para operar”, y el director de la NASA, James Bridenstine, afirmó que “es algo terrible, terrible generar un evento que envía una magnitud de escombros por encima de la EEI. Y ese tipo de actividad no es compatible con el futuro del vuelo espacial humano.” Para Rusia la realización del ensayo pone de manifiesto el creciente deterioro del régimen de control de armas y la militarización del espacio y el Ministerio de Asuntos Exteriores publicó una nota en la que enuncia que “Rusia ha advertido repetidamente que las acciones destructivas por parte de los Estados Unidos para socavar toda la arquitectura de la seguridad internacional y la estabilidad estratégica, incluyendo la expansión unilateral e ilimitada de los sistemas globales de defensa antimisiles de los Estados Unidos, así como la renuencia de Washington a abandonar los planes para desplegar armas en el espacio, hacen que otros Estados piensen en mejorar sus propios potenciales similares en aras de fortalecer su seguridad nacional”. Rusia ha instado al gobierno indio a sumarse a los esfuerzos internacionales destinados a conseguir un acuerdo multilateral que garantice el uso pacífico del espacio, incluido el compromiso fundamental de no desplegar armas en el espacio, a lo que se oponen firmemente los Estados Unidos porque supondría quedarse con las manos atadas frente a futuros desarrollos de sistemas espaciales ofensivos.

ESTADO DE LOS ARSENALES NUCLEARES DE LAS GRANDES POTENCIAS A 1 DE MARZO DE 2019

El Departamento de Estado americano ha publicado los datos de los arsenales nucleares estratégicos de los Estados Unidos y Rusia a 1 de marzo de 2019 conforme establecen las cláusulas de información del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START) firmado en Praga el 8 de abril de 2010. Conforme a los datos más recientes, los Estados Unidos disponen de 1.365 ojivas nucleares y 800 vectores de lanzamiento entre ICBM, SLBM y bombarderos estratégicos, de los que 656 están operativos. Los números anteriores eran 1.398, 800 y 659. Por su parte, Rusia tiene en servicio 1.461 ojivas nucleares estratégicas, 760 vectores de lanzamientos totales y 524 desplegados. De nuevo, los números del semestre anterior eran 1.420, 775 y 517 respectivamente –véanse estos datos en la entrada correspondiente al semestre anterior-. Estas cifras ponen de manifiesto, en primer lugar, que las dos grandes potencias nucleares están cumpliendo estrictamente el Nuevo START ya que se encuentran por debajo de los umbrales autorizados por el Tratado: 1.550 ojivas nucleares, 800 sistemas de lanzamiento en servicio y 700 sistemas desplegados. En segundo lugar, en ambos casos se han producido leves variaciones en los materiales regulados aunque destaca que los Estados Unidos redujeron en 33 sus ojivas nucleares mientras que Rusia las incrementó en 41, pero manteniendo prácticamente estables los sistemas de lanzamiento tanto totales -el límite máximo en el caso de los Estados Unidos- como desplegados bajan 3 para los Estados Unidos y suben 7 para Rusia -en el caso de Rusia los datos más recientes los aportan Kristensen y Korda (2019), en particular su valoración sobre la reducción en el número de las ojivas que cargan los ICBM y SLBM .desplegados para ajustarse al cumplimiento del Tratado.- Es interesante destacar la estabilidad de los datos aportados en el período que contrastan con la agresividad dialéctica de los dirigentes y responsables de seguridad nacional de ambas potencias durante el mismo período en torno al cumplimiento del Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias (Tratado INF) de 8 de diciembre de 1987 con acusaciones mutuas de violaciones que llevaron al anuncio de suspensión de su aplicación primero por los Estados Unidos el 1 de febrero de 2019 y al día siguiente por Rusia, abandono que se hará efectivo si no lo remedian en el plazo de seis meses. Los argumentos de ambas potencias para justificar la retirada del Tratado los hemos expuesto en la entrada SE CONSUMA EL ABANDONO DEL TRATADO INF de febrero de 2019. En ese momento quedó en el aire la posibilidad de que el Tratado START se vea afectado inmediatamente por medidas similares. Sin embargo, como hemos argumentado reiteradamente, el START forma parte del conjunto de acuerdos explícitos e implícitos que mantienen el régimen de estabilidad estratégica que garantiza la paz y la seguridad en el sistema internacional global. Su eventual destrucción o derogación llevaría implícito el peligro del enfrentamiento y en última instancia el desencadenamiento de una guerra nuclear a gran escala entre ambas potencias de proporciones catastróficas.