«LAS FUERZAS DE COHETES ESTRATÉGICAS DE RUSIA SUPERAN A LAS DE ESTADOS UNIDOS»

El 6 de diciembre de 2019 el ingeniero ruso Yuri Solomonov, diseñador general del Instituto de Energía Térmica de Moscú y diseñador de los cohetes estratégicos Yars y Bulavá, realizó unas declaraciones en las que afirmó que Rusia supera a los Estados Unidos en las fuerzas nucleares terrestres. Según Solomonov: “En Estados Unidos, la última modernización se produjo hace 10-15 años. Su grupo es muy antiguo, se remonta al año 1960. Intentaron crear un sistema móvil de misiles, tuvieron un misil móvil ligero Midgetman en la década de 1980. Pero todo eso requiere enormes gastos financieros. Y no lo hacen.” Por el contrario, dice que el cohete estratégico RS-24 Yars (SS-29) es el orgullo de las Fuerzas de Cohetes Estratégicos de Rusia (RVSN): “El nuevo misil tiene nuevos sistemas de propulsión, nuevos equipos de combate y tiene un rendimiento significativamente mejor en términos de eficiencia de combate.” Veamos cuánto hay de cierto en las palabras de Lomonosov o si se trata de un caso de chovinismo nuclear-estratégico. 
En 2019 las RVSN disponen de 318 cohetes estratégicos (ICBM) que pueden cargar un máximo de 1.165 ojivas nucleares con una potencia máxima estimada de 573,20 Mt, o lo que es lo mismo, el equivalente a 31.844 bombas atómicas de Hiroshima. Por su parte, los Estados Unidos tienen una fuerza compacta de 400 ICBM Minuteman III basados en silos que cargan 800 ojivas con una potencia destructiva de 261 Mt, lo que serían unas 14.500 bombas atómicas de Hiroshima. Esto significa que las RVSN rusas acumulan 2,19 veces más capacidad destructiva que el arsenal estratégico terrestre americano. Pero, además, la mitad de la fuerza de Minuteman III en servicio en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fue construida en la década de los setenta y la otra mitad en la primera década de este siglo y no existe un sucesor a corto plazo. Para remediarlo, después de un largo periodo de estudio conjunto, el Departamento de Defensa puso en marcha en agosto de 2017 el programa de desarrollo denominado Ground-Based Strategic Deterrent (GBSD) para adquirir 666 ICBM -400 operativos y el resto para pruebas, lanzamientos periódicos y recambios- que debería entrar en servicio en 2029-2030. El programa tiene un coste estimado de 100.000 millones de dólares. Pero, si esta parece una cifra abultada, tengamos en cuenta que el coste total estimado de la modernización completa del arsenal nuclear americano asciende a 494.000 millones de dólares para el período 2019-2028, según el informe realizada en 2019 por la Oficina Presupuestaria del Congreso. Por su parte, el Yars es un cohete estratégico de combustible sólido desarrollado a partir del ICBM RT-2UTTH Topol-M (SS-27 Sickle-B), puede transportar hasta cuatro ojivas nucleares de 100 kilotones a una distancia de más de 10.000 kilómetros y dispone de dos versiones: fija en silo y móvil en tractor lanzador (TEL). Actualmente está operativo en 14 regimientos de las RVSN y equipará a otros tres antes de 2021 -cada regimiento tiene 9 ICBM distribuidos en tres batallones-. El objetivo es sustituir completamente en una primera etapa al ICBM RT-2PM Topol (SS-25 Sickle) y, posteriormente, al Topol-M, según vayan llegando los cohetes en servicio al final de su vida operativa. De este modo, a mediados de siglo la capacidad de combate de las RVSN estará formada por unos 300 ICBM de solo dos tipos: el pesado RS-36 Sarmat (SS-N-30) en silos armado con hasta 10 ojivas nucleares MIRV y el Yars-M con cuatro a seis ojivas nucleares MIRV en las dos versiones en silo y en TEL. 
Pero, amontonen más o menos misiles y ojivas nucleares, la élite dirigente rusa con el presidente Putin a la cabeza sigue considerando que las Fuerzas Nucleares Estratégicas continuarán siendo la garantía última de la seguridad del país, garantizan su estatuto de gran potencia mundial y mantienen el régimen de estabilidad estratégica. Sin ellas, el mundo sería más inseguro porque existirían menos restricciones al uso de la fuerza por parte de las grandes potencias, en la pugna de unas contra otras y contra las potencias inferiores. El ejemplo lo tenemos en la relación estratégica que existe entre los Estados Unidos y Rusia, los Estados Unidos y China y los Estados Unidos y Corea del Norte. Si no fuera por la posesión de armas nucleares por las contrapartes, los dirigentes de Washington habrían apelado en más de una ocasión al uso irrestricto de su gigantesco poderío militar para imponerse. Por lo tanto, las armas nucleares continúan manteniendo su cualidad de moderadores del conflicto a gran escala porque su empleo masivo implicaría la destrucción de la civilización tal como la conocemos.

A MI MAESTRO Y AMIGO, EL PROFESOR ELADIO ARROYO LARA

El día 25 de noviembre de 2019 falleció el profesor Eladio Arroyo Lara después de una enfermedad que lo apagó antes de lo previsto o quizás antes de que nos quisiéramos dar cuenta. La Universidad llora a un profesor, pero yo recuerdo emocionado a mi maestro y amigo, una persona de una inteligencia gigantesca pero también de una modestia académica aún mayor. Al funeral acudieron sus hijos y familiares, la decana de la Facultad de Derecho, centro en el que impartió docencia durante tantos años, profesores, colegas y amigos que lo apreciaban sinceramente. Con una sonrisa todos recordaban a una bellísima persona, como dijo un compañero y apreciado amigo de la Facultad de Periodismo, en la que también impartió su magisterio desde su creación. 
El Dr. Eladio Arroyo Lara era catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Laguna desde 1993, antes había sido profesor adjunto y profesor titular, desde que inició su carrera universitaria a mediados de los años setenta. Su tesis doctoral dedicada al análisis jurídico del estatuto de no beligerancia de España en la Segunda Guerra Mundial, publicada en 1981, es una obra absolutamente original que tuvo eco en la historiografía desde su publicación. A este ensayo le siguieron trabajos de acreditada solvencia como: “Comunidades Europeas, Unión Europea y el problema de la sucesión de organizaciones internacionales” (Revista de Instituciones Europeas, 1986), “Consideración sobre el alcance y contenido del artículo 96.1, “in fine” de la Constitución Española” (Revista Española de Derecho Internacional, 1987), “El ámbito material de la política exterior de la Unión Europea” (en la obra colectiva Acción exterior de la Unión Europea y comunidad internacional, 1998) o “Elementos definitorios delas organizaciones internacionales y consideración especial de la estructura institucional para la Cooperación Política del Acta Única Europea” (Revista de Instituciones Europeas, 1990). 
Después vendrían trabajos conjuntos entre el maestro y el discípulo como: “Hacia la creación de un sistema europeo de disuasión nuclear” (Política y Estrategia, 2005), “Las nuevas agendas de la seguridad: terrorismo, hegemonía y sociedad internacional” (Revista de la Guardia Civil, 2007), “Cooperación y seguridad internacionales al comienzo del siglo XXI” (Revista Estudios Avanzados, 2009), “La aplicación constitucional preferente del Derecho internacional” (Estudios Internacionales, 2009) o “La soberanía del Estado y sus límites jurídicos: los casos de Ucrania y Venezuela” (Columna de Opinión ANEPE, 2014) y sumando también al profesor Dr. Garay Vera “El estatus del terrorismo y la violencia política transnacional en el sistema internacional de la posguerra fría” (Foro Internacional, 2008). Pero su mejor obra, su sueño académico, fue su Proyecto docente e investigador para acceso a cátedra (1993, 2 vols.) sobre filosofía de la ciencia y la teoría del régimen aplicadas a la Cooperación Política Europea, que continúa inédita. La lectura y comentario de esta obra nos reportaba largas horas de reflexión que originaron miles de correos electrónicos de ida y vuelta e incontables notas que a lo largo del tiempo se han plasmado en conferencias, artículos y ensayos sobre regímenes de seguridad, hegemonía y estabilidad estratégica, muchos de ellos no publicados todavía. Por ese motivo, el ensayo publicado recientemente en el Instituto Español de Estudios Estratégicos de Madrid titulado  "La ruptura del régimen de estabilidad estratégica y los posibles escenarios para el futuro" (IEEE, 2019) fue un homenaje a su magisterio. 
Espero tener la capacidad y solvencia para plasmar todas las cosas buenas que mi maestro me enseñó a lo largo del tiempo y, aunque ya no lo tendré a mi lado, sumaré el Proyecto docente e investigador para acceso a cátedra a la obra de consulta permanente que compartíamos, el Derecho Internacional Público de Alfred Verdross. Don Eladio, mi querido maestro y amigo.

GLOBAL THUNDER 2019: LOS ESTADOS UNIDOS LLEVAN A CABO SU EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR

El Mando Estratégico de los Estados Unidos (USSTRATCOM) activó el 29 de octubre de 2019 el ejercicio anual de guerra nuclear denominado Global Thunder (Trueno Global) y que es la respuesta al ejercicio del mismo tipo Grom-2019 (Trueno-2019) que llevaron a cabo las Fuerzas Nucleares Estratégicas de Rusia del 17 al 19 de este mismo mes, como dimos cuenta en la entrada correspondiente del blog. Además, ambos ejercicios han coincidido con la publicación del estado de los arsenales nucleares estratégicos de ambas potencias que realiza semestralmente el Departamento de Estado americano desde la entrada en vigor del tratado Nuevo START el 5 de febrero de 2011, como también comentamos en otra entrada del blog de este mismo mes. El Mando Estratégico tiene asignadas responsabilidades globales a través del Plan de Mando Unificado que incluyen la disuasión estratégica, las operaciones de guerra nuclear, las operaciones espaciales, las operaciones conjuntas en el espacio electromagnético, las misiones de ataque global, la defensa antisimiles y el análisis y selección de los objetivos. Por tanto, una tarea inmensa, donde Global Thunder es el principal ejercicio de mando y control que permite evaluar todas las áreas de misión asignadas y la preparación para el combate de las unidades de la triada nuclear en un ambiente de alto nivel de exigencia. 
Según explicó su comandante, el general John Hyten, “la tríada nuclear es la columna vertebral de la disuasión estratégica” y “ejercicios como estos integran nuestras capacidades únicas en toda la fuerza conjunta con el fin de disuadir amenazas estratégicas y defender a la Nación. Nuestras fuerzas deben estar listas y preparadas para ejecutar las órdenes a nivel mundial donde y cuando sea necesario”. Además, el general Hyten dijo que “la disuasión en el siglo XXI debe tener un enfoque global y debe involucrar a nuestros socios y aliados. Por eso Global Thunder es un ejercicio multinacional que opera a escala global”, destacando la participación de oficiales superiores de Australia, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca y el Reino Unido -las declaraciones están disponibles en el sitio web del STRATCOM-. Aunque esa participación sería irrelevante en caso de guerra nuclear porque, como dijo el senador Edwin Jonhson en el Senado el 28 de noviembre de 1945: “Dios en su inmensa sabiduría ha colocado la bomba atómica en nuestro regazo”. Una declaración que viene a ser el corolario de la Doctrina del Destino Manifiesto.

Así que, para amenizar la entrada, pongamos un poco de AC/DC: “Thunderstruck” (Atónito).

KURSK: UNA TRAGEDIA DE LOS SUBMARINOS NUCLEARES RUSOS

“Kursk” es el título de la reseña del libro de Robert Moore del mismo título publicada en la sección “Libros y revistas” de la Revista General de Marina del mes de octubre de 2019 (t. 277, pp. 643-645). En la reseña nos referimos a los acontecimientos narrados en el libro que transcurrieron entre el 12 de agosto de 2000 y el 30 de diciembre de 2002. Es el período que abarca desde el inicio de los ejercicios de la Flota del Norte rusa, en los que se produjo la perdida catastrófica del submarino nuclear portador de misiles de crucero K-141 Kursk hasta la clausura de la investigación del accidente por la Fiscalía Militar de Rusia. La parte más interesante de libro de Moore es la descripción que realiza sobre el estado de la Marina rusa a finales de la década de los noventa, la situación de las fuerzas submarinas y el abandono casi total de los medios de rescate para submarinos. También destaca la contextualización de los acontecimientos: el desarrollo de las primeras grandes maniobras navales de la Flota del Norte desde la caída de la Unión Soviética con un recién nombrado presidente Vladimir Putin al frente del país y al que los altos mandos navales querían mostrar las capacidades de combate de la más poderosas de las cuatro Flotas de Rusia. Y en ese momento el orgullo de la Flota era el submarino nuclear Kursk, que había realizado una exitosa patrulla de combate en el Mediterráneo siguiendo a los buques de la OTAN durante los ataques aéreo contra la República de Yugoslavia en la primavera de 1999. A su regreso había sido recibido en puerto por Putin y en julio de 2000 participó en el desfile naval del Día de la Marina en Severodvinsk.
Pero Moore también se centra en las personas, aquellos mandos navales, oficiales y marineros, como el almirante Popov, el capitán de navío Lyachin o el teniente de navío Koleshnikov, hombres orgullosos de servir a su Patria en la Marina rusa y, en concreto en la Flota del Norte. Con todos estos elementos Moore desarrolla un relato pormenorizado de todos los sucesos que llevaron a la destrucción del Kursk y a la pérdida de toda la tripulación, no de forma inmediata, sino en una agonía de días en los que se trató infructuosamente de rescatarlos con vida. Como decimos en el texto publicado en la RGM, Moore presenta un buen relato, a ratos emocionante, que se centra en la versión oficial de los hechos, pero no considera otras posibles que motivaron la pérdida del Kursk. 


El texto completo de la reseña está disponible en la edición electrónica de la RGM.

El libro de Robert Moore es la base dramática para el guión de la película del mismo título de producción europea Kursk (2018) dirigida por Thomas Vínterberg y protagonizada por Colin Firth, Max von Shydow y Lea Seydoux. 
https://www.filmaffinity.com/es/film284780.html

L ANIVERSARIO DE LA COMPAÑÍA DE OPERACIONES ESPECIALES 102/81

El 19 de octubre de 2019 se celebró en el antiguo acuartelamiento de La Mina, en La Laguna, el acto principal de conmemoración de los cincuenta años de la creación de la Compañía de Operaciones Especiales 102, más adelante COE 81, con asiento en Tenerife, que se mantuvo activa ininterrumpidamente de 1969 a 1997 hasta la constitución del Mando de Operaciones Especiales (MOE) en 1998. La COE 102 se creó al amparo de la Instrucción General del Ministerio del Ejército 165/142, de 1 de agosto de 1966, que estableció la organización de una Compañía de Operaciones Especiales, con el nombre genérico de COE, en cada uno de los regimientos de infantería de las BRIDOT. Las nuevas unidades de operaciones especiales tuvieron desde el principio unas plantillas definidas y un programa de instrucción muy exigente, aunque no unificado, dependiendo de cada compañía. Como reivindicación del espíritu guerrillero demostrado por los españoles a lo largo de la historia frente a la ocupación, se asignaron a las COE nombres de guerrilleros y militares célebres -la COE 102 adoptó el nombre del caudillo ilergete Indíbil-.
Sin embargo, siempre se identificaron por su número orgánico y el lugar de ubicación y menos con el nombre impuesto. Desde el principio las COE se nutrieron de personal de reemplazo, civiles que eran convocados por un período de tiempo para servir a su país, pero que en el momento de su ingreso en el Ejército optaban por levantar la mano y presentarse voluntarios para cumplir el servicio militar obligatorio en una COE. La cualificación de los mandos profesionales, oficiales y suboficiales, diplomados en operaciones especiales por la EMMOE de Jaca, y la disposición de una tropa voluntaria altamente motivada hizo que el nivel de instrucción, adiestramiento y disponibilidad de estas unidades fueran de las más elevadas del Ejército, lo que incrementó su prestigio en el seno de las Fuerzas Armadas y en la sociedad española. Es así como las COE fueron una escuela de españoles, ya que cuando regresaban a la vida civil los antiguos soldados convertidos en “guerrilleros” al ganar su boina verde –prenda distintiva y característica de las COE– seguían manteniendo los valores militares y el espíritu guerrillero a lo largo del tiempo.
Por eso, cuando se extinguieron las COE en los años 90, las Asociaciones de Veteranos (AVECOE) continuaron manteniendo la tradición guerrillera hasta el día de hoy. Y el día 19 de octubre de 2019 celebramos todo esto, reunidas generaciones de guerrilleros, más de 240, en el mismo acuartelamiento que los acogió con dureza, pero también con amor y servicio a España, en una misma mesa, esta vez no con una comida de campaña, una ración de combate o un arroz guerrillero, sino con la generosidad de quienes saber hacer bien las cosas. Por eso, felicitamos a la directiva de la AVECOE 102/81 y a los organizadores del evento del L Aniversario de la COE de Tenerife porque el resultado fue incomparable. Y en el recuerdo los caídos de nuestra Unidad.

La historia de las unidades de operaciones especiales del Ejército de Tierra se puede seguir aquí.

ESTADO DE LOS ARSENALES NUCLEARES DE LAS GRANDES POTENCIAS A 1 DE SEPTIEMBRE DE 2019

El Departamento de Estado americano ha publicado los datos de los arsenales nucleares estratégicos de los Estados Unidos y Rusia a 1 de septiembre de 2019 conforme a las cláusulas de información del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START) firmado en Praga el 10 de abril de 2010. Conforme a los datos más recientes, los Estados Unidos disponen de 1.376 ojivas nucleares, 800 sistemas de lanzamiento entre ICBM, SLBM y bombarderos estratégicos, de los que 668 estaban operativos. Los números del semestre anterior eran 1.365, 800 y 656.Por su parte, Rusia declaró 1.426 cargas nucleares estratégicas, 757 sistemas y 513 sistemas desplegados. De nuevo, en el período anterior eran 1.461, 760 y 524 -véanse los datos comparativos en la entrada correspondiente al semestre anterior-. En ambos casos se han producido leves incrementos en los materiales regulados, pero se los umbrales autorizados -1.550 ojivas nucleares, 800 sistemas de lanzamiento en servicio y 700 desplegados-, lo que pone de manifiesto la voluntad de las dos grandes potencias nucleares de cumplir estrictamente el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas. Pero esto contrasta claramente con el enconamiento de las posiciones entre Moscú y Washington en materia de desarme nuclear, que ha llevado a la finalización del Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias (Tratado INF) el 2 de agosto de 2019 después de transcurrido el plazo de seis meses desde el anuncio de abandono por parte de los Estados Unidos y que fue secundado de inmediato por Rusia. Parece que el Tratado de Cielos Abiertos de 24 de marzo de 1992 seguirá el mismo camino y no hay luz hasta el momento sobre la extensión del Nuevo START más allá de febrero de 2021. Como hemos dicho recientemente, el sistema de estabilidad estratégica se resquebraja, el mundo de vuelve más inseguro y las élites europeas asisten como testigos silenciosos al rearme de las grandes potencias nucleares. 

Moje panenka.

GROM-2019: EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL

El Ministerio de Defensa ruso divulgó que entre el 15 y el 17 de octubre de 2019 activó el ejercicio anual de guerra nuclear global que implica a todas las Fuerzas Nucleares Estratégicas -el ejercicio del año pasado se puede consultar en la entrada homónima de octubre de 2018-. Se trata de un ejercicio a gran escala destinado a validar el funcionamiento del sistema de disuasión nuclear nacional para responder a una situación de crisis que derive en la decisión de empleo de las armas nucleares por parte del Poder político -inicialmente con el presidente Putin fuera del país, que se encontraba de giro oficial por varios países del golfo Pérsico- y que pone a prueba todos los niveles del sistema de mando y control nuclear de las Fuerzas Armadas. Para su desarrollo se movilizaron 12.000 militares, 213 sistemas de misiles y equipos de apoyo de las Fuerzas Coheteriles Estratégicas (RVSN), 105 aviones de todos los tipos de las Fuerzas Aeroespaciales (VKS), incluidos cinco bombarderos estratégicos de la Aviación de Largo Alcance (ADD) encargados de llevar a cabo el lanzamiento de misiles de crucero, quince buques de guerra de superficie y cinco submarinos nucleares de las Fuerzas Submarinas Estratégicas equipados con SLBM. Para certificar las condiciones operacionales y la capacidad de combate de los cohetes estratégicos de diferentes tipos y misiles de crucero que portan ojivas nucleares se activaron los polígonos de pruebas de misiles de Chizha, en la región europea de Arkhangelsk, Pemboi, en el república de Komi, y Kura, situado en la península de Kamchatka, en el Extremo Oriente ruso, y diez bases aéreas a lo largo del país. En una inusual convocatoria en la sede del Ministerio de Defensa, el general Evgueni Ilyin, del Departamento de Cooperación Militar Internacional, informó a los agregados militares acreditados en Moscú el día antes de su inicio que el ejercicio Grom-2019 tiene como objetivo “mejorar la preparación y el uso de las fuerzas estratégicas en caso de una agresión” para lo que “se prevé el lanzamiento de dieciséis misiles balísticos y de crucero” y que, por descontado, no está dirigido contra otros países… Es decir, no está dirigido contra aquellos que no se aventuren a realizar un ataque a gran escala contra Rusia porque si esto ocurriera “el agresor debe saber que el castigo es inevitable y será destruido en cualquier caso”, como dijo el presidente Putin en el Foro de Valdai el 18 de octubre de 2018. Es más, Putin enfatizó que “nosotros, como víctima de la agresión, iremos al paraíso como mártires, mientras que ellos simplemente morirán, porque ni siquiera tendrán tiempo de arrepentirse”. Por tanto, como hemos dicho recientemente, a pesar de que desde el lado occidental se interpreta que la estrategia de guerra nuclear rusa contempla la posibilidad de escalar y desescalar un conflicto nuclear, la doctrina nuclear se mantiene invariable: un ataque nuclear contra el país implicaría un intercambio masivo con todas las armas nucleares disponibles y, por tanto, presupone que toda guerra nuclear es en sí misma una guerra nuclear total, devastadora, absolutamente destructiva, donde posiblemente solo quedará un mundo muerto
Finalmente, el 17 de octubre de 2019 se desencadenó la parte principal del ejercicio Grom-2019 cuando el presidente Putin, recién llegado a Moscú, emitió las correspondientes órdenes a los mandos operativos de las Fuerzas Terrestres, las RVSN, las Fuerzas Submarinas Estratégicas y la ADD que efectuaron el lanzamiento de cohetes estratégicos y misiles de crucero con capacidad nuclear desde submarinos nucleares, silos, plataformas terrestres, buques de combate de superficie y bombarderos estratégicos. Un comunicado oficial del Ministerio de Defensa ruso de ese día confirmó que "las tareas asignadas durante el adiestramiento de las fuerzas de disuasión estratégica se han llevado a cabo en su totalidad y todos los misiles han alcanzado los objetivos, lo que confirma las características declaradas." Después de desencadenar el infierno sobre la Tierra el mundo puede estar tranquilo porque solo se ha tratado de un ejercicio, uno más, de guerra nuclear total.

 
Llegada del presidente Putin al Centro de Coordinación de Defensa Nacional de Moscú, 17 de octubre de 2019.

AVIONES DE COMBATE TRIPULADOS Y NO TRIPULADOS, ENJAMBRES Y PODER AÉREO

En la entrada del blog titulada PRIMER VUELO DEL UCAS RUSO OKHOTNIK, del mes de agosto de 2019, dimos cuenta de los primeros pasos de este prometedor sistema de combate aéreo no tripulado (UCAS) pesado desarrollo por la Oficina de Diseño de Sukhoi para las Fuerzas Aeroespaciales rusas (VKS). En la entrada comentamos que el Okhotnik ha sido pensado para operar conjuntamente con el avión de combate tripulado de quinta generación Sukhoi Su-57 en ambientes complejos y de alta intensidad de las amenazas, actuando en paquetes de ataque contra objetivos especialmente protegidos. Como referimos, el nuevo UCAS realizó el primer vuelo el 3 de agosto de 2019 y pocos días después el Ministerio de Defensa ruso publicó un video en el que se podían ver sus evoluciones, incluidas las maniobras de despegue y aterrizaje, que se puede ver en la entrada citada. Pues bien, el 27 de septiembre de 2019, el Ministerio de Defensa divulgó un nuevo vídeo en el que se muestra la evolución conjunta y simultánea de ambos aparatos de combate: el Su-57 y el Okhotnik, actuando éste en modo totalmente automático. Según la información difundida, actualmente se están probando los procedimientos para conocer el potencial de búsqueda y seguimiento del radar AESA N036 y los sensores electroópticos y de guerra electrónica fusionados cuando ambos aparatos operan conjuntamente en misiones donde el Okhotnik vuela en un posición de vanguardia o avanzada permitiendo al piloto del Su-57 emplear los misiles de largo alcance, tanto propios como del UCAS, sin tener que entrar en la zona de amenaza que lo convertiría en blanco de los misiles aire-aire o antiaéreos del enemigo. El vuelo tuvo una duración de más de treinta minutos y los resultados pueden ser extremadamente prometedores. Se espera que el Su-57 comience a entrar en servicio a finales de este año y que el Okhotnik lo haga hacia 2024 o 2025, por lo que podemos predecir que pronto veremos enjambres de aviones de combate tripulados y no tripulados operando conjuntamente, atacando posiciones fuertemente defensivas y con potencial para causar daños enormes en las defensas antiaéreas y en las plataformas aéreas adversarias, especialmente las de alto valor, como los aviones de mando y control (AEWC), alerta temprana (AWACS) y aviones cisterna, que impedirían o limitarían en gran medida la proyección del Poder Aéreo como lo conocemos hasta ahora. Solo el tiempo dirá si estamos ante una nueva revolución de la guerra aérea, pero se trata de un asunto del que llevamos tiempo hablando desde nuestras ideas seminales planteadas en ROBÓTICA Y CONFLICTO MILITAR EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL GLOBAL en mayo de 2013 y otros ensayos posteriores.

LOS SATELITES DE ALERTA TEMPRANA COMO COMPONENTE DE LA DISUASIÓN Y COMO PRIMER OBJETIVO DE LA GUERRA ESPACIAL

De nuevo, el 26 de septiembre las Fuerzas Espaciales de Rusia (KO), dependientes de las Fuerzas Aeroespaciales (VKS), lanzaron desde el cosmódromo de Plesetsk, en la región de Arkhangelsk, un cohete portador Soyuz-2.1b con la misión de poner en servicio un nuevo satélite para el Ministerio de Defensa. Ya en el espacio, la etapa propulsora Fregat-M se encargó de poner en la órbita establecida el satélite que quedó bajo el control del Centro Espacial Principal Titov mediante la toma de datos de telemetría y el establecimiento de comunicaciones estables con los equipos de a bordo. El satélite recibió la denominación secuencial de Kosmos-2541. Las agencias gubernamentalesrusas inicialmente no dieron más información sobre el nombre, características y naturaleza del objeto puesto en órbita. Veamos entonces de qué nuevo satélite militar estamos hablando. Las primeras informaciones útiles las aportan las NOTAM que establecieron las restricciones a la navegación marítima y aérea en la zona de lanzamiento y en la trayectoria de vuelo del cohete portador Soyuz-2.1b. El despegue tuvo lugar a las 0746 GMT desde la plataforma de lanzamiento Número 4 del Sitio 43 de Plesetsk volando en dirección sudoeste, dejando caer los cuatro motores propulsores de la primera etapa dos minutos después. En los minutos siguientes el cohete se desprendió sucesivamente del carenado de la carga útil y de la segunda etapa, y la tercera etapa lanzó la etapa superior Fregat-M a una trayectoria suborbital a los nueve minutos de vuelo. A continuación, la Fregat-M maniobró varias veces para colocar la carga útil en la órbita programada. En esta última fase fue cuando el Centro Espacial Principal Titov estableció la conexión estable con el satélite. Según los datos obtenidos de fuentes abiertas la etapa propulsora Fregat-M llevó la carga útil a una órbita altamente elíptica de 63. 8º hacia el ecuador, con altitudes que van desde los 1.645 kms a 38.538 kms. de la Tierra, denominada tipo Molniya. El satélite espacial se separó del cuerpo principal varias horas después. Pues bien, esta órbita coincide con las de los dos satélites de alerta temprana de la clase EKS (Edinaya Kosmicheskaya Sistema) o Tundra puestos en órbita por la combinación Soyuz/Fregat en noviembre de 2015 y mayo de 2017 denominados Kosmos-2510 y Kosmos-2518 –como tratamos oportunamente en el blog– destinados a reemplazar a la serie anterior Oko-1, que se puso en órbita por última vez en 2012. Estos aparatos construídos por RKK Energiya están equipados con sensores de infrarrojos con capacidad para detectar el lanzamiento de misiles desde América del Norte y los misiles adversarios que se acerquen al territorio ruso. Por tanto, se puede concluir que las KO ha puesto servicio un tercer satélite EKS en una constelación que tendrá seis aparatos de alerta temprana dedicados a la observación permanente del territorio continental americano, realizando rotaciones de 12 horas para asegurar que ningún lanzamiento de misiles escapa a su control detectando el inicio de un eventual ataque nuclear y dando al mando la capacidad de tomar las decisiones necesarias para realizar un lanzamiento de alerta masivo. De este modo, los satélites de alerta temprana garantizan el correcto funcionamiento de la disuasión… y, al mismo tiempo, se convierten en objetivos de gran valor de los sistemas antisatélites adversarios en caso de un enfrentamiento decisivo. Esto significa que la interceptación o destrucción de uno o varios de estos satélites sería la prueba irrefutable de que se ha iniciado un ataque nuclear, de modo que el Poder Político ruso se encontraría ante la decisión de ordenar un ataque masivo sin tener la certeza absoluta de que tal ataque se esté produciendo, pero sí la convicción de que si no ordena el lanzamiento quizás sea demasiado tarde para tomar tal decisión. O, al menos, que lo haga un ser humano, porque en caso de descabezamiento del poder político y militar entraría en juego en sistema automatizado de mando y control Perimeter, que se encargaría de llevar a cabo un ataque de contragolpe contra los objetivos preprogramados en territorio enemigo con el resultado de provocar una destrucción de gran escala sin precedentes, y quizás que tampoco se podría ver posteriormente, porque la civilización, la Humanidad como la conocemos, entraría en una etapa sin futuro.

«LA RUPTURA DEL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA Y LOS POSIBLES ESCENARIOS PARA EL FUTURO»

Este es el título del ensayo del que soy autor publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) como Documento de Opinión el 24 de septiembre de 2016. En este ensayo consideramos que el sistema se ha transformado por completo en pocos años y las posibilidades de destrucción absoluta se han multiplicado cientos de veces en un corto período de tiempo. Por ello, resulta oportuno reflexionar sobre problemas que se han planteado más de una vez: ¿es posible una tercera guerra mundial? ¿La adopción de decisiones ha llegado al punto de no retorno? La frase “no puede ser” se cambia a “sí, siempre que estimemos que salimos ganando algo”. A estas enormes consecuencias se llega por ignorancia, desprecio a la diplomacia, complejo de falsa superioridad y, sobre todo, por esa tendencia al suicidio que la humanidad en su conjunto cultiva desde el principio de los tiempos. Se puede concebir el gigantesco avance tecnológico con la posibilidad de la extinción, porque, en realidad, algunos sobrevivirán sobre un plantea sin vida. Puede que ese día sea el final de la civilización que conocemos y el amanecer de otras nuevas sobre un mundo distinto. Es complicado plantear estas preguntas, pero lo hacemos, aunque carecemos de respuestas coherentes. El documento que se presenta se estructura en Introducción, tres epígrafes que se titulan “La peligrosa retórica del ataque nuclear y la guerra preventiva”, “La renuncia al Tratado INF y los testigos silenciosos: la OTAN y la Unión Europea” y “Lo que la verdad esconde: los intereses nacionales detrás del abandono del Tratado INF” y unas Consideraciones finales. 
Referencia completa: Pérez Gil, L.: “La ruptura del régimen de estabilidad estratégica y los posibles escenarios para el futuro”, Documento de Opinión IEEE 84/2019, de 24 de septiembre de 2019, texto completo disponible

"Jolene"

REFLEXIONES SOBRE LA ESTABILIDAD ESTRATÉGICA EN UN MUNDO EN CAMBIO

Actualmente estamos debatiendo de forma incansable pero recurrente sobre la vigencia del régimen de estabilidad estratégica ante la voluntad decidida del gobierno americano de abandonar los acuerdos básicos en los que se fundamenta, como eran el Tratado de Sistemas Antimisiles (Tratado ABM) de 1972, el Tratado de Misiles de Alcance Intermedio (Tratado INF) de 1987 y el Tratado de Armas Estratégicas en su última versión denominado Nuevo START de 2010. Estos acuerdos entre los Estados Unidos y la Unión Soviética y, posteriormente, Rusia, sirvieron para crear un régimen explícito de seguridad dotado de un conjunto de normas, reglas, procedimientos y sistemas de adopción de decisiones entre las dos grandes potencias con la finalidad de evitar un enfrentamiento militar directo que, en términos estratégicos, se traduciría en una guerra nuclear total de proporciones incalculables. Este régimen de seguridad global, que tiene su fundamento en los Acuerdos de Moscú de 1972, ha funcionado porque ha mantenido la paz y la seguridad internacionales. Sin embargo, ahora nos encontramos en la etapa final de ese régimen y hablamos simple –y terriblemente– del fin del régimen de estabilidad estratégica. Por eso es importante entender qué significa este concepto y su importancia en los estudios estratégicos. Entendemos por estabilidad estratégica el equilibro de fuerzas dentro de la cual ninguna de las partes podría alcanzar una ventaja estratégica negándola a la otra parte, es decir, una situación en la que ninguna de las partes tendría un incentivo para un primer uso de armas nucleares porque no tiene la certeza de prevalecer en el enfrentamiento. Con esta definición es evidente que estabilidad estratégica y armas nucleares van de la mano. Esto es así porque el advenimiento en 1945 de la bomba atómica cambió la forma de hacer la guerra y la carrera entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante las primeras décadas de la Guerra Fría puso de manifiesto la brutalidad del nuevo invento: la posibilidad cierta, por primera vez, de poder destruir completamente la civilización humana, lo que en términos estratégicos se sintetizó en el concepto –luego doctrina– de la destrucción mutua asegurada (MAD por sus siglas en inglés). Para evitar este escenario terrible era preciso erigir un régimen de seguridad. Así que mientras ambas potencias seguían amontonando cada vez más ojivas nucleares y capacidades para alcanzar los objetivos (ICBM, SLBM, SSBN, ALCM, sistemas de guía satelitales) Moscú y Washington implementaron primero un régimen de carácter implícito y, posteriormente, con los Acuerdos de Moscú negociaron y establecieron un régimen de seguridad explícito. Su existencia permitió que cuando llegó el final de la Guerra Fría y el derrumbamiento de la Unión Soviética el sistema permaneciera estable sobre la base del reconocimiento de Rusia como potencia nuclear sucesoria y cogarante de statu quo. Esto era aceptado por ambas partes… al menos hasta ahora, porque en abril de 2010 los presidentes Medvedev y Obama firmaron en Praga el Nuevo Tratado START que ampliaba la vigencia de los anteriores tratados START de limitación de armas estratégicas reduciendo el número de ojivas estratégicas en ambos arsenales, así como los sistemas de lanzamiento. Como hemos seguido en el blog, desde su entrada en vigor, ambas grandes potencias han cumplido estrictamente las estipulaciones del tratado en cuanto a los sistemas de combate en servicio, su número, plazos y estipulaciones de información mutua. Pero al contrario que el Tratado INF que tenía una vigencia indefinida  –pero que finalizó el 2 de agosto de 2019 por la denuncia de las partes, como tratamos de forma monográfica–, el Nuevo START terminará el 5 de febrero de 2021, y si no se hace nada, es decir, si Moscú y Washington, no deciden ampliarlo o renovarlo, se habrá extinguido prácticamente el régimen explícito de seguridad global. De hecho, solo quedará el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que reúne al directorio mundial en sus cinco miembros permanentes, como barrera de contención frente a la guerra a gran escala. Pero también hemos visto como, cuando es necesario, se puede actuar al margen del mismo: los casos más evidentes con la guerra de Corea de 1950 a 1953, el ataque de la OTAN a Yugoslavia en 1999 o la segunda guerra de Irak en 2003. ¿Es posible que el sistema se destruya completamente? Puede que sí. No auguramos el caos, pero si un mundo más inestable porque supone retroceder a antes de 1972, al período previo a los Acuerdos de Moscú, con el agravante de que el sistema no consta de dos partes, sino de tres, porque ahora Washington incluye a China en la ecuación, a pesar de que esta nueva gran potencia rehúsa el encuentro. Y lo ha dicho claramente en el Libro Blanco de la Defensa publicado el 24 de julio de 2019: el país todavía no está preparado para combatir y ganar guerras; como ellos mismos establecen, esperan alcanzar esta capacidad en 2035. Pero los Estados Unidos no van a esperar a que llegue ese momento. Como hicieron con el Japón imperial restaurado las hostilidades se han iniciado con la denominada guerra comercial, la pugna por el control de las rutas marítimas –eufemísticamente denominado la libertad de los mares–, la competición por el acceso a los recursos naturales ­–básicamente petróleo, gas y materias primas–, la suma de nuevos aliados a la coalición antiimperialista ­–es decir, contra la nueva potencia revisionista usando términos morgenthaunianos– hasta llegar, finalmente, al enfrentamiento militar directo. Por ese motivo Washington no quiere tener atadas las ambos con acuerdos o tratados que puedan limitar su capacidad para desarrollar y poner en servicio cualquier tipo de sistemas de armas avanzadas tecnológicamente, incluidas las hipersónicas, los misiles de crucero de cualquier rango de alcance y las cargas nucleares de bajo rendimiento o baja potencia para poder llevar a cabo ataques decisivos contra instalaciones clave en cualquier momento y cualquier lugar­ –este es el fundamento estratégico del programa de desarrollo Prompt Global Strike, del que nos hemos ocupado en otro lugar–. Como conocemos el desenlace del Japón Imperial podemos augurar el final de la China comunista, porque no olvidemos un principio fundamental: las democracias solo son más pacíficas entre ellas. Cuando el enemigo es un adversario que tiene un sistema político o socioeconómico diferente no existen restricciones morales y se aplica la fuerza absoluta para alcanzar la victoria: este es el principio sobre el que se estableció la rendición incondicional de Alemania adoptado por los Aliados en la Conferencia de Casablanca en enero de 1943 a propuesta del presidente Roosevelt. Por eso son tan oportunos y se agradecen tanto los ensayos que explican y tratan de actualizar los conceptos básicos que manejamos, no por simple ejercicio de disquisición teórica sino porque su comprensión e implementación permite mantener la paz entre las grandes potencias. 
Este es el caso del reciente artículo titulado “Estabilidad estratégica en un mundo en cambio” del profesor ruso Dmitry Trenin, publicado en el número de julio/agosto de 2019 de la revista Política Exterior. Trenin dice que la competición entre grandes potencias ha reaparecido tras un paréntesis de veinticinco años y que en el futuro las armas nucleares probablemente no estarán controladas por tratados internacionales. Muestra, por tanto, un escenario sombrío para la paz. ¿Es posible reconducir la situación actual? Veamos que nos dice. Trenin comienza con una definición clásica de estabilidad estratégica como “la ausencia de incentivos para que un país nuclearizado lance un primer ataque nuclear” (p. 108) e inmediatamente advierte de que este concepto y las condiciones para que se dé “han mutado de manera fundamental” (p. 108). En consecuencia, lo primero que propone es definir “el concepto de estabilidad estratégica hoy” sobre la base de los siguientes puntos: la competición entre las grandes potencias ­–Estados Unidos, Rusia y también China–, el declive del control de armas, las nuevas tecnologías aplicadas a los sistemas de armas en un mundo con menos control ­–desde sistemas antimisiles, misiles guiados de precisión de largo alcance, armas nucleares de bajo rendimiento hasta armas cibernéticas–, una nueva percepción sobre el papel de las armas nucleares, los cambios en la doctrina estratégica –por ejemplo, China podría variar la política de no primer uso y Estados Unidos y Rusia volver a desplegar misiles balísticos en Europa–, la ampliación del concepto de estabilidad estratégica y la creación de mecanismos destinados a fortalecerla. Ante el escenario que se presenta de ruptura del régimen de estabilidad estratégica afirma que “las sociedades estadounidense y europeas, incluidas las élites políticas, han perdido, casi del todo, el saludable (sic) temor a una guerra nuclear” (p. 115). Hoy sabemos, por ejemplo, que Rusia puso en alerta máxima las Fuerzas Nucleares Estratégicas en 2014 durante la crisis de Ucrania, que terminó en la anexión de Crimea y el inicio de la rebelión separatista en las regiones orientales del país. Es preciso entender que para Rusia la posesión de su enorme arsenal nuclear es la clave de su capacidad para influir en las decisiones estratégicas de Washington. Y ante una amenaza de ataque nuclear Rusia respondería con una estrategia de lanzamiento de alerta, es decir, lanzaría todos sus misiles desde que tuviera conocimiento de que los misiles adversarios vuelan en hacia territorio ruso. Trenin insiste –en lo que estamos completamente de acuerdo– en que Moscú nunca ha aceptado la idea de guerra nuclear limitada, a pesar de las interpretaciones occidentales de una estrategia basada en la idea de “escalar y desescalar”, que no tiene apoyo ni en la política oficial de empleo de armas nucleares de Rusia ni en las declaraciones de los principales dirigentes políticos y militares sobre el uso de las armas nucleares. Para las élites política y militar rusas “es imposible acotar una guerra nuclear” (p. 116), por tanto, todo enfrentamiento con armas nucleares entre grandes potencias será siempre masivo. Trenin recoge las declaraciones recientes del presidente Putin cuando dijo el 18 de octubre de 2018: “nosotros, víctimas de una agresión, iremos al paraíso como mártires, pero ellos perecerán sin que les dé tiempo de arrepentirse de sus pecados”. La lógica de este pensamiento es lo que fundamenta el concepto de estabilidad estratégica de la Guerra Fría: si la guerra nuclear no se puede ganar, nunca se librará, que es la tesis que he defendido siempre el profesor Eladio Arroyo Lara, y se basa en la capacidad para infligir un daño de proporciones catastróficas a cualquier adversario “que ascenderá a millones de vidas y pérdidas que paralizarán la economía mundial” (p. 118). Trenin afirma, por tanto, que el mantenimiento de la estabilidad estratégica en la era actual exige una comunicación fluida y permanente entre los máximos responsables políticos, militares y jefes de inteligencia de los Estados Unidos, Rusia y China: “es imprescindible evitar una colisión militar directa entre los Estados Unidos y Rusia o los Estados Unidos y China” (p. 121). El temor reside en la existencia de un peligro de escalada incontrolable. En consecuencia, es absolutamente necesario conocer la doctrina estratégica de los otros, sus doctrinas militares y de uso de armas nucleares, así como sus programas de seguridad y defensa. Y aunque excluye la firma de acuerdos de control de armamento entre los Estados Unidos y China, considera que es  indispensable acordar medidas de transparencia, fortalecimiento de la confianza y creación de mecanismos de prevención de conflictos como se formalizó con la Unión Soviética en la Guerra Fría. De este modo, sería posible alcanzar un régimen explícito donde las tres grandes potencias se abstendrán de adoptar medidas que minen o subviertan la estabilidad estratégica y, en consecuencia, perjudiquen su propia seguridad. Precisamente esta es la clave para que las partes decidan mantener un régimen de estabilidad estratégica: que sirve a sus intereses nacionales. Trenin dice que para ello se necesita “voluntad política” y “sentido de la responsabilidad”, pero es complicado lograrlo en un mundo que carece de un Kennan, un Kissinger o un Nixon. Finalmente, recomienda que Moscú adopte la estrategia de segundo ataque o de contragolpe para intentar elevar el nivel en el que se decidiría el empleo de las armas nucleares, lo que traería estabilidad al sistema. Por tanto, se trata de una lectura muy recomendable y que abre espacios para reflexionar “en un mundo en cambio” plagado de incertidumbres. 

Referencia bibliográfica completa: Trenin, D.: “Estabilidad estratégica en un mundo en cambio”, Política Exterior (Madrid), núm. 190, julio/agosto de 2019, pp. 108-124. Disponible en el sitio web de la revista.

Nota biográfica del autor: Dmitry Trenin (Moscú, 1955), PhD. en Historia por el Instituto de Estudios de Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, sirvió durante veintiún años en las Fuerzas Armadas soviéticas alcanzando el grado de coronel, fue profesor del Departamento de Estudios de Guerra de Moscú de 1986 a 1993, profesor visitante en la Universidad Libre de Bruselas de 1993 a 1994 e investigador principal del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia de 1993 a 1997, se adhirió a la red de centros de investigación Carnagie en 1994, donde es director del Centro Carnagie de Moscú desde 2008, es miembro principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional de Washington, del Instituto de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, de la Asociación de Estudios Internacionales de Rusia y de la Escuela de Estudios Políticos de Moscú y de la Real Academia Sueca de Ciencias Militares; es autor de innumerables ensayos sobre temas estratégicos. 

"En el pelo, en el pelo de tu sueño, 
fueron mis pensamientos enredándose"

LOS ESTADOS UNIDOS PONEN A PRUEBA SU FUERZA DE ATAQUE NUCLEAR EMBARCADA

El 4 y 6 de septiembre de 2019 el submarino nuclear portamisiles (SSBN) de la clase Ohio USS 739 Nebraska llevó a cabo el lanzamiento en inmersión de cuatro misiles estratégicos embarcados (SLBM) Trident II D5 desde posiciones cercanas a las costas del sur de California. Los lanzamientos se realizaron en salvas de dos misiles de cada vez y, aunque podría pensarse que son la respuesta a los lanzamientos del mismo tipo realizados por sendos SSBN rusos el 24 de agosto de 2019 desde el océano Ártico y el mar de Barents -como detallamos en la entrada LA ARMADA RUSA PONE A PRUEBA SU CAPACIDAD DE ATAQUE NUCLEAR ESTRATÉGICO de agosto de 2019-, se trata de ejercicios que responden a una exhaustiva programación anual destinada a probar la capacidad de combate de la fuerza de contragolpe nuclear de los Estados Unidos que sería empleada en caso de que se produjera un ataque nuclear contra el territorio nacional o sus aliados, como especifica la doctrina de armas nucleares aprobada por el presidente Trump de 3 de febrero de 2018 para “un mundo extraordinariamente peligroso, lleno de una amplia gama de amenazas que se han intensificado en los últimos años” -como expusimos en la entrada LA NUEVA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL Y LA POSTURA NUCLEAR DE LOS ESTADOS UNIDOS de febrero de 2018-.
El Nebraska es el decimocuarto submarino nuclear de la clase Ohio, se construyó en los astilleros de General Dynamics en Groton, estado de Connecticut, entre 1987 y 1992 y se entregó a la US Navy en junio de 1993, está equipado con veinte SLBM Trident II D5 con han sufrido modificaciones para extender su vida útil hasta 2040. Está asignado al 17º Escuadrón de Submarinos de la Flota del Pacífico con base naval de Kitsap, Bangor, estado de Washington, y ha llevado a cabo lanzamientos de prueba de SLBM en 1995, 2004, 2008, 2011, 2018 y ahora en 2019. Es conveniente recordar que los catorce SSBN clase Ohio que se encuentran en servicio en las Flotas del Atlántico y el Pacífico transportan prácticamente la mitad de las ojivas nucleares estratégicas en servicio en las Fuerzas Nucleares americanas y están permanentemente en el mar listos para “defender la paz” con la fuerza abrumadora de las armas nucleares, como reza el lema del SSBN-739 Nebraska. 
Sobre el desarrollo del programa nuclear americano y el poder de las armas nucleares desde los tiempos de la Guerra Fría hasta ahora recomendamos el documental de Rushmore Denooyer y Kirk Wolfinger: "La bomba atómica, 70 años".

Hasta el infinito y más allá...

NUEVA MURMANSK, UN VASTO ESPACIO PARA SOÑAR Y VIVIR

En el estribillo del himno nacional se define a Rusia como un país que se extiende “desde los mares del sur hasta las regiones polares”, que se considera “un vasto espacio para soñar y vivir”. Este parece que es el plan que tiene el gobernador interino de la región norteña de Múrmansk, Andrei Chibis, y que espera poner una vez se confirmó su mandato en las elecciones locales del 8 de septiembre de 2019. Con el convencimiento de que se “abren los años futuros”, Chibis presentó al presidente Putin el pasado 30 de agosto de 2019 el proyecto de la Nueva Múrmansk. La nueva ciudad, que aspira a ser la capital ártica de Rusia, se construirá en la zona de Abram Mys situada en el lado occidental de la bahía de Kola. El proyecto incluye la creación de un instituto nacional de investigación nuclear, un centro de congresos, cuarenta complejos de viviendas y un hotel de cinco estrellas. Según Chibis “es un proyecto para un nuevo Múrmansk, donde podemos consolidar prácticamente toda la agenda internacional del Ártico, llevarlo a nuestro lugar. (…) Esto nos proporcionaría un nuevo impulso para el crecimiento, incluso para la economía, y nos daría el estatuto de capital del Ártico”.
Como otras ciudades y territorios del norte y del este del país, la ciudad de Múrmansk, está situada a 1.480 kilómetros de Moscú, ha sufrido desde los años noventa del siglo pasado un continuo decrecimiento demográfico debido a la salida de población hacia las regiones occidentales e incluso al extranjero, siendo la parte más sensible de esta emigración los jóvenes, que buscan mejoras en el nivel de vida que el retraso económico de las regiones de origen no les permiten disfrutar. Ya desde la presidencia de Dmitry Medvedev el problema demográfico se convirtió en una prioridad nacional, aunque en la última década parecía que al menos no iba a peor consiguiendo un crecimiento mínimo de la población. Sin embargo, si analizamos las estadísticas del período esto se ha debido a la diferencia positiva de la emigración, pero con un reparto desigual a lo largo del territorio nacional. Sin embargo, en 2018 se ha vuelto a número netos negativos. Rusia se enfrenta al mismo problema demográfico de los Estados occidentales más desarrollados pero agravado por la inmensidad del país, el más grande de la tierra con 17,5 millones de kilómetros cuadrado. Y la región de Múrmansk, que abarca la península de Kola, es el reflejo de estos problemas: de una población de 1,2 millones de habitantes en 1990 ha pasado a 750.000, y la ciudad de Múrmansk tiene ahora unos de 298.000 habitantes. También era una época de ciudades militares cerradas como Severomorsk, Gadhziyevo, Polyarny o Vidyayevo, donde vivían los marinos y sus familias que servían en la Flota del Norte soviética, que llegó a albergar 170 submarinos nucleares. Todo eso se perdió con la caída de la Unión Soviética y la desastrosa situación económica del período de Yeltsin. 
Y este escenario fue descrito por Chibis al presidente Putin de forma realista detallando los problemas fundamentales que obstaculizan el desarrollo regional: atención médica deteriorada, emigración dramática y condiciones de vida insatisfactorias de los miembros de las Fuerzas Armadas y sus familiares (casi tres niños por familia). Chibis dijo al presidente que “Después de todo, esta región es estratégicamente importante, es la puerta del Ártico, estamos hablando de intereses geopolíticos. (…) Y aquí es donde viven nuestros militares, las personas que sirven en la Flota del Norte y que brindan seguridad a nuestro país y estabilidad geopolítica.” Fue este tema el que el presidente tomó con especial interés enfatizando que está bien construir hoteles de cinco estrellas, pero hay que resolver los problemas de las ciudades militares cerradas en cuanto a vivienda, condiciones sanitarias y asistencia médica, abastecimiento de agua y energía, instalaciones educativas -el contenido de la entrevista se puede consultar en el sitio web oficial del Kremlin-.
Para revertir la situación, los programas nacionales prioritarios de desarrollo son el del Ártico y el de Extremo Oriente, tanto por motivos económicos, debido a la explotación y exportación de hidrocarburos y minerales, que son la base de la economía nacional y de los ingresos estatales, como también para la seguridad nacional. Para entender los esfuerzos de los gobernantes de la Rusia actual debemos recordar las palabras de la emperatriz Catalina La Grande, precisamente la gobernante rusa que incorporó Crimea y Novorrosiya a Rusia: “tengo que expandir mis fronteras para mantener a mi país seguro”. Y como sabemos, la pérdida de las fronteras expandidas en Europa occidental tras la caída del Imperio soviético, ha hecho que el futuro de Rusia se decida en las regiones árticas y en el Extremo Oriente. Por eso destaca la importancia que han adquirido los Foros Económicos del Ártico y de Vladivostok, en los que tratan de atraer recursos, inversiones y grandes proyectos de desarrollo y que, a nivel político, están otorgando réditos importantes a Moscú, como ha puesto de manifiesto la reciente participación de los primeros ministros Narendra Modi, de India, y Shinzo Abe, de Japón junto al presidente Putin en el Foro Económico Oriental, que se celebró en el campus de la Universidad de Extremo Oriente en Vladivostok del 4 al 6 de septiembre de 2019. La entrevista del pasado 30 de agosto de 2019 pone de manifiesto que el Kremlin apoya a Chibis. En estas condiciones, ¿debemos considerar a Andrei Chibis como un visionario o simplemente un funcionario ambicioso, que sabe interpretar los deseos de sus superiores? Solo el tiempo lo dirá, pero no cabe duda de que tiene argumentos muy favorables para aspirar a convertir a Múrmansk en una ciudad del futuro, capital de un vasto territorio exportador de gas, petróleo, minerales y recursos pesqueros, que atraerá población y talento y que continuará siendo la sede de la flota de rompehielos nucleares de la Ruta del Norte y albergará la fuerza de disuasión nuclear embarcada de la Flota del Norte, que es quien, en última instancia, garantiza la seguridad de una Rusia, “Protegida por Dios, tierra natal”, como termina diciendo el himno nacional. El irreversible deshielo del Ártico ha hecho que ese futuro ya sea inmediato.

Nový domov pro život a snění. 

LA ARMADA RUSA PRUEBA SU CAPACIDAD DE ATAQUE NUCLEAR ESTRATÉGICO


El 24 de agosto de 2019 dos submarinos nucleares portamisiles (SSBN) de la Flota del Norte rusa, con base en la península de Kola, llevaron a cabo el lanzamiento de sendos misiles estratégicos (SLBM) en inmersión desde algún lugar de océano Ártico y desde el mar de Barents. Los submarinos lanzadores fueron, por un lado, el K-114 Tula, del proyecto 667BDRM Delfín (Delta IV para la OTAN), que disparó un SLBM de combustible líquido R-29RMU2 Sinevá, y por otro, el K-535 Yury Dolgoruky, del proyecto 955 Borey (Borei o Dolgoruky) que lanzó un SLBM de combustible sólido R-30 Bulavá. Según informó el Ministerio de Defensa, ambos misiles alcanzaron con éxito los objetivos que se habían programado en los polígonos de Kura, península de Kamchatka, en el Extremo Oriente ruso, y Chizha en la región de Arkhangelsk, en la Rusia europea. Durante este ejercicio el mando militar ruso ha puesto a prueba las capacidades de los SSBN para moverse bajo el agua sigilosamente, situarse en su posición de disparo y lanzar sus armas, así como las características técnicas y el comportamiento en vuelo de los misiles empleados –sobre el poderío y la fuerza de combate de la fuerza submarina rusa véase la entrada "LAS FUERZAS SUBMARINAS ESTRATÉGICAS DE RUSIA EN 2018" de agosto de 2018–. Este evento ocurre escasamente 22 días después del fin del Tratado de Misiles de Alcance Intermedio (Tratado INF), cuyo abandono anunciaron sucesivamente los Estados Unidos y Rusia el 1 de febrero de 2019 –como dimos cuenta en la entrada “THE GAME IS OVER”: EL FIN DEL TRATADO INF­– y en medio del cruce de propuestas para negociar la extensión del Tratado de Armas Estratégicas vigente (Nuevo START) más allá de la fecha de vencimiento prevista, el 5 de febrero de 2021. Ambas partes están de acuerdo en prorrogar este tratado pero difieren en la forma de hacerlo. Los Estados Unidos quieren un nuevo tratado general que se extienda a todas las armas nucleares en posesión en los arsenales de ambos países y que incluya a China, que es la única gran potencia nuclear que sigue ampliando su arsenal, si bien es cierto, que su ratio de crecimiento es muy moderado y que no existe comparación en la actualidad con los arsenales nucleares americano y ruso, que acumulan el 92% de las armas nucleares mundiales. Por su parte, Rusia prefiere mantener el Nuevo Tratado START, bien en su forma actual prorrogándolo por un periodo inicial de cinco años, y que solo requiere el acuerdo de ambos ejecutivos –recordemos las competencias y el peso que tiene el Senado en la entrada en vigor de los tratados internacionales en el caso de los Estados Unidos–, o negociando su extensión en el tiempo, incluso estableciendo su vigencia indefinida, como lo era el Tratado INF hasta que la Administración Trump decidió denunciarlo y retirarse del mismo. Rusia ha admitido que se puedan incluir los más recientes desarrollos de armas estratégicas rusas, básicamente las que anunció el presidente Putin en el discurso a ambas cámaras del parlamento ruso el 1 de marzo de 2018, como las ojivas hipersónicas para misiles estratégicos Avangard, el misil de crucero de largo alcance Burevestnik y el torpedo estratégico Poseidón, estos dos de propulsión nuclear, según aseguran sus constructores. E incluso ha aceptado la posibilidad de negociar un tratado general que establezca por primera vez un control total o limite el número de ojivas nucleares de todos los tipos que tienen en sus respectivos arsenales. Si esto último se consiguiera significaría la restauración del régimen de control de armas y no proliferación que se ha ido deteriorando progresivamente. Puede parecer sorprendente pero esta idea ha estado en el plan del presidente Donald Trump para presionar tanto a Rusia como a China para que se sienten a negociar. Como hemos visto en otros asuntos, la actual Administración americana aspira a posiciones máximas y para conseguirlo no duda en poner en tela de juicio, denunciar o poner fin a mecanismos, procedimientos o tratados que considera obsoletos. Es cierto que esta manera de actuar causa pavor entre los dirigentes europeos que siempre quieren mantener a toda costa las estructuras existentes y que parece que funcionan, aunque realmente no sea así, y se convierten en “testigos silenciosos”, como hemos dicho en otro lugar, de las decisiones políticas americanas, que aún siendo unilaterales, siempre habrá un Rasmussen o un Stoltenberg que las quiera vender como unánimes, como tenemos en los casos recientes del despliegue de los sistemas antimisiles (ABM) en Europa o la retirada americana del Tratado INF. Esta manera de negociar que no entienden los europeos, ni tampoco los chinos, ya sea dicho de paso, es muy comprensible para la contraparte rusa, que siempre está dispuesta negociar si puede sacar algún rédito. Y para Moscú lo más importante es seguir manteniendo el régimen de estabilidad estratégica basada en los principios de paridad y equilibrio estratégico con los Estados Unidos. Que esté o no China en el Tratado no le es indiferente, en realidad no hará nada para que forme parte del mismo, pero si el mantenimiento del régimen de seguridad estratégica global está en juego, lo aceptará. Los dados están echados, ahora se admiten apuestas.

Jaznĕ že jo.

CONTINUAN LOS LANZAMIENTOS SATELITALES RUSOS

El mes de julio de 2019 fue un período intenso en las operaciones espaciales de Rusia, como dimos cuenta en sendas entradas tituladas QUINTO LANZAMIENTO DESDE EL COSMÓDROMO DE VOSTOCHNI Y OTRAS OPERACIONES DESDE PLESETSK Y BAIKONUR y ¿NUEVOS SATÉLITES INSPECTORES RUSOS EN EL ESPACIO? Pues bien, parece que agosto ha comenzado de la misma manera. El 5 de agosto de 2019 las Fuerzas Espaciales rusas (KO) llevaron a cabo el lanzamiento de un cohete portador Protón-M con una etapa superior Briz-M desde el cosmódromo kazajo de Baikonur poniendo en órbita con éxito y tomando el control desde las estaciones de tierra del cuarto satélite militar de comunicaciones de la serie Blagovets –que ha recibido la denominación oficial Kosmos-2539–para el servicio de las Fuerzas Armadas, como había anunciado el ministro de Defensa, general Sergei Shoigú, el 31 de mayo de 2019 según citamos en la entrada SATÉLITES CIVILES Y MILITARES RUSOS Y RÉGIMEN DE SANCIONES EUROPEAS del mes de junio de 2019. Los anteriores satélites de la constelación Blagovets se lanzaron en agosto de 2017 y abril y diciembre de 2018. Estos satélites han sido construidos por ISS Reshetnev y están basados en la plataforma Ekspress-2000, que también se ha usado para los satélites Ekspress y Yamal, tienen una masa de 3.227 kg, proporcionan enlaces de datos en las bandas Ka y Q entre las bases e instalaciones militares rusas, aunque también están equipadas para las comunicaciones civiles según ha confirmado el Ministerio de Defensa ruso, y tienen una visa operativa de quince años. Según anunciaron fuentes de las KO se trata del último lanzamiento militar que ha realizado Rusia desde Baikonur. A partir de ahora todas las operaciones para el Ministerio de Defensa pasarán al cosmódromo de Plesetsk, situado en la región de Arkhangelsk, al norte de la Rusia europea. El 22 de agosto de 2019 un cohete Soyuz-2.1a que despegó de Baikonur llevó por primera vez al espacio una nave Soyuz, la MS-14,  que transportaba suministros y equipos a la Estación Espacial Internacional (EEI), incluido un androide Skybot F-850 Fedor creado por la compañía rusa NPO-AT. Este lanzamiento no tripulado permitirá la certificación del conjunto cohete Soyuz-2.1 y nave espacial Soyuz, reemplazando al anterior cohete portador Soyuz-FG. Sin embargo, el 24 de agosto se produjeron problemas técnicos que impidieron que la nave Soyuz se enganchara de forma automática a la EEI, por lo que la operación se reprogramó para el día 27 de agosto mientras se trataba de solucionar el problema en el sistema de acoplamiento Kurs. Las modificaciones efectuadas dieron resultado y ese día la nave Soyuz pudo atracar de forma automática en la EEI.
Cuatro días después, el 30 de agosto de 2019, un cohete portador Rokot despegó de Plesetsk llenado un nuevo satélite geodésico Geo-IK-2 (Kosmos-2540) para el Ministerio de Defensa ruso. Dos horas después del lanzamiento el Ministerio de Defensa se confirmó que el satélite había entrado en órbita circunterrestre correctamente. Es preciso recordar que en febrero de 2011 se lanzó el primer satélite de este tipo pero debido a un fallo en el sistema de control de la etapa Briz-KM no pudo alcanzar la órbita correctamente y se perdió; sin embargo una segunda unidad se lanzó con éxito en junio de 2016 (Kosmos-2517) y se encuentra actualmente en servicio. De este modo, el Ministerio de Defensa ruso dispondrá de dos satélites Geo-IK-2 operativos destinados a realizar mediciones de alta precisión para actualizar los modelos cartográficos y precisar los parámetros geofísicos de la Tierra. 

Lidé nemají zabrany.

PRIMER VUELO DEL UCAS RUSO OKHOTNIK


En la entrada PRIMER VUELO DEL PAK-FA de febrero de 2010 anunciamos el primer vuelo –que había tenido lugar el 29 de enero anterior– del avión de combate ruso de quinta generación T-50, la propuesta de la Oficina de Diseño Sukhoi que había sido declarada ganadora del programa PAK-FA destinado a dotar a las Fuerzas Aéreas de Rusia de un nuevo avión de combate que sustituiría a los cazas Su-27 y MiG-29 de la generación anterior. El desarrollo del T-50 ha sido largo pero, por fin, ya con la designación militar de Su-57, el pasado 27 de junio de 2019 se firmó el contrato para la producción en serie de una primera tanda de 76 aparatos, con las primeras entregas a las Fuerzas Aeroespaciales rusas (VKS) previstas a finales de este año y la formación de una primera unidad de transición operacional en 2020. Sin embargo, los primeros ejemplares de serie no dispondrán todavía de algunos de los elementos innovadores del programa PAK-FA: el nuevo motor Izdeliye-30, que permite al avión vuelo a velocidad supercrucero, tampoco dispondrán inmediatamente de las nuevas armas creadas ex profeso para este avión, ni determinados equipos electrónicos que se irán integrando progresivamente durante el programa de construcción. Precisamente la India está a la espera de la entrada en servicio en Rusia para decidir la compra del nuevo avión de combate, programa conjunto del que se retiró en mayo de 2018 porque supuestamente no satisfacía los requisitos establecidos por la Fuerza Aérea india, en particular en lo que atañe a la aplicación de las tecnologías relacionadas con la detección reducida al radar o stealth
Pues bien, ahora ponemos una nueva efeméride con la finalidad de seguir este programa a lo largo del tiempo y comprobar si se cumplen las expectativas establecidas en el mismo. Se trata del primer sistemas de combate aéreo no tripulado (UCAS) pesado ruso, desarrollado también por Sukhoi para las VKS y destinado a operar conjuntamente con el avión tripulado Su-57 en ambientes de alta intensidad de la amenaza, especialmente actuando en paquetes de ataque contra objetivos muy protegidos. En efecto, el 3 de agosto de 2019 el Sukhoi Okhotnik ­–que también recibe la denominación de S-70 u Okhotnik-B– efectuó el primer vuelo que tuvo una duración de 20 minutos y durante los cuales el UCAS realizó varios circuitos al aeródromo militar. Pocos días después, el 7 de agosto de 2019, el Ministerio de Defensa ruso publicó un vídeo sobre dicha prueba que ponemos en esta entrada.


Las primeras imágenes de este avión de combate no tripulado se publicaron a finales de enero de 2019, despertando la curiosidad de los analistas que lo estaban siguiendo y las críticas sobre determinados aspectos de diseño, pero hay que recordar que se trata de un prototipo en fase de desarrollo. En esas imágenes ya se pudo constatar que se trata de un gran avión de 14 metros de longitud y 19 metros de envergadura con un peso que puede rondar las 20 toneladas. En imágenes captadas por satélite posteriores y fotografías tomadas durante la visita del presidente Putin a la base aérea de Akhtubinsk el 14 de mayo de 2019 se pudo comparar sus dimensiones siendo prácticamente del mismo tamaño que su “hermano” tripulado, el Su-57. De hecho, ambos aparatos comparten muchos componentes y equipos de abordo y, de hecho, uno de los prototipos del PAK-FA (el T-50-3) ha participado en el programa de desarrollo del UCAS de Sukhoi.

Hasta ahora, el Okhotnik es un avión dirigido por control remoto, pero en el futuro podrá actuar como un aparato completamente autónomo dotado de inteligencia artificial (IA), todo dependerá de la capacidad para desarrollar el software necesario. Pero los rusos también han demostrado sus capacidades en este campo: el 15 de noviembre de 1988 el avión espacial Burán –el equivalente soviético del transbordador espacial americano­– realizó un vuelo de dos vueltas a la órbita de la Tierra y efectuó el aterrizaje en modo completamente automático completando una misión de 205 minutos de duración sin ningún tipo de contratiempo. Nos hallamos, de nuevo, ante tecnologías disruptivas destinadas a cambiar la forma de enfrentar el combate.