GRANDES POTENCIAS, LANZAMIENTOS ESPACIALES E IMPACTO MEDIOMABIENTAL

Desde los inicios de la carrera espacial primero la Unión Soviética y, posteriormente, Rusia ha liderado el número de lanzamientos anuales de cohetes espaciales, tanto para fines gubernamentales propios como para clientes nacionales y extranjeros, representando este hito ininterrumpido la prueba de la excelencia de la industria espacial rusa. Sin embargo, en 2016 ha sido superada tanto por los Estados como por China en los lanzamientos espaciales: los Estados Unidos realizaron 22, China 20 y Rusia 18 –la Agencia Espacial Europea (ESA) se colocó en cuarto lugar con 9-. Pero es más, en los tres últimos años se ha producido un fuerte descenso en los lanzamientos de Rusia: 37 en 2014, 29 en 2015 y 18 en 2016. Esto se debe a varios motivos. Por un lado, desde 2010 la parte más importante de los recursos del programa espacial ruso se ha dedicado a la construcción del nuevo cosmódromo de Vostochny en el Extremo Oriente ruso cuyo primer lanzamiento tuvo lugar, precisamente, el 28 de abril de 2016. De este modo se conseguirá la independencia plena reduciendo o anulando la dependencia actual de Baikonur, que se encuentra más allá de las fronteras nacionales. Por otro, se ha llevado a cabo una profunda reestructuración de la industria espacial debido a los casos de ineficiencia e incluso de corrupción que han afectado a los programas espaciales –y que son una fuente de ingresos adicional para la industria espacial rusa-. Finalmente, como comentábamos en la reciente entrada AVANCES EN EL NUEVO PROGRAMA ESTATAL DE ARMAMENTOS DE RUSIA el gobierno ruso ha llevado a cabo una reducción del presupuesto de Roscosmos -actualmente de 23.421 millones de dólares- para ajustarlo a la caída del PIB de los dos últimos años. Sin embargo, se ha anunciado que se iniciará el desarrollo de una nueva estación espacial nacional, con independencia de la participación en los programas multinacionales que se puedan acordar en el futuro. En este sentido, ya se conoce la fecha aproximada para el colapso de la Estación Espacial Internacional, el programa espacial más importante desarrollado hasta ahora. Pero aquí también nos encontramos con un problema de consecuencias medioambientales incalculables: cuando la IEEE llegue al final de su vida operativa en 2028 será dirigida para que descienda hacia la Tierra y sus restos se hundirán en el océano Pacífico, en el área geográfica denominada “polo de la inaccesibilidad del Pacífico” -el lugar del océano que se encuentra más alejado de cualquier tierra firme se sitúa en el extremo sur de la Dorsal del Pacífico Oriental a 2.600 kilómetros de la Antártida y a 1.600 kilómetros de varias pequeñas islas oceánicas, y el fondo del océano se sitúa en ese punto a 3.700 metros de profundidad-. En esta zona reposan los restos de cientos de satélites y objetos espaciales hundidos en el océano a partir de 1971 por la NASA, Roscosmos, la ESA o más recientemente SpaceX, y entre ellos destacan por sus proporciones los restos de la estación espacial soviético-rusa Mir (hundida en 2001), constituyendo el mayor vertedero de basura espacial compuesto de todo tipo de materiales tóxicos, incluidas pilas de plutonio... y  que no se halla precisamente en el espacio. Más información el sitio web de Información de Defensa y Seguridad.