LA RELEVANCIA DE LOS ESTUDIOS DE SEGURIDAD Y DEFENSA EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL GLOBALIZADA

Contenido de la ponencia que presento en el simposio 942-Seguridad, defensa y sociedad en el siglo XXI. Dos visiones desde Europa y América Latina (54 ICA), Facultad de Derecho, 16 de julio de 2012.

"La seguridad ha sido, y es aún, el núcleo esencial de todos los actores sociales que se movilizan en el mundo internacional. La teoría de las Relaciones Internacionales, desde que comenzó a construirse como disciplina autónoma, de forma directa o indirecta siempre ha enfocado su estudio hacia lo que constituye su razón de ser: cómo los sujetos de la sociedad que analiza conservan su identidad en un medio social en permanente desequilibrio funcional y a través de qué medios conservan esta identidad.
Se ha de partir de un presupuesto teórico: el medio social que estudia una teoría de las Relaciones Internacionales, la que fuere, es un medio en constante inestabilidad, en el que confluyen factores económicos, políticos, sociales del mundo real y, por supuesto, del mundo en el que impera el cálculo simbólico, mítico y paralógico. Es, por tanto, una mezcolanza en la búsqueda de un patrón normalizado de conductas.
Consecuentemente, la seguridad de los actores del medio social y la defensa de su existencia son ejes fundamentales de cualquier estudio, general o particular, de cualquier teoría de las Relaciones Internacionales, sea la realista o la neorrealista, sea la que defiende la interdependencia funcional o el estructuralismo sistémico, sea la conductista, neoconductista, sistémica del equilibrio o estudiosa de los sistemas grupales.
En realidad, cualquier enfoque ha de tener en cuenta que los sujetos objeto de estudio se mueven, se conectan o influyen en un medio frágil, cambiante e inestable. Esto lo saben todos los analistas de la sociedad internacional. Por tanto, el escenario en que ocurren los acontecimientos está en cambio casi constante. Se pueden predecir tendencias, esbozar soluciones, pero nunca elaborar leyes fijas y estables o promover normas reguladoras permanentes. Cuando se ha intentado ocurren cosas como la Sociedad de Naciones o la Organización de las Naciones Unidas. Las Naciones Unidas son y se nos aparecen como una sociedad compuesta por Estados soberanos, libres e iguales, pero ordenada por un Directorio de cinco potencias que, en el momento de su creación, fueron ciertamente los cinco Estados más poderosos e importantes del mundo. En la sociedad internacional que se erigía, los problemas de seguridad y de defensa continuarían existiendo pero el Directorio se ocuparía de intervenir de inmediato ante las amenazas a la seguridad de cualquier Estado y en defensa de su integridad multicausal. Sería por tanto, el verdadero "fin de la historia" de la sociedad en perpetua amenaza, la estabilidad absoluta en medio del caos histórico, el Nuevo Orden Mundial definitivo.
Pero como todos los teóricos de las Relaciones Internacionales saben, no ha sido así.
Este fracaso nos retrotrae a un orden antiguo en el que la política, la defensa y la seguridad de los Estados, considerados como entes individuales, alteran el panorama de la estabilidad social.
Hay que replantear materias tales como los sistemas de alianzas, las potencias emergentes, los Estados fallidos, dónde pueden y por qué pueden aparecer los nuevos conflictos, qué soluciones pueden darse a los cambios inesperados en la población mundial y la demografía, en la lucha por los recursos energéticos, en el espacio y el ciberespacio, cómo orientar el desarrollo tecnológico y la robotización de la guerra, en fin, volver a imaginar que estamos en la vieja escuela de la seguridad, la integridad y del equilibrio. Y esta no es solo una sociedad de Estados, es que en los Estados estamos las personas, la humanidad, nada menos."

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