NUEVA ESTRUCTURA DE PODER DEL SISTEMA INTERNACIONAL GLOBAL

La crisis económica y financiera que está asolando a las economías occidentales impone recortes masivos en los presupuestos de defensa de los Estados Unidos y de las otras potencias que habían detentado hasta ahora el poder en el sistema internacional. Al mismo tiempo, las nuevas potencias emergentes se encuentran inmersas en programas acelerados de rearme y expansión de sus capacidades militares especialmente en el orden estratégico, así ocurre con China, India, Brasil o Turquía. ¿Hacia dónde va la seguridad de Occidente?
Mientras Rusia sigue amenazando y creciendo en capacidad operativa convencional y nuclear, igual que China, los Estados Unidos han fracasado en su función hegemónica, lo que lleva a reflexiones de alcance: primero, el eje atlántico se debilita en proporciones formidables y, segundo, el enemigo estratégico real, que sería una eventual coalición formada por las potencias emergentes, progresa en proporción inversa al decrecimiento americano. Estos cambios en la estructura internacional ponen de manifiesto el inexorable cumplimiento de la tesis sistémica del equilibrio. Ahora el sistema internacional se compone de tres regímenes: el euroatlántico actualmente en retroceso, el asiático en manos de China-Rusia-Estados Unidos en situación de equilibrio precario y el régimen de inestabilidad periférica en manos de India-Pakistán-Irán-Brasil bajo la influencia decisiva de China y Rusia.
¿Qué ocurre con los Estados europeos hasta ahora inmersos en las dinámicas de la integración? Realmente, los europeos asisten expectantes a la redistribución del poder entre las grandes potencias y las emergentes. Bien entendido que a los dirigentes europeos lo que les interesa es la prolongación al máximo del sistema unipolar de la posguerra fría: la comunidad de valores que han compartido con los Estados Unidos ha hecho aceptable un sistema imperial en el que la gran potencia se hacía cargo de la seguridad continental. Como reacción al retroceso americano, los gobiernos europeos han decidido tomar su propio camino desarrollando los pasos necesarios para crear un sistema de seguridad autónomo. Pero este sistema no puede funcionar por sí solo, sencillamente porque no reúne las capacidades de poder necesarias para mantenerse. Por ello, los Estados europeos ahora consideran aceptable una nueva relación estratégica con Rusia. Esta es la idea que subyace en la propuesta de Tratado de Seguridad Europea que formuló el Presidente Medvédev el 29 de noviembre de 2009.
La imagen que resume el Acuerdo de definimos como "Yalta-2":
Fuente: Ria-Novosti. Dmitry Astakhov.

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