«LA TRANSICIÓN DE UNA HEGEMONÍA IMPERFECTA A UN SISTEMA MULTIPOLAR INESTABLE»

Este es el título del ensayo más reciente que se ha publicado en forma de Cuaderno de Trabajo Nº 1/2024 de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) del Ministerio de Defensa de Chile en el que desarrollo la tesis de que el sistema internacional global está pasando una etapa de tensiones, crisis, conflictos y guerras que se producen cada vez con mayor frecuencia y de forma acelerada. La rápida sucesión de eventos conflictuales permite anticipar que nos hallamos inmersos en un período de cambios que afectan a la estructura de poder mundial, al equilibrio de poder y a los regímenes de seguridad, tanto internacional como regionales. No se puede descartar que estemos a las puertas de una modificación trascendental en las partes que componen el sistema global o incluso en las fases iniciales de un conflicto a gran escala que pueda desembocar en un enfrentamiento decisivo. En este sentido, se trata de un canto a los fundamentos de la doctrina realista como son el poder, la influencia, el uso de la fuerza y la violencia y su capacidad para entender y explicar los procesos de transición en las relaciones internacionales. El ensayo se estructura en una breve introducción, un primer epígrafe dedicado al paso de la hegemonía imperfecta a la inestabilidad compleja, el segundo sobre China como potencia retadora en el sistema internacional globalizado, tercero sobre Europa ante la competición entre las grandes potencias, cuarto dedicado a analizar la vigencia del poder estatal en un mundo en cambio, quinto en el que plantea la existencia de un nuevo orden multipolar complejo e inestable, para terminar con unas reflexiones finales que, necesariamente son abiertas y que solo el paso del tiempo y la evolución de los acontecimientos internacionales demostrarán si eran correctas o no. Además, se incluye un importante aparato de notas (referencias, citas y bibliografía) que, para hacer más fácil la consulta del lector, se sistematizan en una bibliografía al final del cuaderno. 

Referencia bibliográfica completa: Pérez Gil, L.: «La transición de una hegemonía imperfecta a un sistema multipolar inestable», Cuaderno de Trabajo ANEPE núm. 1, 2024, en: https://unofar.cl/wp-content/uploads/2024/03/Cuaderno-de-trabajo-N%C2%B01-2024-ANEPE.pdf 

“Haces que todas las palabras tengan sentido, unidas, seguidas, ordenadas.” 

Marina: “To Be Human”.

EL RIESGO DE UNA GUERRA NUCLEAR CON RUSIA

El 29 de febrero de 2024 durante su tradicional discurso anual a la Asamblea Federal en Moscú, Vladimir Putin volvió a advertir a las potencias occidentales sobre las potenciales consecuencias que tendría una intervención directa de éstas en la guerra en Ucrania. Su extenso discurso (disponible completo aquí) tuvo tres partes principales, pero que están íntimamente ligadas entre sí (la retórica de la guerra en Ucrania en defensa de la soberanía, la permanencia de Rusia como gran potencia y los objetivos de desarrollo nacional a largo plazo) y cuyo resultado final se resume en dos ideas fundamentales: la defensa de la soberanía y la autosuficiencia son una tarea permanente y todas las acciones del gobierno ruso están orientadas a entregar un país estable y basado en el bien común a las generaciones futuras. Es precisamente en esa defensa de la soberanía, que no se acota sólo a su territorio reconocido internacionalmente, sino que se extiende también a aquellos territorios históricamente rusos o con presencia significativa de ciudadanos rusos o de origen ruso y que han sido definidos como su extranjero cercano, áreas en las que Rusia estaría llamada a ejercer poder e influencia y que, en última instancia, garantizarían la seguridad de sus fronteras internas, en una suerte de zona de amortiguación (buffer zone) que alcanzó su máxima expansión durante la Guerra Fría, con su presencia militar permanente en Alemania Oriental y la creación del Pacto de Varsovia. Como en esa época, también ahora las autoridades rusas estiman que su zona de amortiguación debe y puede ser defendida con armas nucleares. De ahí, las reiteradas referencias a la existencia y vigencia de sus armas nucleares como mecanismo de disuasión por parte de las principales autoridades y funcionarios rusos desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 -véase la entrada LAS ADVERTENCIAS SOBRE DISUASIÓN ESTRATÉGICA DE RUSIA CON OCASIÓN DE LA INVASIÓN DE UCRANIA, de febrero de 2022-. Estas advertencias están dirigidas contra Occidente y, en concreto contra los países de la OTAN que, con su apoyo a Ucrania, impiden alcanzar los principales objetivos rusos, entre ellos su sometimiento y neutralización. Por tanto, como hemos dicho en otras ocasiones, para el bando ruso la guerra en Ucrania tiene un carácter existencial, porque afecta a sus intereses nacionales (de seguridad), mientras que para el Bloque Occidental, encabezado por los Estados Unidos, es sólo un modo para desgastar a Rusia (guerra por delegación o proxy war) y lograr que deje de ser una amenaza para sus vecinos. Al contrario que en el primer caso, en el que es concebible que Rusia pueda combatir durante años aplicando todos los recursos del Estado, es decir, asumiendo cualquier costo, el segundo es inalcanzable simple y sencillamente porque no se puede derrotar (o someter por la fuerza) a una gran potencia nuclear que, en el caso de Rusia, es necesario recordarlo, acumula el mayor arsenal nuclear del mundo y que junto con los Estados Unidos cuentan con el noventa por ciento de las armas nucleares existentes -véase la entrada ARSENALES NUCLEARES DE LAS GRANDES POTENCIAS EN 2023: ENTRE LA AMENAZA NUCLEAR RUSO-AMERICANA Y LAS FALACIAS SOBRE CHINA de junio de 2023-. Ante esta evidencia, Putin afirmó en su discurso del 29 de febrero de 2024 que “Occidente se ha olvidado de las consecuencias que tiene una guerra”, que “piensan que son dibujos animados” y “eso les hace perder la razón y crear riesgos para todos” (argumentos que ya fueron puestos sobre la mesa por el académico ruso y antiguo asesor presidencial Sergey Karaganov en sendos artículos publicados en junio y octubre de 2023). Sin embargo, algunos dirigentes europeos (los antiguos testigos silenciosos) apelan a continuar escalando contra Rusia, a atacar objetivos en el interior del territorio ruso y, a más, desplegar fuerzas militares en territorio ucraniano para tratar de sostener el frente, pero que se convertirían inevitablemente en objetivo de las armas rusas. Estas posiciones ponen de manifiesto dos cuestiones fundamentales en la teoría de las relaciones internacionales: la primera es que desconocen el poder limitador del conflicto que tienen las armas nucleares y, segunda, la ausencia del interés nacional en el cálculo de sus decisiones. Pero, ambas tienen un curso que lleva a un enfrentamiento directo con una gran potencia nuclear. Por tanto, un conflicto de estas características tendría como resultado previsible el empleo masivo de armas nucleares, con las consecuencias que pusieron de manifiesto los bombardeos atómicos americanos de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Se debe descartar, como hemos dicho en reiteradas ocasiones, la falacia de que es posible combatir (y ganar) una guerra nuclear limitada, porque, una vez iniciada, se desconoce el punto más alto de la escalada y los poseedores de dichas armas no estarán dispuestos a perder una guerra de tales características, además de que, conceptualmente, la idea de la guerra nuclear limitada fue rechazada por los dirigentes soviéticos y después por los rusos -sobre este debate véanse las entradas ARMAS NUCLEARES Y CONFLICTOS ASIMÉTRICOS: PERSPECTIVAS DE EMPLEO de mayo de 2015 y DE VUELTAS CON LA IDEA DE GUERRAS Y ATAQUES PREVENTIVOS de octubre de 2018. Esta concepción se plasma en los Fundamentos de la política estatal sobre disuasión nuclear de 2 de junio de 2020 -véase la entrada LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE EMPLEO DE ARMAS NUCLEARES DE RUSIA, UNA APUESTA POR EL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA de junio de 2020- y es la que sirve de fundamento a Putin para afirmar el 29 de febrero de 2024 que el arsenal nuclear ruso tiene un nivel de disponibilidad total y que tienen la capacidad (y también la voluntad) para escalar hasta el punto más alto y combatir una guerra con armas nucleares bajo la premisa de que nadie podrá ganar porque el resultado será la desaparición de la civilización. Sin embargo, desde el lado occidental, se obvian las consecuencias que entrañan en sí mismas el peligro de un conflicto nuclear ilimitado. Como es propio de los dirigentes rusos, sus advertencias suelen ir seguidas de actos de demostración para tratar de mantener la vigencia de la disuasión nuclear. De este modo, el 1 de marzo de 2024 (un día después del discurso de Putin en Moscú) las Fuerzas de Misiles Estratégicos (RVSN) ejecutaron un ejercicio de preparación para el combate. Una tripulación perteneciente a la 14ª División de Misiles de Yoshkar-Ola, en los Urales, llevó a cabo el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) RS-24 Yars móvil desde un sitio de pruebas en Plesetsk, en el norte de la Rusia europea -vídeo del lanzamiento disponible aquí-. El misil voló unos seis mil kilómetros hasta que sus ojivas inertes alcanzaron los objetivos programados en el polígono de pruebas de Kura, en Kamchatka, en Extremo Oriente. Ahora bien, ni esta prueba es nueva ni es una sorpresa, sino que forma parte de las actividades regulares que realizan todos los componentes de las fuerzas de disuasión nuclear con la finalidad de validar el funcionamiento de los sistemas de mando y control y lanzamiento -véase la entrada GROM-23: EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL de octubre de 2023- y, casi más importante, mostrar a terceros esas capacidades, de tal modo que las armas nucleares sigan cumpliendo su misión primordial: evitar la guerra entre grandes potencias. Entonces, las cuestiones que se plantean son: ¿estamos preparados para afrontar una guerra contra Rusia? ¿somos conscientes de las consecuencias que podría tener tal guerra? ¿quiénes están adoptando tales decisiones? ¿Nos veremos arrastrados a una guerra donde no nos jugamos nada, en aras de una lucha entre las grandes potencias por la supremacía mundial?  

 Eli & Fur: “Something Was Real.”

PUTIN EN LA FÁBRICA DE AVIONES DE KAZÁN: MENSAJE ESTRATÉGICO EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA

El 21 de febrero de 2024 durante una intensa jornada de trabajo el presidente ruso, Vladimir Putin, realizó una visita a la Fábrica de Aviones de Kazán (KAZ), en la república de Tartaristán, donde se producen grandes aviones civiles y militares de Tupolev. En concreto, Putin, acompañado entre otros por el viceprimer ministro Denis Manturov, el ministro de Defensa general Sergey Shoigú, el director general de Rostec Sergey Chemezov y el director general la Corporación Aeronáutica Unificada (OAK) Yury Slyusar, recorrió un hangar de gigantescas dimensiones en el que estaban aparcados lado a lado cuatro bombarderos estratégicos supersónicos Tu-160M, dos de la versión M1, que son modernizaciones de células básicas de Tu-160 (numeral de costado 06 Rojo Ilya Muromets y 07 Rojo Alexander Molodchy) y los dos primeros M2, aparatos de nueva construcción (22 y 23 Rojo). Además, subió a uno de ellos por la escalerilla de acceso situada en el tren de aterrizaje delantero hasta la cabina de pilotaje y al día siguiente voló en el Ilya Muromets (actos típicos del personaje). Cada uno de estos bombarderos cuenta con dos bodegas equipadas con sendas tolvas rotativas para seis misiles de crucero con ojiva convencional o nuclear, con un alcance de 5.500 km. En concreto, los dos Tu-160M2 son los primeros aparatos de un ambicioso programa de adquisición de cincuenta unidades destinadas a sustituir a los vetustos pero efectivos Tu-95MS (como están demostrando en la campaña aérea contra Ucrania) y a los Tu-160 actualmente en servicio, renovando completamente la flota de bombarderos como componente básico de la triada estratégica nuclear -la entrada anterior del blog, de este mismo mes, está dedicada a la renovación del componente naval: BOTADURA DEL OCTAVO SSBN RUSO CLASE BOREY-. Sin embargo, el contexto de la industria aeronáutica rusa es extraordinariamente complejo y enfrenta retos comparables a los que sufrió tras la desaparición de la Unión Soviética a principios de los años noventa. Esto es así porque se trata de uno de los sectores de la economía rusa que ha sufrido un mayor impacto por las sanciones occidentales debido a la prohibición expresa de cualquier tipo de colaboración (compra, alquiler, mantenimiento, reparación, servicios, repuestos o apoyos) entre las grandes empresas aeronáuticas occidentales (esencialmente Airbus y Boeing, pero no son las únicas) y las empresas aeronáuticas y líneas aéreas rusas. Para reaccionar a esta situación de bloqueo el gobierno ruso aprobó un Plan Federal de Desarrollo de la Industria Aeronáutica hasta 2040 que demandará una fortísima inversión financiera que saldrá, en su mayor parte, procedente del Fondo de Bienestar Nacional. Los hitos de producción son muy exigentes y, en su estado actual, la industria aeronáutica rusa es incapaz de satisfacer las demandas planteadas tanto por la planificación gubernamental como por las necesidades operativas de las compañías aéreas. Al mismo tiempo, la continuación de la guerra en Ucrania requiere el mantenimiento de la producción de aeronaves militares (no se pueden desviar recursos del sector militar al civil), donde la mayor demanda se encuentra en helicópteros y aviones no tripulados (UAV) en todas sus versiones y cometidos. En este ámbito, Rostec parece que está respondiendo a las demandas operativas, ha duplicado la producción de helicópteros de combate y ha aumentado de forma exponencial la de UAV, especialmente en el segmento de municiones merodeadoras. A estos hay que añadir la importación de equipos de países que están prestando apoyo a Rusia. Es en este contexto en el que se tiene que entender la visita del presidente ruso a KAZ. Pero, además, hay implícito un mensaje estratégico dirigido a la OTAN y, por ende, a los Estados Unidos, como potencia rectora del Bloque Occidental y único oponente estratégico de Rusia: a pesar de todas las sanciones (el mismo día se anunció un acuerdo en el seno del Consejo de la UE sobre el decimotercer paquete de sanciones antirrusas), bloqueos y presiones a terceros países, la industria aeronáutica rusa es capaz de cumplir los hitos establecidos de renovación del componente aéreo de las fuerzas de disuasión estratégica, que garantiza la seguridad nacional frente a un intento de agresión por otra gran potencia por aplicación de la estrategia de la destrucción mutua asegurada. Y esta realidad desmonta completamente la retórica de Bruselas sobre las sanciones que, a pesar de ser “la munición de la UE” (Borrell) o tener como objetivo “destruir la economía rusa” (von der Leyen), no consiguen cambiar el curso de acción ruso en Ucrania, porque los dirigentes de las grandes potencias tratan de concertarse entre ellas, pero cuando no es posible aplican su poder y lo hacen con decisión.

Tchaikovsky: “Lago de los cisnes.”

BOTADURA DEL OCTAVO SSBN RUSO CLASE BOREY

El 3 de febrero de 2024 el comandante en jefe de la Marina rusa, el almirante Nikolay Evmenov, presidió en el edificio principal de producción de los astilleros Sevmash de Severodvinsk la ceremonia de botadura del octavo submarino nuclear estratégico (SSBN) Proyecto 955A K-555 Knyaz Pozharsky. Durante el acto, al que asistieron también el viceministro de Comercio e Industria, los directores generales de las principales empresas implicadas en su construcción (Sevmash y la Oficina de Diseño Rubin), autoridades regionales y altos oficiales de la Marina, el almirante Evmenov se deshizo en elogios sobre las capacidades técnicas, avances tecnológicos y poder de combate del nuevo submarino que se espera que entre en servicio este mismo año (tradicionalmente esto se lleva a cabo durante la última semana del año). Además, su propio nombre forma parte de un mensaje estratégico dirigido a Occidente: el príncipe Dmitry Pozharsky fue un caudillo ruso que liberó la ciudad de Moscú de la ocupación polaco-lituana durante el Período Tumultuoso, en el siglo XVII. Estas declaraciones no son ni baladíes ni expresan un sentimiento de superioridad injustificado. Los submarinos de cuarta generación de la clase Borey miden ciento setenta y siete metros de eslora, desplazan veinticuatro mil toneladas en inmersión y cargan hasta dieciséis misiles balísticos intercontinentales navales (SLBM) R-30 Bulavá con ojivas múltiples con una potencia explosiva combinada equivalente a quinientas treinta y tres bombas atómicas como la empleada por los Estados Unidos contra la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945 (la famosa Little Boy). Por tanto, este SSBN es no solo un prodigio tecnológico y la cumbre de la capacidad tecnológica rusa destinada a la guerra sino que tiene como misión fundamental garantizar una respuesta de proporciones catastróficas en caso de sufrir un ataque nuclear o convencional masivo (fuerza de contragolpe). Pero es que, además, es el octavo buque de su clase (siete más ya están en servicio en las flotas del Norte y del Pacífico), mientras que dos más están en construcción en Sevmash y se planea construir otros dos con el objetivo de contar con una fuerza homogénea de doce SSBN que asegure la paridad con los Estados Unidos. Esta fuerza de combate combinada estará en servicio antes de que haga lo propio el primer SSBN americano de nueva construcción de la clase Columbia, cuya fecha programada de entrega está en torno a 2032 -véase la entrada EL SSBN COLUMBIA COMIENZA A TOMAR FORMA, de enero de 2024-. Estos datos permiten centrar varias cuestiones fundamentales: primero, el afán del Poder Político ruso en garantizar el funcionamiento de la estrategia de disuasión nuclear; segundo, la decisión de mantener su estatuto de gran potencia militar y, además, la voluntad de continuar ejerciendo poder e influencia en el sistema internacional global. Pero, también ponen de manifiesto el fracaso de las políticas de Occidente contra Rusia, incluidas las sanciones antirrusas (las de 2014 y las aprobadas desde el 24 de febrero de 2022) para parar la agresión rusa contra Ucrania, dañar su economía y tratar de cambiar el curso de la política exterior de los dirigentes rusos. Sin embargo, al menos a corto plazo, estos objetivos no se han podido alcanzar, aunque los augures del belicismo no cejan en sus declaraciones de que no solo esto será así, sino que están en camino de destruir la economía rusa, provocar la inestabilidad del régimen putiniano y, finalmente, conseguir un cambio político que Rusia que les llevará a volver a comer de la mano de Occidente. Ahora bien, si por algo es apreciado el gobierno de Putin entre la mayoría de sus ciudadanos es porque llevó la estabilidad y un nuevo período de desarrollo al país después del período del capitalismo salvaje (y también de la apertura) de la era Yeltsin, en los años noventa del siglo pasado. Es difícil saber cuán sólido es el régimen que gobierna Rusia en estos momentos, pero dos cosas sí parecen claras: su decisión de continuar armándose (con armas de destrucción masiva) para garantizar su propia seguridad y la persistencia en la consecución de sus objetivos, casi al coste que sea necesario. Ambos objetivos combinados no auguran nada bueno para Occidente si el curso de acción final es el que lleva al enfrentamiento

Stepan Degtyarev: "Minin y Pozharsky" o "La Liberación de Moscú".